El arte de dejar ir o decluttering: aprender a soltar

El arte de dejar ir o decluttering: aprender a soltar
Chiara Alfano
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Sistémica-Relacional
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
PUBLICADO EL
8.8.2025
Si te ha gustado, compártelo:


El decluttering, término inglés que significa “dejar ir” o “liberar espacio”, es una técnica que se popularizó especialmente gracias a Marie Kondo, la autora del libro La magia del orden. En su guía, que también se convirtió en un programa de televisión, Marie ayuda a la gente a ordenar sus casas abarrotadas y desorganizadas, argumentando que ordenar el exterior también ayuda a liberar espacio en el interior.

La consigna del método Konmarie es la "gratitud" porque, antes de despedirnos de los objetos que tiramos, nos invita a conectar emocionalmente con ellos y agradecerles que nos hayan acompañado hasta ahora. Una de las premisas de su método es que algunos objetos, hacia los que sentimos apego, tuvieron gran importancia y utilidad en el pasado, pero nos cuesta reconocer que en el momento presente ya no la tienen. Para Marie Kondo, deshacernos de algo nos libera del caos y de la carga del pasado, y nos proporciona nueva energía para el presente.

En este artículo abordamos la relación entre el decluttering y la terapia, la importancia de dejar ir para sanar y algunas actitudes que pueden ayudarnos a aprender a soltar y dejar ir.

Decluttering y psicoterapia: dejar ir para sanar

Este tipo de operación también se suele hacer en terapia, sobre todo con una serie de ideas, prejuicios, reglas y modelos que en el pasado resultaron muy útiles y que en el presente resultan abrumadores. Por ejemplo: ¿cuántas veces hemos pensado "quiero cambiar mi vida" al darnos cuenta de que estamos estancados en el trabajo o de que una relación había llegado a su fin? ¿O al darnos cuenta de que nuestro modelo ideal de familia o pareja no era factible? ¿O de que había llegado el momento de cambiar algo en nuestra vida?

Es normal pensar que, en lo que respecta a soltar y dejar ir, es más fácil decirlo que hacerlo; de hecho, a veces puede parecer una tarea titánica. Pero hacer decluttering de vez en cuando puede ser una buena idea: liberar espacio y deshacerse de cargas innecesarias para hacer hueco a nuevas ideas, nuevos proyectos y nuevos comienzos.

Por supuesto, cuando el decluttering o el “dejar ir” está relacionado con nuestra propia vida y no con las habitaciones de la casa, hay que prestar atención a la dimensión temporal. No sirve de nada separarse a la fuerza de alguien o de algo. Respetar nuestros tiempos es importante, así como tomar conciencia de que aquello de lo que nos separamos ha cumplido su función y podemos estar agradecidos y dejarlo ir.

Para llevar a cabo la misión de dejar ir y hacer hueco a lo nuevo, podemos empezar por preguntarnos si queremos eso para nuestra vida o si lo necesitamos ahora mismo.

‍3 razones por las que nos puede costar dejar ir

1) La necesidad de seguridad

La necesidad de seguridad representa la necesidad del ser humano de sentirse seguro, protegido, alejado del peligro y del dolor. Desde esta perspectiva, los hábitos y los intentos de controlar las cosas representan estrategias que desplegamos para evitar el cambio y la novedad, para sentirnos tranquilos por la previsibilidad de los contextos y las relaciones.

“La humanidad siempre ha cambiado un poco de felicidad por un poco de seguridad.” Sigmund Freud

‍2) La connotación negativa del cambio

A muchas personas les aterroriza el cambio pues, al socavar la estabilidad, nos sumerge en la incertidumbre y la duda. Por eso, muy a menudo, tendemos a dejar que las cosas se queden como están, aunque nos generen sufrimiento, en un intento extremo de mantener el equilibrio y de no correr riesgos.

Sin embargo, el cambio forma parte de nuestra naturaleza: las personas, al igual que las relaciones, están en constante desarrollo. Abrazarlo representa una oportunidad de crecimiento personal y evolución.

aprender a dejar ir y soltar
Ksenia Chernaya - Pexels

‍3) Miedo a la pérdida y angustia por el vacío

La dificultad para dejar ir suele estar estrechamente relacionada con la capacidad de habitar el dolor, del que uno tiende a defenderse mediante la evitación o la negación. El vacío, y la incertidumbre que se genera al no saber con qué se llenará ese espacio, también puede ser fuente de angustia.

Permitirse experimentar plenamente las emociones, aunque sean indeseadas, significa darse la oportunidad de encontrarlas y reconocerlas, convirtiéndolas en un recurso valioso.

4 actitudes que pueden ayudarnos a dejar ir

1) Cuestionar nuestras expectativas (y las de los demás)

Las expectativas pueden ser una fuente de ansiedad y frustración, lo cual puede bloquearnos e impedir que llevemos a cabo nuestros proyectos. Por eso es importante que nos preguntemos si nuestras expectativas son realistas y hasta qué punto se ajustan realmente a nuestras necesidades o a las de quienes nos rodean. Es habitual que detrás de expectativas abrumadoras se escondan modelos, ideas y creencias extremadamente rígidas que es necesario flexibilizar y adaptar al momento presente, a nuestros recursos y a nuestras necesidades.

2) Aprender a reconocer las emociones

Reconocer nuestro malestar ante algo que nos estorba o nos genera sufrimiento es indispensable, al igual que lo es aprender a poner nombre a lo que experimentamos y aprender a distinguirlo. La rabia, la decepción, el miedo o la angustia son emociones diferentes que nos dicen algo distinto sobre lo que estamos experimentando y lo que significa para nosotros. Este proceso puede ser agotador, pero es crucial para responder a la pregunta: "¿cómo me hace sentir esta situación? ¿Sigue siendo útil y funcional para mí o la tengo que dejar ir?".

3) Renunciar a intentar controlarlo todo

Si bien es cierto que cada uno de nosotros tiene diferentes opciones para elegir, no es menos cierto que no todo está bajo nuestro control. Claro que tenemos nuestra parte de responsabilidad, pero no el poder absoluto sobre todo. Este tipo de "ilusión", típica de la manía de controlarlo todo, hace que corramos el riesgo de mantener el centro de atención únicamente en nosotros mismos y puede hacer que perdamos de vista lo que nos rodea, no solo en lo que se refiere a las limitaciones sino también, y especialmente, en lo que se refiere a los recursos de los que disponemos.

4) Cuidar de nosotros mismos

Preguntarnos qué necesitamos en el momento presente, escuchar nuestras emociones, estar agradecidos hacia nosotros mismos por los pequeños y grandes progresos que hacemos en el día a día, aceptar nuestros límites y valorar nuestra singularidad son formas de cuidar de nosotros mismos con respeto y amabilidad.

Bibliografía
Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

Te pueden interesar

Ambivalencia o comportamiento ambivalente: qué es y cómo afrontarlo
Crecimiento personal

Ambivalencia o comportamiento ambivalente: qué es y cómo afrontarlo

Amor propio: el arte de quererse a uno mismo y a los demás
Crecimiento personal

Amor propio: el arte de quererse a uno mismo y a los demás

El proceso de aceptación: quererse a uno mismo diciendo sí
Crecimiento personal

El proceso de aceptación: quererse a uno mismo diciendo sí

No items found.
Ver todos los artículos

Domande frequenti