El aburrimiento es un estado psicológico y existencial de insatisfacción, temporal o duradera, provocado por la ausencia de acción, el ocio o la realización de una actividad caracterizada por estímulos percibidos como repetitivos o monótonos.
En este artículo, exploramos qué es el aburrimiento, cómo la percibimos y cómo influye en nuestro crecimiento personal.
¿Qué es el aburrimiento?
En el ámbito de la psicología, la definición de aburrimiento nos ayuda a esclarecer algunos aspectos interesantes. El aburrimiento puede asociarse a una sensación de insatisfacción y a pensamientos como “no tengo ganas de hacer nada”. Esto hace que el individuo tienda a considerar este estado como ajeno, perjudicial y estático. La insatisfacción:
- nos pone en la tesitura de aceptar la realidad;
- nos empuja a evaluar detenidamente lo que tenemos y lo que necesitamos.
Sin embargo, el sentimiento de insatisfacción, asociado a la falta de acción, el ocio o la monotonía de la vida cotidiana, tiene solución: pasar a la acción y reapropiarnos de nuestra vida puede acabar con el sentimiento de aburrimiento.
El aburrimiento, como sentimiento estático y omnipresente, nos obliga a permanecer quietos, a suspender la acción. Nos asegura un espacio para pensar, para reflexionar recurriendo a un mundo hipotético, el mundo dentro del cual está configurada nuestra mente.
¿El aburrimiento es negativo?
Estamos acostumbrados a percibir los términos "insatisfacción", "ocio" y "monotonía" como términos con una connotación negativa. A menudo lo son, ya que el individuo los experimenta como egodistónicos, es decir, que no están en sintonía con su propio ser y sus límites identitarios.
Sin embargo, aportan una contribución válida, una ayuda necesaria e indispensable para reordenar las ideas y volver a actuar en el mundo. ¿Has pensado alguna vez cuántos proyectos nacen y se cultivan, en el mundo de las ideas, precisamente durante los periodos de aburrimiento, durante la ausencia de movimiento? ¿Has pensado alguna vez que en la ausencia de aburrimiento, en el caos de los acontecimientos, a menudo no hay espacio suficiente para pensar, para reflexionar de forma creativa?
¿Es el aburrimiento una patología?
Yo me abstendría de considerar el aburrimiento como un problema: todos experimentamos sensación de aburrimiento al menos una vez en la vida.
"Especialmente cuando era niño, el aburrimiento adoptaba formas completamente oscuras para mí y para los demás, que yo era incapaz de explicar y que otros, en el caso de mi madre, atribuían a trastornos de salud u otras causas similares". — Alberto Moravia
El aburrimiento es imprescindible cuando se asocia a la vida de una persona. Adopta un doble papel, nos obliga a detenernos y nos obliga a actuar. En este sentido, el aburrimiento es a la vez estancamiento e impulso, quietud y acción.
Los antiguos romanos se dedicaban amablemente al ocio, reclinados en sus triclinios, conversando y comiendo mientras miraban al espacio y bebían vino. Pero no pensamos en ellos como un pueblo de holgazanes que perdían el tiempo. El ocio, entendido de este modo, es una forma de parar, una práctica para recuperar recursos, para dar espacio a la mente. Por otra parte, sin una percepción profunda del aburrimiento, no habría necesidad de actuar y recurrir a la acción.
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El aburrimiento como obstáculo para el crecimiento personal
En algunos casos, la sensación de aburrimiento puede volverse crónica y, en cierto modo, existencial. En estas situaciones, el aburrimiento adopta un papel protector para el individuo. Evitar la acción, obstaculizar la planificación, permite refugiarse en un mundo donde todo está suspendido, imperturbable y controlable.
Si nada se mueve, todo está exactamente donde debe estar y como debe ser. En este sentido, actuar implica cambiar un equilibrio y, en algunos casos, también implica enfrentarnos a nuestras propias capacidades y habilidades. El aburrimiento puede convertirse así en un obstáculo para el crecimiento, una limitación para el potencial del individuo. El aburrimiento es preferible a enfrentarse a la realidad, es preferible a la amenaza de fracasar, la cual es a menudo ilusoria.
El aburrimiento hoy
¿Cuánto espacio se reserva hoy al aburrimiento? Las jornadas son tan ajetreadas que puede que ya no tengamos tiempo ni para aburrirnos. Los ritmos de trabajo, el entorno familiar y el uso de dispositivos hiperestimulantes no dejan mucho espacio para detenerse e incentivar una forma creativa de acercarse al entorno.
Estamos abrumados por un conjunto indiferenciado y variopinto de estímulos que, en las raras ocasiones en las que el aburrimiento consigue llegar a nuestra alma, nos asusta y nos atemoriza. Sentimos que debemos actuar al instante, que debemos deshacernos de esa oscura sensación que nos deja inmóviles y momentáneamente sin sentido. Abrazar el aburrimiento es el primer paso para introducir algo nuevo, para crear dinamismo y nuevos proyectos.
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