Psicología infantil
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Enseñar a los niños a tolerar la frustración

Enseñar a los niños a tolerar la frustración
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Francesca Menchini
Redacción
Psicoterapeuta con orientación Sistémica-Relacional
Unobravo
PUBLICADO EL
5.12.2022

En el mundo infantil no existe el concepto de tiempo ni se piensa en las demás personas y sus necesidades, por eso se quiere todo y se quiere ya. Y ¿qué ocurre cuando eso no sucede así? Lloros, enfados, rabietas… frustración por no conseguir el deseo. En el artículo de hoy, hablamos de frustración en niños y niñas, qué pautas seguir para ayudarles y cómo trabajar la tolerancia a la frustración. 

La frustración en psicología

En psicología, la frustración se define como un estado emocional que surge como consecuencia del incumplimiento de un objetivo, una necesidad o un deseo. Surge siempre que se niega el placer. 

A nadie nos gusta sentir frustración, por eso tampoco queremos que los niños la sientan. Un temor frecuente es que los pequeños no puedan manejar las emociones relacionadas con una pequeña derrota o nuestro "no". Por eso les dejamos ganar cuando jugamos con ellos o nos esforzamos por decir "esto no se puede hacer" o "no puedes tener esto".

Ayudar a los niños a reconocer y gestionar todas las emociones, incluso las consideradas negativas, desde una edad temprana es crucial para desarrollar las estrategias que les permitirán afrontar los retos de la vida adulta.

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Fotografía de Mohamed Abdelghaffar (Pexels)

¿Cómo ayudar a los niños a reconocer las emociones?

La película de animación titulada Del revés muestra bien como todas las emociones son necesarias, incluso las negativas que deben ser comprendidas y manifestadas. A menudo, se enseña a los niños a no expresar emociones desagradables. ¿Cuántas veces decimos "vamos, no llores", "no estés triste", "no te enfades"? Ojalá fuera así de sencillo.  Intentar reprimir las emociones no las hace desaparecer. Se encuentran otros canales para expresarlas y, a veces, esto desencadena problemas mucho mayores relacionados con la desregulación emocional

Las personas adultas podemos apoyar a los niños para que reconozcan sus emociones ayudándoles a verbalizarlas. Frases como "entiendo por qué estás triste y lo siento, yo también estoy triste por eso" hacen que los niños y niñas sientan comprensión y apoyo, además, transmiten el mensaje de que incluso las emociones más "feas" pueden ser aceptadas y gestionadas.

Aprender a lidiar con el aburrimiento

Ayudar a los niños a reconocer sus emociones significa ayudarles a encontrar soluciones a los problemas (los que obviamente están a su alcance). Podemos dar un ejemplo hablando del aburrimiento. A menudo, nos anticipamos a las peticiones de nuestros hijos e hijas y organizamos mil actividades para evitar que se aburran.

En cambio, dejar que encuentren soluciones por sí mismos les permite entrenar su creatividad y su paciencia. Es importante no ocupar su lugar en esta búsqueda y darles la oportunidad de equivocarse y volver a intentarlo, de ponerse a prueba contra el mundo. Esto es especialmente importante si es un niño superdotado, ya que tienden a aburrirse antes y, por ende, a enfrentarse a la frustración rápidamente.

Cómo trabajar la frustración en niños

Saber que no todo es inmediato y que hay que esperar, además de poner limitaciones son dos de las cosas importantes a trabajar.

¿Cómo enseñar a los niños a esperar?

La dificultad para tolerar la frustración en niños se observa a menudo en la incapacidad de respetar la espera. Vivimos en un mundo acelerado, donde con un clic podemos tener todo lo que queremos en poco tiempo. Esto ha contribuido a perder la capacidad de esperar.

La espera nos ayuda en la consecución de nuestro deseo, saber y aceptar que no podemos tenerlo todo de forma inmediata y que alcanzar ciertas metas requiere esfuerzo, nos hará persistir más tiempo en nuestro objetivo. El niño que consigue lo que desea con paciencia y dedicación refuerza su confianza en sí mismo y aumenta su autoestima. 

Cuando enseñamos a los niños a esperar, les ayudamos a controlarse, a reconocer las necesidades de los demás y a respetarlas. Aunque los niños necesitan "lentitud", a menudo les pedimos que corran. La única forma posible de aprender a esperar es experimentar la espera. No tengas miedo de decir: "Espera un momento” o “ahora no es un buen momento". No olvidemos tampoco que los niños nos observan y aprenden de nosotros a cómo moverse en el mundo. Será difícil que se turnen en el uso de la palabra si, cuando nos dirigimos a ellos, no esperamos a que terminen una frase antes de responder.

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Fotografía de Ksenia Chernaya (Pexels)

La importancia de decir "no"

A menudo, a las personas adultas nos cuesta decir no por miedo a ser injustas o demasiado estrictas. Otras veces, debido a nuestras propias experiencias como niños, tememos que si frustramos un deseo, el niño no se sentirá suficientemente querido. Decir “no” es una limitación, pero también una oportunidad.

De esta forma se trabaja la frustración en los niños, ya que aprenden los límites, experimentan la frustración y se "entrena" para manejarla. Las normas y los límites deben darse desde el principio. Los niños los aprenden y a través de ellos, como las normas externas, se convierten en normas internas y aprenden a regularse. En casos extremos en los que los niños no tienen límites y los padres son muy permisivos y complacientes, los niños podrían caer en lo que se conoce como el síndrome del emperador.

Juegos para aprender a esperar

¿Cómo trabajar la frustración en niños? Se pueden realizar muchas actividades para ayudar a los niños a desarrollar la capacidad de esperar. Por ejemplo, se recomiendan todos los juegos que implican esperar el turno, a menudo utilizados en las guarderías y parvularios.

Un ejemplo es "La cesta de las sorpresas", un juego al que puede jugar una persona adulta con dos o más niños. La persona adulta saca de la cesta, de una en una, pequeñas cajas que contienen "pequeños tesoros", y se las entrega a los niños para que las miren. Cada niño debe sostener la cajita durante un rato y, después de explorarla bien, se la pasa a su vecino, que tiene que esperar su momento. 

Los juegos de mesa son otro ejemplo de actividad útil para mejorar el tiempo de espera de los niños, al tiempo que ofrecen la oportunidad de crear momentos de convivencia en familia. Los rompecabezas, que requieren tiempo y paciencia para llegar al resultado final, también son juegos recomendables.

También son muy útiles todas aquellas actividades que requieren esperar para observar los resultados, como plantar semillas y cuidarlas hasta que broten y se conviertan en hermosas plantas. 

En conclusión y tal y como dijo Raffaele Mantegazza, profesor de Pedagogía en el Departamento de Medicina de la Universidad de Milán Bicocca:

"La capacidad de esperar y formarse expectativas está ligada a fantasear y pensar; no esperar significa, en la práctica, no formarse para pensar".

Si buscas asesoramiento con tus métodos de crianza, puedes consultar con uno de nuestros psicólogos online.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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