Toda relación de pareja es como un organismo vivo: nace, crece y atraviesa distintas etapas, cada una con sus propios retos y alegrías. Y como cualquier organismo, necesita alimento y cuidados constantes para desarrollarse. ¿El alimento principal? La comunicación en la pareja.
Una comunicación sana y abierta es esencial para proteger el bienestar del vínculo, especialmente durante los cambios o los momentos de crisis.
El arte de la comunicación en la pareja: una habilidad que hay que cultivar
La gente suele pensar que saber comunicarse es un talento innato, pero la realidad es mucho más alentadora: se trata de una habilidad que se puede aprender y perfeccionar con el tiempo. La comunicación eficaz es el puente que nos permite llegar a los demás, expresar quiénes somos y escuchar a quienes tenemos delante. Sin este puente, es difícil desarrollar una buena intimidad y construir una conexión profunda y auténtica.
Desarrollar estas habilidades requiere una especie de "entrenamiento" suave y constante. No se trata de seguir reglas rígidas, sino de adoptar nuevos hábitos que, paso a paso, pueden conducir a una comunicación de pareja más fluida, auténtica y menos conflictiva.
Paso 1: abandonar el campo de batalla
Ante una discusión, el primer paso es recordar que no se trata de una batalla en la que exista un ganador y un perdedor. El objetivo no es tener razón, sino entenderse. Por eso es fundamental renunciar a la necesidad de tener razón y de tenerla a toda costa. Esto no significa someternos pasivamente o negar nuestros sentimientos de enfado o frustración, sino estar abiertos a la idea de que el punto de vista de nuestra pareja tiene valor y merece ser escuchado y considerado con respeto.
Paso 2: hablar de uno mismo, no del otro
Durante una conversación, las únicas cosas de las que podemos estar absolutamente seguros son las que tienen que ver con nosotros mismos:
- nuestros pensamientos,
- nuestros sentimientos,
- nuestras percepciones.
Asumir que sabemos lo que la otra persona está pensando o sintiendo es un atajo que nos lleva fácilmente a culparnos mutuamente, a no empatizar y a evitar mirar en nuestro interior. El verdadero cambio se produce cuando conseguimos mantener el foco en nosotros mismos y encontramos el valor de compartir nuestras necesidades más profundas y nuestros sentimientos con nuestra pareja, incluso aquellos que nos hacen sentir vulnerables. Esto crea una intimidad auténtica.
Al mismo tiempo, es esencial prestar atención a cómo hablamos. Por ejemplo, podemos preguntarnos: "¿Utilizaría este tono de voz y estas palabras con un amigo o un colega?". A menudo, con la persona a la que más queremos, olvidamos ese respeto básico que reservamos a los demás. Recordarlo puede transformar radicalmente la dinámica.
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Sin embargo, por desgracia, en algunas relaciones se desarrolla una forma particular de comunicarse que tiene muy poco de especial y que a menudo incluye comportamientos ofensivos que surgen de dinámicas de poder o sufrimiento.
Esta afección, conocida en los manuales de diagnóstico como la CIE-10 con el nombre de "problemas en la relación con el cónyuge o pareja", describe circunstancias en las que los problemas de pareja se convierten en el centro de la atención clínica. En este marco, el foco de atención se desvía de la resolución del problema a culparse mutuamente, en un círculo vicioso en el que se tiende a:
- pasar al ataque, en lugar de expresar una necesidad;
- culpar, en lugar de asumir la parte de responsabilidad que a uno le corresponde;
- criticar a la persona, en lugar de hablar del comportamiento concreto;
- quejarse a la otra persona de forma genérica;
- ser exigente y prepotente, en lugar de pedir las cosas con respeto.
Por lo tanto, es fundamental pararse y preguntarse "¿hablaría así a otra persona?". Al fin y al cabo, la pareja —además de ser una persona especial con la que hemos elegido para compartir nuestra vida— también es una persona como cualquier otra.
Paso 3: practicar la escucha activa y la empatía
Durante una discusión, es fácil quedarnos atrapados en nuestra cabeza, centrados únicamente en lo que oímos y queremos decir. En esos momentos, somos poco conscientes del mundo interior de nuestra pareja. Por eso escuchar es tan importante. Practicar la escucha activa significa optar por detener nuestro diálogo interior momentáneamente para dejar espacio al otro. Sin este paso, toda discusión corre el riesgo de convertirse en un monólogo a dos voces, destinado inevitablemente a estancarse.
La escucha activa e incondicional es la clave para comprender de verdad a la persona que amamos. Significa escuchar para comprender, no para responder. Requiere dejar de lado, aunque sea por unos instantes, nuestro propio punto de vista para dar cabida al de nuestra pareja y aceptar sus sentimientos sin juzgarlos. Cuando conseguimos "dejarnos a un lado", hacemos un gesto de gran apertura y nos acercamos realmente a la otra persona.
Paso 4: de la comprensión a la solución compartida
Cuando podemos escuchar de verdad al otro, ocurre algo casi mágico: la realidad se amplía. El problema ya no es solo "mío" o "tuyo", sino que se convierte en "nuestro", enriquecido con nuevos significados y matices. Esta comprensión mutua allana el camino a la colaboración, haciendo que ambas partes estén más dispuestas a encontrar una solución compartida.
Este nivel de comprensión ayuda a aclarar gran parte de la confusión que esté presente dentro de la pareja y a eliminar muchos malentendidos y malas interpretaciones que pueden alimentar la confusión.
Llegados a este punto, la pareja puede mirar con otros ojos lo que ha sucedido. Es un momento valioso para reflexionar sobre lo que se ha aprendido sobre uno mismo, la pareja y las dinámicas que se establecen entre ambos. Entonces será más fácil reconocer no solo el problema externo, sino también las reacciones personales que alimentan el conflicto, y empezar a apagarlas juntos.
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Problemas de comunicación en la pareja: el papel de la terapia
A veces, a pesar de las mejores intenciones, la dinámica de pareja puede estancarse. Si sientes que estás dando vueltas en círculos sobre las mismas discusiones y el cansancio supera la alegría de estar juntos, pedir ayuda no es un signo de fracaso, sino un acto de gran amor y valentía hacia vuestra relación. Un metaanálisis que examinó 58 estudios confirmó que la terapia de pareja tiene un efecto significativo en la satisfacción de la relación (Roddy et al., 2020).
Un proceso de terapia de pareja, también online, puede ofrecer un espacio seguro y neutral en el que un profesional puede ayudaros a:
- desarrollar técnicas de comunicación nuevas y más eficaces para contribuir a una comunicación más efectiva en la pareja;
- comprender las necesidades profundas y las heridas emocionales que se esconden detrás de los conflictos;
- encontrar un equilibrio más sano y satisfactorio para ambos.
Darse la oportunidad de mejorar la relación es uno de los mejores regalos que podéis haceros como pareja. Si creéis que ha llegado el momento de embarcaros en este viaje, con Unobravo podéis encontrar el profesional que mejor se adapte a vuestras necesidades a través de un cuestionario personalizado para iniciar un proceso terapéutico que os acompañe hacia un nuevo bienestar en pareja.