Hay relaciones de pareja que pueden ser problemáticas. Sin embargo, en ocasiones ese vínculo sentimental da una vuelta de tuerca y va más allá del conflicto con agresiones, maltrato y violencia de pareja.
¿Qué es la violencia de pareja?
La violencia de pareja es un patrón de comportamiento abusivo que se utiliza en una relación íntima para ganar o mantener el poder y control sobre la otra persona. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) distingue entre:
- La violencia psicológica, que incluye “insultos, menosprecios, humillación constante, intimidación (por ejemplo, destruir cosas), amenazas de daño, amenazas de quitar a los hijos”.
- El comportamiento controlador, que implica “aislar a una persona de su familia y amigos, vigilar sus movimientos y restringir el acceso a recursos financieros, empleo, educación o atención médica” (Dokkedahl et al., 2022).
Este tipo de violencia puede ocurrir en cualquier relación (matrimonio, noviazgo, parejas del mismo sexo) y afecta a personas de todas las edades, géneros y niveles socioeconómicos.
Es habitual que se produzca en relaciones asimétricas, es decir, aquellas en las que hay un desequilibrio de poder y control entre los miembros de la pareja. En estas relaciones, una persona tiene más control y poder sobre la otra, lo que conlleva a una dinámica desigual y a una falta de reciprocidad en la interacción y en la toma de decisiones, generando en muchas ocasiones, dependencia emocional y sumisión mantenida en el tiempo..
Violencia de pareja a cualquier edad
Tenemos que tener claro que la violencia en la pareja es un fenómeno universal y heterogéneo que abarca todas las clases sociales y afecta a todas las edades. Muchas veces, detrás de estas violencia está un profundo sentimiento de odio hacia la mujer o misoginia.
Un ejemplo de cómo la violencia en la pareja se produce indistintamente de la edad lo tenemos en el ciberacoso. Desde 2013, la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género ha llevado a cabo investigaciones sobre el ciberacoso como una forma de ejercicio de violencia en pareja y sobre el desarrollo de la juventud española en cuanto a igualdad y prevención de la violencia de género. Estos estudios han revelado que, a pesar de los esfuerzos realizados, la violencia contra las mujeres en sus diferentes formas mantiene patrones de control y normalización entre la juventud española.
No solo eso, es que a pesar de las campañas de concienciación sobre la violencia en la pareja, según el Barómetro de Juventud y Género (Fundación Fad Juventud, 2024), entre los actos de violencia de pareja sugeridos a los encuestados, solo un 13 % de los jóvenes no reconoce alguno de ellos en su círculo cercano (8 % en el caso de las mujeres y 19 % en el caso de los hombres). Entre los actos de violencia en la pareja, revisar el móvil de la pareja es el más reconocido (54 % entre las mujeres y 35 % entre los hombres), seguido de otros relativos al control, la minusvaloración y la humillación.
Así que, las mismas dinámicas disfuncionales encontradas en parejas adultas y la manipulación emocional que se experimentan en una relación violenta también están presentes en parejas adolescentes.

Las múltiples caras de la violencia de pareja
Cuando pensamos en violencia lo primero que nos viene a la cabeza es el maltrato físico, pero hay otras formas de violencia de pareja que pueden manifestarse en cualquier etapa de la relación. Estos distintos tipos de violencia en la pareja pueden darse de forma individual pero, por lo general, se combinan entre sí:
- La violencia física es la más reconocible, ya que deja signos evidentes en la mayoría de los casos. Los golpes, los empujones o el lanzamiento de objetos forman parte de este tipo de violencia de pareja y de la violencia doméstica (suele coexistir con violencia psicológica previa, que actúa como fase de control antes de la agresión física).
- La violencia psicológica es la más difícil de distinguir y cuantificar, es muy común y tiene graves consecuencias. A menudo comienza en silencio y puede incluir gaslighting, chantaje emocional o aislamiento progresivo; y precisamente por eso, la violencia psicológica en la pareja puede resultar tremendamente peligrosa para quien la sufre, ya que la mayoría de las veces ni siquiera la víctima es consciente de que está siendo maltratada.
- La violencia económica es la que controla o limita la autonomía económica de la otra persona para lograr la dependencia financiera del agresor y así tener el control.
- La violencia sexual también existe en las parejas. Por mucho que exista un vínculo sentimental, una relación sexoafectiva tiene que contar con el consentimiento sexual. Según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) el 26 % de las mujeres a partir de 15 años han sido agredidas física y/o sexualmente por sus parejas o exparejas sentimentales hombres al menos una vez en la vida.
Una vez acabada la relación y si existen hijos de por medio, se puede llegar a sufrir violencia vicaria, que es aquella que busca causar el máximo dolor utilizando como herramienta a los propios hijos o hijas.Desde la psicología clínica, este tipo de violencia genera trauma complejo tanto en la madre como en los hijos, requiriendo abordaje terapéutico especializado
Cómo es la violencia psicológica en la pareja
La violencia psicológica en la pareja puede incluir comportamientos dirigidos a asustar, dañar y controlar a la pareja. Y aunque cada relación es diferente, el “amor” violento suele implicar una dinámica de poder desigual en la que uno de los miembros de la pareja intenta imponer su control sobre el otro de diversas formas. Los insultos, las amenazas y el maltrato emocional constituyen los mecanismos de la violencia en las relaciones.
¿Cómo es un maltratador psicológico?
La violencia psicológica en la relación de pareja está impulsada por el deseo de control, de mantener el poder en la relación y asumir una posición de superioridad.
Un maltratador psicológico no siempre es fácil de detectar ya que en público puede parecer confiable y encantador, incluso puede tener una personalidad a menudo narcisista que atrae a las personas. Sin embargo, en privado, este tipo de persona se convierte en una pesadilla para quien se ha vinculado sentimentalmente con él, por eso es tan importante detectar a tiempo si estás en una relación con una persona narcisista.
Los maltratadores heterosexuales suelen creer en los roles de género tradicionales y, por tanto, están convencidos de que la principal prioridad de una mujer debe ser cuidar de su pareja y de sus hijos. También temen perder el control, son especialmente propensos a los celos amorosos o patológicos y necesitan saber dónde está su pareja en todo momento. Sin embargo, recordemos que la violencia de pareja es un fenómeno transversal y también se da en parejas del mismo sexo: violencia intragénero.

Violencia verbal en la pareja
Una de las formas más extendidas de violencia psicológica en la pareja es la violencia verbal: palabras abusivas, insultos y amenazas. La intención es dañar mental o emocionalmente a la otra persona y/o ejercer control sobre ella.
En las relaciones tóxicas, la agresión verbal es muy habitual. La parte "agresora" emplea diversas prácticas lingüísticas para herir los sentimientos de su víctima. Sus acciones van dirigidas a minar la autoestima de la otra persona, además, suelen crear otros problemas como miedo, ansiedad e incluso depresión.
En este tipo de violencia de pareja, el agresor culpa a su pareja de todo y critica su trabajo, su sueldo, su forma de vestir y su cuerpo. Siempre está ahí para recordarle sus “defectos” y amplificarlos.
Por lo general, el autor de la violencia verbal es un manipulador emocional que muestra un comportamiento irritable, donde la rabia y los ataques de ira suelen ser comunes. Además, tiende a ser poco tolerante y desata su furia para que las víctimas se nieguen a ceder a sus intenciones.
El círculo vicioso de la violencia de pareja y sus consecuencias
Las estadísticas reportan a los hombres como los principales perpetradores de la violencia de pareja o violencia de género. Una posible explicación a este lamentable fenómeno puede deberse a la influencia que tienen algunos estereotipos en el comportamiento masculino (masculinidad tóxica).
En la violencia en la pareja se cae en la dinámica del llamado ciclo de la violencia de género descrito por la psicóloga Leonore Walker como:
"La vorágine progresiva y ruinosa en la que la mujer se ve envuelta por la violencia continua, sistemática y, por tanto, cíclica de su pareja".
Cuando una mujer es víctima de violencia de género ha caído en la dependencia del hombre, en la indefensión aprendida (proceso de sometimiento progresivo y disociación emocional), y el poder de este crece. Una persona que sufre violencia de pareja puede llegar a hacer cosas como:
- borrar el recuerdo de los malos tratos;
- defender al agresor ante terceros;
- menospreciar la violencia que ha sufrido.
Se impone una representación mental idealizada de la relación. Asimismo, como mencionamos anteriormente, muchos agresores consiguen ser creíbles ante terceras personas que pueden ser incluso familiares y amigos que acaban presionando a la víctima para que perdone a la pareja y le dé otra oportunidad. Mientras, la víctima puede sufrir episodios depresivos y de ansiedad y trastornos relacionados con el estrés postraumático, que se manifiesta a nivel físico, psíquico y psicosomático.
Consecuencias de la violencia de pareja
Las víctimas de violencia de pareja a menudo sufren graves consecuencias para su salud física y mental, que pueden perdurar incluso después de que la relación haya terminado. Por ejemplo:
- Consecuencias psicológicas: ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático (TEPT), baja autoestima, aislamiento social e indefensión aprendida.
- Consecuencias físicas: lesiones, dolores crónicos, problemas gastrointestinales y otros síntomas psicosomáticos derivados del estrés continuo.
- Consecuencias sociales y económicas: aislamiento de la red de apoyo (amigos y familia), pérdida de empleo y dependencia económica del agresor.
Diferencia entre conflicto en la relación y violencia en la pareja
El conflicto en la pareja puede existir por diferentes causas como es tener dos puntos de vista diferentes, pero al final lo lógico es resolverlo con diálogo y asertividad desde la comunicación empática y habilidades de resolución pacífica de conflictos. Las discusiones y desacuerdos entran dentro de la normalidad de una relación y no por eso hay que pensar en posibles crisis de pareja o en que estamos con una persona manipuladora.
Lo que ya no entra dentro de lo normal es el abuso de poder y la intolerancia con las ideas y pensamientos de la otra parte, porque ahí ya caminamos sobre tierras movedizas y pasamos del conflicto a la violencia de pareja.
En resumen, como ya hemos anticipado, la violencia en la pareja tiene mil caras y puede aislar a la mujer de su familia de origen y dejarla sin independencia económica propia. Sin embargo, un conflicto se trata desde el respeto y no se llevan a cabo estas prácticas.

Cómo acabar con la violencia de pareja
La violencia de género debe ser condenada siempre y ser vista como un acto injustificable y una lacra para nuestra sociedad. Es importante que una mujer víctima de violencia en la pareja cuente con una red de apoyo entre sus familiares y amistades, apoyo psicosocial y acompañamiento terapéutico especializado que la ayude en el camino al que se enfrenta. Si te reconoces en algunas de las situaciones descritas, recuerda que no estás solo/a y que pedir ayuda es un acto de valentía.
Si sufres violencia psicológica, puedes contactar con el teléfono gratuito de información y asesoramiento jurídico 016. Es un servicio público puesto en marcha por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, funciona las 24 horas del día y está atendido por profesionales especializados en esta materia. También puedes comunicarte por WhatsApp (600 000 016) y por correo electrónico escribiendo a 016-online@igualdad.gob.es
Asimismo, un proceso terapéutico puede ser esencial para procesar la experiencia, reconstruir la autoestima y redescubrir nuestros propios recursos. Si sientes la necesidad de un espacio solo para ti, puedes consultar a una psicóloga o psicólogo online con experiencia en casos de violencia. En Unobravo, puedes encontrar un profesional dispuesto a escucharte en un entorno seguro, empático y sin prejuicios.





