La definición más completa de felicidad parece ser la de la Dra. Sonja Lyubomirsky, profesora de psicología de la Universidad de California, que la identifica como:
“una experiencia de alegría y bienestar, combinada con la sensación de que la vida que vivimos es plena y tiene sentido”.
A pesar de que las condiciones de vida son mucho mejores que hace no tanto tiempo, los libros de autoayuda también han aumentado de forma desmesurada en los últimos años, llenando las estanterías de las librerías de consejos sobre cómo mejorarnos a nosotros mismos y vivir una vida más plena. Además de parecer una paradoja, este fenómeno demuestra hasta qué punto ha aumentado el interés por la búsqueda de la felicidad.

4 falsos mitos sobre la felicidad
A menudo nos preguntamos sin solución por qué no podemos ser felices. La paradoja de la búsqueda de la felicidad dentro de la sociedad del "sentirse bien" tiene su origen en 4 falsos mitos, relacionados con la idea que tenemos de qué es la felicidad y cómo alcanzarla:
1) “La felicidad es la normalidad”
Parece estar muy extendida en nuestra cultura la creencia de que el hombre nace para ser feliz y que, por tanto, la felicidad es la condición normal del ser humano. Sin embargo, si pensamos en cómo ha evolucionado la mente humana, nos damos cuenta de que la normalidad es otra cosa.
El objetivo primordial del hombre de las cavernas era sobrevivir: para ello, se hizo imprescindible aprender a prestar atención a todo lo que en el entorno pudiera suponer un peligro. Así, la mente humana se hizo cada vez más hábil para detectar y activarse ante amenazas reales o percibidas contra la propia vida.
Si para nuestros antepasados las principales amenazas eran los animales feroces o los fenómenos atmosféricos, hoy los peligros han adquirido una naturaleza diferente, aunque no menos amenazadora. Algunos ejemplos son:
- la pérdida del empleo;
- la exclusión social;
- el hacer el ridículo en público.
Nuestras mentes evolucionaron para permitirnos sobrevivir, no para ser felices.
2) “Si no eres feliz, no eres normal”
Si abrazamos la idea de que la felicidad es la condición humana normal, cada vez que no nos sentimos felices pensamos que hay algo que no va bien en nosotros, que estamos equivocados o que no funcionamos de la manera correcta. ¿Cuántas veces hemos pensado que somos las únicas personas que no conseguimos ser felices?
Mirando el contenido de las redes sociales, la vida de los demás nos puede parecer más interesante y satisfactoria que la nuestra. Sin embargo, las estadísticas dicen lo contrario; según datos de la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 7 personas en el mundo convive con un trastorno mental.

3) “Solo seré feliz si…”
A menudo pensamos que la felicidad está condicionada a la consecución de objetivos concretos, como un ascenso, un mayor estatus social, ganar más dinero o comprar determinadas prendas o accesorios.
Pero la realidad es que esta forma de pensar nos lleva a sobrestimar el impacto que estos acontecimientos tendrán en nuestras vidas: una vez que conseguimos lo que queremos, en la mayoría de los casos solo estaremos satisfechos durante un breve periodo de tiempo. De hecho, no tardaremos mucho en pasar de la euforia a la búsqueda de otra cosa que nos gratifique.
Este fenómeno, conocido como adaptación hedonista, se caracteriza por un efecto de habituación a los cambios fisiológicos y sensoriales.
4) “Para ser feliz hay que pensar en positivo”
La mayoría de los programas de autoayuda se basan en la idea de que cuanto más nos centremos en pensamientos positivos, más aumentará nuestra sensación de bienestar.
Sin embargo, si bien esta técnica funciona a corto plazo, tarde o temprano, a pesar de todos nuestros esfuerzos por alejarlos, en nuestra mente aflorarán pensamientos y emociones dolorosas, lo cual genera un efecto paradójico que aumenta nuestro sufrimiento.

¿Qué significa ser feliz?
Todos tenemos el objetivo de ser felices, pero a menudo tenemos una idea vaga de lo que realmente significa la felicidad para nosotros y de cómo alcanzarla.
Además de abandonar los falsos mitos que acabamos de comentar, para ser felices tenemos que empezar por definir específicamente qué significado le damos a esta palabra. En otras palabras, empezar a centrarnos en cuáles son los valores que dan sentido a las actividades, experiencias y metas a las que deseamos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo.





