En comparación con el pasado, cuando predominaba la visión de la diversidad como algo de lo que avergonzarse, que debía evitarse o incluso eliminarse (tenemos abundantes ejemplos históricos de ello), hoy hablamos de lo que se considera "diferente" con otros enfoques: la diversidad puede ser causa de discriminación y lástima, pero también un recurso. Sin embargo, es importante reconocer que las experiencias de discriminación y prejuicio pueden dejar traumas importantes, que requieren atención y apoyo para superarlos.
En este artículo, abordamos qué se entiende por diversidad, por qué representa un valor para el crecimiento personal y colectivo, y cómo podemos transmitir este enfoque integrador a los niños, desde la edad preescolar. Así como sugerencias prácticas para responder a sus preguntas e ideas para cultivar una actitud de aceptación y acogida.
¿Qué es la diversidad?
La diversidad es un concepto que engloba todas las diferencias que hacen que cada individuo sea único e insustituible.
La sociedad en la que vivimos está formada por diferencias sustanciales y necesarias: las diversidades de género, edad, generaciones y afiliaciones sociales son lo que consideramos la normalidad. Ampliando nuestra visión al macrosistema, nos encontramos con culturas, religiones, color de piel, épocas y modos de vida que difieren de los nuestros.
La diversidad también está relacionada con nuestras formas de pensar, de ver la realidad, de sentir las emociones que guían nuestro comportamiento. Las diferencias pueden separar pero también unir a las personas, porque nos hacen únicos y definen nuestra identidad.
Comprender la diversidad significa reconocer y respetar este vasto mosaico de experiencias humanas, considerándolo un elemento fundador de nuestra civilización.
La diversidad como valor y recurso
El verdadero valor de la diversidad reside en su capacidad para enriquecer a la sociedad y al individuo. Cuando nos abrimos a perspectivas diferentes:
- estimulamos la creatividad,
- mejoramos la capacidad de resolver problemas,
- construimos comunidades más resilientes y empáticas.
Aceptar la diversidad no es solo un acto de tolerancia, sino una oportunidad de crecimiento personal y colectivo, donde cada diferencia se convierte en un valioso recurso para todos.
La influencia de la cultura en el concepto de diversidad
Cada uno de nosotros está influido por el sistema social y cultural en el que crece y vive, que se caracteriza por patrones mentales y estereotipos compartidos. El aprendizaje de actitudes hacia lo que es diferente de uno mismo se produce a través del proceso de enculturación, es decir, la asimilación de la cultura social a la que pertenece cada individuo.
La fase del por qué
En el proceso de crecimiento, el niño pasa por varias etapas de desarrollo y aprendizaje. Entre los 2 y los 3 años, comienza la "fase del por qué", que nace de la curiosidad por lo desconocido o para llamar la atención. Al principio, el interés reside en establecer una interacción con el adulto y el niño también se conforma con respuestas sumarias: lo importante es que se haya establecido el contacto.

La integración del niño con sus compañeros
Cuando el niño entra en la escuela, los "porqués" se alimentan por un interés diferente y los niños esperan respuestas más articuladas. En la relación con sus compañeros, surgirán las diferencias y todos aquellos aspectos que caracterizan a cada uno.
En esta fase, las preguntas más frecuentes se refieren al aspecto físico, la forma de hablar y de comportarse, y el color de la piel. Por ejemplo, el niño puede preguntar: "¿por qué ese niño escribe con la mano izquierda?", "¿por qué llora todo el rato?", etcétera. Los niños hacen estas preguntas a sus padres y a los adultos que forman parte de su sistema de referencia, como los abuelos, los hermanos mayores y los profesores.
Las respuestas que alimentan los prejuicios
"¿Por qué ese niño tiene un color de piel diferente al mío?"
Si ante esta pregunta el adulto quiere evitar el tema o se siente sorprendido, avergonzado o poco preparado, tenderá a esbozar una respuesta genérica. Esto también irá acompañado de lenguaje no verbal, como apartar la mirada o hacer callar al niño. Como consecuencia, el niño verá el tema como tabú y los prejuicios se seguirán alimentando y pasando de generación en generación.
Las respuestas de los adultos son importantes para un niño en su periodo de desarrollo porque su visión inicial del mundo se basa en las enseñanzas y consejos de sus padres y adultos de referencias.
Respuestas que ayudan a crecer de forma inclusiva
El niño está libre de prejuicios y siente curiosidad por la diversidad. Es un observador agudo, nota las diferencias y quiere entenderlas, no juzgarlas. Pero, ¿puede un adulto explicar la diversidad sin caer en los prejuicios? Es posible, si se presta atención a abordar el tema de la manera adecuada. He aquí algunos consejos:
- Infórmate sobre los temas relacionados con la diversidad y la discapacidad, para saber cómo abordarlos y responder con naturalidad, igual que harías con cualquier otro tema.
- Haz comprender a tu hijo que es natural que haya diferencias entre los seres humanos y que son las diferencias las que nos hacen únicos.
- Habla con claridad y autenticidad, con palabras sencillas que no nieguen la diversidad.
- Ayuda al niño a entender la diversidad con ejemplos prácticos: explícale la diferencia entre quién lleva gafas y quién no, quién tiene pelo y quién es calvo, entre quién camina en silla de ruedas y quién no, quién es sordo y quién oye.
- No le hables solo de las diferencias, sino también lo que las personas tienen en común.
- Alterna las respuestas con preguntas: preguntar al niño, por ejemplo, qué comparte con la otra persona le ayudará a encontrar la forma de reconocerse y crear cercanía.
- Reconoce las capacidades de cada niño, destacando lo que hace único a cada uno y señalando cómo cada uno puede ser bueno en algo y menos bueno en otra cosa.
- En el caso de discapacidades, explicar que la persona puede hacer las cosas que hacen los demás, a su manera específica.
La diversidad es una fuente de enriquecimiento y crecimiento. Por lo tanto, enseñar sobre las diferencias y respetarlas, estimulando la interacción con el otro, será el punto de partida de una actitud integradora y libre de prejuicios.
Un camino hacia la aceptación y la inclusión
Abrazar la diversidad es un viaje que comienza con la concienciación y continúa con la educación y la empatía. Crear un entorno en el que cada persona se sienta vista, escuchada y valorada por lo que la hace única es fundamental para el bienestar psicológico de todos.
Si sientes la necesidad de explorar estas cuestiones o te enfrentas a los retos de sentirte "diferente", un proceso terapéutico puede ofrecerte un espacio seguro y de apoyo. Unobravo está a tu lado para ayudarte a encontrar el profesional adecuado para ti a través de un cuestionario para encontrar tu psicólogo online.





