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Violencia vicaria: “Te daré en lo que más te duele”

Violencia vicaria: “Te daré en lo que más te duele”
Redacción
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica.
Última actualización el
5.12.2025
Violencia vicaria: “Te daré en lo que más te duele”
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Hablar de ello puede ser el primer paso

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Hay niños y niñas que viven en medio de una tormenta invisible, convertidos en peones involuntarios tras la separación de los padres y que acaban siendo las víctimas en un campo de batalla donde el objetivo es infligir daño extremo a la otra parte. “Te daré en lo que más te duele”, fueron las palabras de Bretón (uno de los casos de violencia vicaria más conocidos en España) a su expareja, Ruth Ortiz, poco antes de asesinar a sus dos hijos. Esa amenaza refleja de forma extrema el propósito de la violencia vicaria: causar daño psicológico devastador utilizando a los hijos como instrumento.

En este artículo, abordamos el significado de violencia vicaria, qué dice la ley al respecto y cómo puede afectar a las víctimas, arrojando luz sobre diversos temas y aspectos relacionados con este tipo de violencia.

¿Qué es y por qué se llama violencia vicaria?

La RAE ofrece la siguiente definición del término “vicario”: “que tiene las veces, poder y facultades de otra persona o la sustituye.” Pero, ¿qué es la violencia vicaria?

En psicología, el concepto de violencia vicaria lo acuñó Sonia Vaccaro, psicóloga clínica, basándose en historias en las que hombres utilizaban a sus hijos como arma para mantener contacto con sus ex parejas y continuar ejerciendo maltrato a través de ellos. Vaccaro define así la violencia vicaria:

“Aquella violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer. Es una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer. Es a la mujer a la que se quiere dañar y el daño se hace a través de terceros, por interpósita persona. El maltratador sabe que dañar, asesinar a los hijos/hijas, es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño extremo”.

Si bien el asesinato de los hijos o hijas es el caso de violencia vicaria más conocido, la coacción, el chantaje emocional y la manipulación en contra de la madre también es violencia vicaria.

Este tipo de violencia se denomina violencia vicaria porque se sustituye a una persona por otra para ejercer la acción. En este caso, para destruir la vida de la madre, se ataca o se arrebata a los hijos o hijas, causando un dolor permanente. Se trata de un tipo de abuso que también puede darse dentro del hogar familiar, en cuyo caso se conoce como violencia doméstica.

Según las expertas en psicología especializadas en este tipo de violencia, la violencia vicaria es una "violencia instrumental", porque existe una instrumentación del menor, se trata de deshumanizar a los hijos, quitarles la categoría de personas y ponerles la categoría de objeto, de instrumento con el que dañar a la madre en una violencia que causa un dolor extremo. Es una manifestación clara de misoginia o desprecio a las mujeres.

Cabe destacar que el término violencia vicaria se incluyó en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género en España.

que es la violencia vicaria
Foto de Anete Lusina (Pexels)

Manifestación de la violencia vicaria

Este tipo de violencia no tiene una única forma de manifestarse. No obstante, veamos los ejemplos de violencia vicaria más usuales:

  • Amenazar con llevarse a los hijos o hijas, quitar la custodia o hacerles daño.
  • Humillar, desprestigiar e insultar a la madre en presencia de los hijos.
  • Utilizar o manipular el régimen de visitas para interrumpir un tratamiento médico o inventar cosas que puedan causar dolor, o simplemente no proporcionar información ni permitir la comunicación.

¿Y la violencia vicaria hacia el hombre?

De vez en cuando, en especial cuando surgen noticias sobre violencia vicaria, salta a la palestra el debate sobre si existe la violencia vicaria contra el hombre y sobre si los casos de mujeres que hacen daño o asesinan a sus hijos constituyen violencia vicaria femenina.

Según las expertas como Sonia Vaccaro: "No todo maltrato infantil es violencia vicaria". Por ejemplo, en los casos más graves de psicosis puerperal, podría darse el filicidio —un fenómeno que, al igual que el parricidio, ha existido siempre, pero no es sinónimo de violencia vicaria—. Veamos por qué.

Cuando se habla de violencia vicaria es porque hay un patrón de comportamiento social y un objetivo: causar el máximo dolor a una mujer utilizando a los hijos. Por eso, si hablamos de casos específicos, puntuales, con motivos y orígenes muy distintos al de la violencia vicaria, no se considera como tal, sino que se hablaría de un filicidio.

La violencia vicaria es una de las manifestaciones que adopta la violencia hacia las mujeres, y por eso se incluye en el ámbito de la violencia de género. Porque la violencia vicaria sustituye la figura de la mujer por la de los hijos, inflige daño a estos últimos con la finalidad de dañar permanentemente a la mujer.

Además, suele ser una violencia anunciada mediante amenazas, según datos recogidos en un estudio realizado por Vaccaro titulado Violencia vicaria: un golpe irreparable contra las mujeres (2021). En el 60 % de los casos de violencia vicaria, hubo amenazas previas al asesinato, y en el 44 % de los casos, el crimen se cometió durante el régimen de visitas del padre biológico.

Junto con la polémica sobre “porcentaje de hombres y mujeres en la violencia vicaria”, surge de vez en cuando otra controversia: la violencia vicaria y la alienación parental (la polarización de los hijos o hijas a favor de un progenitor). Sin embargo, es importante aclarar que el síndrome de alienación parental no ha sido reconocido como una patología por ninguna institución médica, psiquiátrica o asociación científica y su aprobación ha sido rechazada por la Asociación Americana de Psiquiatría, la Asociación Americana de Psicología y la Organización Mundial de la Salud.

Asimismo, otro tema controvertido es la relación entre la luz de gas o gaslighting y la violencia vicaria, aunque muchos psicólogos y psiquiatras argumentan que no existe una correlación directa entre ambas.

Patrones y señales de alerta en la violencia vicaria

Reconocer la violencia vicaria puede resultar complejo, ya que muchas de sus manifestaciones ocurren en el ámbito privado y pueden pasar inadvertidas para el entorno cercano. Sin embargo, existen ciertos patrones y señales de alerta que pueden ayudar a identificar este tipo de violencia. Entre ellos se encuentran:

  • Las amenazas directas o indirectas hacia los hijos o hijas: la persona que ejerce la violencia puede utilizar frases como "te quitaré lo que más quieres" o "no volverás a ver a tus hijos", con el objetivo de generar miedo y ejercer control sobre la madre.
  • La manipulación emocional de los menores: se puede inducir a los hijos a rechazar o temer a la madre, distorsionando la realidad y creando un ambiente hostil hacia ella.

Es importante señalar que existe una relación directa y significativa entre conocer el trauma de familiares o amigos cercanos y la sintomatología traumática en los niños (Howard, 2021), lo que evidencia el impacto que estos comportamientos pueden tener en la salud mental infantil.

Asimismo, la dificultad en el vínculo materno-filial puede manifestarse cuando la persona que ejerce la violencia impide o dificulta el contacto entre la madre y los hijos, ya sea durante las visitas o a través de la comunicación diaria. El uso instrumental de procedimientos legales también es una señal de alerta, ya que en algunos casos se recurre a la manipulación de procesos judiciales para desgastar emocionalmente a la madre y mantener el control sobre los menores.

Estos comportamientos, cuando se repiten de forma sistemática y con la intención de causar daño a la madre a través de los hijos, pueden ser indicadores de violencia vicaria. Detectar estas señales a tiempo es fundamental para poder intervenir y proteger tanto a los menores como a la madre.

Datos y estadísticas sobre violencia vicaria

“La violencia vicaria no existe”, una afirmación que cada cierto tiempo aparece en redes sociales o se usa como arma política. Sin embargo, desde 2013, año en que se inició el recuento por parte de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, el número de víctimas mortales, asesinadas a manos de hombres que han ejercido este tipo de violencia asciende a 64 (Ministerio de Igualdad, 2025). No obstante, es importante tener en cuenta que solo se contabilizan los menores de edad y que si el agresor no pudo ser juzgado porque se quitó la vida, no se incluye en las estadísticas de violencia vicaria del Ministerio de Justicia, que se basan en sentencias condenatorias.

Además, según el estudio realizado en España sobre violencia vicaria al que apuntábamos antes (Vaccaro, 2021):

  • En un 82 % de los casos, el agresor era el padre biológico de las víctimas, y en un 52 % de los casos se encontraba divorciado o separado. De este porcentaje, solo un 26 % tenía antecedentes penales (de los cuales el 60 % era por violencia de género).
  • En general, los menores asesinados por violencia vicaria tenían una edad comprendida entre los 0 y los 5 años (64 %). Un 14 % de ellos había manifestado síntomas de sufrir maltrato (cambios de conducta y quejas). Sin embargo, en casi todos los casos (96 %), no hubo una evaluación por parte de profesionales sobre el estado de los menores.

Consecuencias de la violencia vicaria: efectos psicológicos

Hasta ahora hemos visto el concepto de violencia vicaria, los asesinatos por año, las causas y características de la violencia vicaria, pero ¿cuáles son los efectos de la violencia vicaria en el menor y en la madre?

  • A los hijos e hijas se les hace conscientes de un conflicto de pareja (de la violencia de pareja) desde un punto de vista sesgado e interesado, lo que puede llevarlos a ejercer también violencia psicológica contra la madre, induciendo conductas de rechazo, confusión o miedo debido a la rabia que se ha transmitido hacia ella.
  • Se daña la figura de la madre y se puede romper el vínculo de apego de los hijos con ella (como en el caso de violencia vicaria de Rocío Carrasco). Recordemos que la violencia vicaria extrema es la que acaba con la vida del niño o niña, pero existen otros tipos de violencia vicaria que aunque no lleguen al crimen, pueden tener consecuencias graves. De hecho, la victimización violenta vicaria tiene efectos directos, significativos y positivos sobre la delincuencia violenta, delitos contra la propiedad y el consumo de drogas en adolescentes (Lin et al., 2011).
  • Los menores dejan de vivir en un entorno familiar seguro con las consecuencias que eso acarrea a nivel académico y emocional: ansiedad, baja autoestima, dificultad para desarrollar habilidades sociales, desmotivación, falta de concentración…
  • Las madres maltratadas continúan sufriendo a través de sus hijos e hijas; algunas de ellas experimentan estrés postraumático o recurren al consumo de fármacos.
  • Vivir en el miedo constante a lo que pueda suceder.
  • La impotencia y el sentimiento de culpa que queda en aquellas familias en que los niños y niñas les fueron arrebatados.
consecuencias de la violencia vicaria
Foto de Pixabay

Violencia vicaria: la ley en España

¿Existe una ley de violencia vicaria?

En 2004, Ángela Gónzalez emprendió una batalla judicial para reclamar la responsabilidad patrimonial del Estado en el asesinato de su hija, enmarcada dentro de la violencia de género vicaria. Ángela había llegado a interponer hasta más de 30 denuncias alertando a los servicios sociales sobre las amenazas por parte de su ex pareja.

Tras casi una década, y a pesar de que todos los tribunales eximieron al Estado de responsabilidad, llevó su caso al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), que en 2014 dictaminó la responsabilidad del Estado por haber incumplido la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, vigente en España desde 1984, así como el Protocolo Facultativo (en vigor desde 2001). Tras este dictamen, Ángela acudió de nuevo al Tribunal Supremo, que en 2018 dictó sentencia a su favor.

Legislación y violencia vicaria

La nueva Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, ha reconocido como víctimas directas a las madres de menores asesinados en crímenes vicarios, permitiendo el acceso directo a las ayudas estatales existentes para las víctimas de delitos violentos sin necesidad de pasar por una interpretación judicial para determinar si existe una situación de dependencia entre el daño causado a la mujer y el asesinato del hijo o de la hija.

Además, existe la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia.

Cómo denunciar la violencia vicaria

Para prevenir este tipo de violencia, existe la escala de valoración del riesgo para detectar la violencia vicaria del Ministerio de Sanidad. Pero en caso de que seas consciente de que sufres violencia vicaria, el primer paso es poner una denuncia. Te recordamos que siempre puedes recurrir al teléfono 016, que es un servicio gratuito, confidencial, que no aparece registrado en las facturas de teléfono y donde te informan y asesoran de forma gratuita.

Además, existen asociaciones que luchan contra la violencia vicaria y pueden ofrecer ayuda, como Libres de Violencia Vicaria, que da soporte y apoyo emocional a las madres que sufren violencia y la impotencia ante el desamparo, en muchas ocasiones, de las instituciones. En esta asociación, además de apoyo, encontrarás recursos sobre cómo demostrar la violencia vicaria, cómo prevenirla e información sobre en qué están trabajando para mejorar, defender y reivindicar la salud física y emocional de las personas afectadas.

Para aquellos adolescentes y niños o niñas que necesiten ayuda, la Fundación Anar tiene un teléfono y chat gratuitos atendidos por psicólogos (900 20 20 10).

¿Hay soluciones para la violencia vicaria?

La violencia vicaria existe. Además de ser necesario un compromiso de la justicia para poder poner un stop a la violencia vicaria, las soluciones pasan por, como sociedad, visibilizar y concienciar sobre esta lacra; la sensibilización y la educación de las nuevas generaciones, que son la sociedad del mañana, también es crucial.

Recordemos que la violencia vicaria utiliza a niños y niñas como instrumentos de castigo hacia otra persona, con todos los daños psicológicos y físicos que conlleva.

Si formas parte del entorno de una posible víctima, puede ser de gran ayuda mantener una escucha activa, evitar los juicios y animar a buscar apoyo profesional. La intervención a tiempo y el acompañamiento pueden ser factores clave para interrumpir el ciclo de la violencia vicaria y proteger a quienes la experimentan.

Si crees que estás inmersa en el ciclo de la violencia género y tus hijos o hijas pueden resultar perjudicados, en Unobravo contamos con psicólogos online con experiencia en temas de violencia que pueden serte de ayuda.  

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