Mantenerse físicamente activo nunca ha sido tan importante. Con menos desplazamientos a la oficina y más trabajo remoto, muchos corremos el riesgo de reducir la actividad física y sufrir los efectos negativos que esto puede tener en la salud mental. El ejercicio favorece la función cerebral al regular las hormonas del estrés y mejorar la comunicación entre las regiones que controlan el estado de ánimo, la motivación y la memoria. Incluso actividades sencillas como caminar, montar en bicicleta, trotar o hacer jardinería ayudan al cuerpo a manejar mejor el estrés y a fortalecer la resiliencia mental.
Pero la actividad no puede depender solo del esfuerzo personal: el entorno en el que vivimos también juega un papel clave. Las ciudades con espacios verdes, rutas seguras para caminar o andar en bici y gimnasios asequibles fomentan el movimiento y facilitan que los residentes se mantengan activos.
Para entender cómo las ciudades españolas promueven estilos de vida activos y apoyan el bienestar mental, hemos creado el índice ciudades activas. Este clasifica a las 23 ciudades más pobladas de España según sus oportunidades y motivación para la actividad física. Usando factores como la densidad de gimnasios, los hábitos de caminar o pedalear, las rutas para correr, la presencia de espacios verdes y el interés por el fitness en internet, mostramos no solo dónde es posible estar activo, sino también dónde la gente elige hacerlo.
Las ciudades más activas de España
Los españoles hacen más ejercicio que antes. La última encuesta de hábitos deportivos muestra que seis de cada diez personas practicaron deporte en el último año, más de la mitad lo hizo semanalmente y casi una cuarta parte se mantuvo activa a diario. Muchas de las rutinas iniciadas durante la pandemia se han mantenido, marcando un cambio lento pero constante frente al sedentarismo
Pero no todos tienen las mismas oportunidades de ejercitarse. Algunas ciudades lo facilitan gracias a una abundancia de gimnasios, rutas seguras para la bicicleta y amplias zonas verdes.
En lo más alto del ranking aparece la inesperada L’Hospitalet de Llobregat. Con apenas un 9,6% de su suelo destinado a zonas verdes, no parecería una favorita. Pero la ciudad compensa con accesibilidad: cuenta con la mayor densidad de gimnasios de España (110 por cada 100.000 habitantes) y algunas de las cuotas más asequibles, de menos de 30 € al mes. L’Hospitalet demuestra que la combinación de precio y acceso puede superar las limitaciones ambientales, creando oportunidades reales para mantenerse activo.
La capital, Madrid, también muestra un rendimiento destacado. Más de una cuarta parte de sus habitantes se desplaza caminando o en bicicleta al trabajo, cuenta con gimnasios relativamente asequibles y registra uno de los niveles más altos de búsquedas online sobre fitness del país. Aquí, el impulso urbano y las tendencias de estilo de vida se combinan para aumentar tanto la práctica como el interés por el ejercicio.
Quizá el caso más llamativo sea el de Vitoria-Gasteiz. Con un 80% de la población caminando o pedaleando al trabajo (la cifra más alta de España con diferencia) y más de la mitad de la ciudad formada por espacios verdes, se erige como un modelo de diseño urbano activo. Esta combinación de infraestructura y cultura convierte el movimiento en parte natural de la vida diaria.
Otras ciudades, como Valencia, Barcelona y Bilbao, también destacan gracias a su equilibrio entre espacios verdes, transporte activo y oportunidades deportivas. Estos núcleos urbanos muestran que, cuando la infraestructura, la asequibilidad y el estilo de vida se alinean, las ciudades pueden generar vías naturales para que los residentes se mantengan activos.
Las ciudades menos activas de España
Aunque crece la conciencia sobre la importancia de mantenerse activo, las ciudades españolas siguen enfrentando barreras estructurales. Cerca del 60% del espacio público en las grandes urbes está ocupado por vehículos privados, lo que reduce las posibilidades para caminar, pedalear o recrearse. Esta dependencia del coche también alimenta la contaminación del aire y del ruido, afectando tanto a la salud física como mental. El impacto es más evidente en las ciudades menos activas del país.
En lo más bajo del ranking aparece Murcia. A pesar de contar con más del 57% de su territorio como zonas verdes (la cifra más alta entre las menos activas), solo dispone de un gimnasio por cada 100.000 habitantes. Sumado a una tasa de actividad del 28,6%, esto sugiere que, aunque los espacios existen, el predominio del coche y la falta de infraestructura dificultan que los ciudadanos incorporen el ejercicio a su día a día.
Córdoba afronta problemas similares. Un 25% de sus residentes camina o pedalea al trabajo, pero las tasas de obesidad siguen siendo altas y solo hay seis gimnasios por cada 100.000 habitantes. Gran parte del diseño urbano prioriza el coche, lo que limita las opciones de transporte activo a quienes ya viven cerca de sus lugares de trabajo.
En las islas, Las Palmas de Gran Canaria muestra la brecha entre potencial y realidad. Aunque casi la mitad de la ciudad está formada por zonas verdes y el interés online por el fitness es elevado, la baja densidad de gimnasios y las altas tasas de obesidad ponen de manifiesto las limitaciones de una infraestructura dependiente del coche.
Vigo y Málaga completan el grupo de las cinco menos activas. Ambas cuentan con costa y un clima relativamente benigno, pero el tráfico rodado domina el espacio urbano, desincentivando el transporte activo. Pese a disponer de rutas y espacios al aire libre, la cultura del movimiento diario aún no se ha consolidado.
Francisco Rivera Rufete, psicólogo y director clínico de Unobravo, explica:
“Cuando los coches dominan los espacios urbanos, el movimiento deja de formar parte de la vida diaria. Incluso si existen zonas verdes, si no están conectadas por rutas seguras y accesibles, a la gente le cuesta convertir la actividad en un hábito. Sabemos que el entorno facilita o frustra la adherencia al cambio. Esto tiene consecuencias no solo para la salud física, sino también para el bienestar mental, ya que el movimiento regular es un poderoso amortiguador frente al estrés y puede tener un efecto protector. Diseñar ciudades para las personas, y no solo para los vehículos, es esencial si queremos construir comunidades más saludables.”
Cómo la actividad física impulsa el bienestar mental
Mantenerse activo no tiene por qué significar correr maratones o levantar grandes pesas. Incluso los movimientos cotidianos como ir caminando al trabajo, andar en bicicleta o estirarse en casa pueden tener un gran impacto en la mente. La actividad regular puede favorecer tanto la salud física como el bienestar mental de varias formas:
Reduce el estrés y la ansiedad: “El movimiento regular puede ayudar a disminuir los niveles de hormonas del estrés, como el cortisol, y puede permitir que el cuerpo procese la tensión de manera más efectiva. Incluso ejercicios suaves, como caminar o hacer yoga, pueden calmar el sistema nervioso y reducir las sensaciones de preocupación e inquietud.”
Mejora la calidad del sueño: “La actividad física regula los niveles de energía y respalda el ciclo natural de sueño y vigilia. Quienes hacen ejercicio suelen dormirse más rápido, descansar de forma más profunda y despertarse con más energía.”
Mejora el ánimo y la autoestima: “El ejercicio estimula la liberación de endorfinas, las sustancias químicas del cerebro que generan bienestar, lo que eleva el estado de ánimo. Con el tiempo, fijar y alcanzar metas de actividad, por pequeñas que sean, también refuerza la confianza y la autoestima.”
Aporta una distracción saludable: “Practicar actividad física ofrece un respiro mental frente a las presiones diarias. Ya sea salir a correr, asistir a una clase de baile o participar en un deporte en equipo, el movimiento crea un espacio para despejar la mente y reducir pensamientos negativos o repetitivos.”
Fomenta la interacción social: “Las actividades en grupo o los deportes en equipo generan un sentido de comunidad y conexión. Este apoyo social fortalece la resiliencia, combate la sensación de aislamiento y contribuye al bienestar emocional a largo plazo.”
Incorporar movimiento a la vida diaria no requiere una transformación radical del estilo de vida. Pequeños pasos constantes son suficientes para marcar la diferencia. Al reducir el estrés, mejorar el ánimo y reforzar las conexiones sociales, la actividad física se convierte en una de las formas más simples y efectivas de proteger la salud mental. Cuando el ejercicio se integra de manera natural en la rutina, se transforma en la base de un bienestar duradero.
Fuentes y metodología
Para identificar las ciudades más activas de España, Unobravo analizó los 23 municipios más poblados, clasificándolos según los siguientes factores:
- % de espacios verdes
- Número de gimnasios (Google Maps API)
- Número de rutas para correr o caminar
- % de personas que van al trabajo caminando o en bicicleta
- Coste mensual de un gimnasio
- Tasas de obesidad por región
- Tasa de población activa por región
- Búsquedas relacionadas con el fitness (Google Keyword Planner)
Todas las métricas se ponderaron por igual para calcular una puntuación final del índice ciudades activas sobre 10.