Las compras compulsivas en psicología son una de las llamadas nuevas adicciones, pese a no ser un trastorno reciente. De hecho, la adicción a las compras fue descrita ya en 1915 por el psiquiatra Emil Kraepelin, que la llamó oniomanía, cuya etimología griega significa "manía de comprar".
La oniomanía es un trastorno que lleva a la persona a realizar compras de forma compulsiva para aliviar una creciente sensación de malestar y tensión (a pesar de ser consciente de que no necesita lo que está comprando). El trastorno alcanza su punto álgido cuando el impulso de comprar se vuelve incontrolable, aunque esto tenga consecuencias negativas para las finanzas y las relaciones interpersonales.
¿Quién sufre de compras compulsivas?
Según una investigación (Marcet et al., 2016), el inicio habitual del trastorno de compra compulsiva se produce en personas jóvenes, aproximadamente entre los 18 y 30 años, y suele mantenerse a lo largo del tiempo con un carácter persistente. Este trastorno presenta una alta asociación con otras afecciones psiquiátricas, destacando los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, las adicciones, los trastornos alimentarios y otros problemas relacionados con el control de los impulsos.
En la población general, la prevalencia varía entre el 1 % y el 11,3 %, siendo más común en mujeres que en hombres. En cuanto a los patrones de compra, los hombres suelen inclinarse por artículos funcionales o de ocio vinculados a la autonomía y la actividad, mientras que las mujeres tienden a adquirir productos relacionados con la imagen personal y el bienestar emocional.
El desarrollo de las nuevas tecnologías ha intensificado este trastorno, ya que en torno al 16 % de los casos de compra compulsiva ocurren online. Diversos investigadores apuntan que el anonimato de la compra por internet, la ausencia de contacto social y la obtención inmediata de atisfacción contribuyen a la pérdida de control en este comportamiento.
Compras compulsivas: síntomas
Entre los síntomas que permiten identificar las compras compulsivas, la investigadora Susan McElroy identificó una serie de situaciones recurrentes:
- La persona percibe la compra como irresistible, intrusiva o sin sentido.
- La compra suele requerir un gasto superior a las posibilidades o implica objetos inútiles.
- La preocupación o el impulso provoca cierto estrés, una pérdida de tiempo considerable e interfiere de forma significativa en el funcionamiento social, laboral o financiero.
- Las compras excesivas no se producen exclusivamente durante los períodos de manía o hipomanía.
Criterios diagnósticos y comorbilidades de las compras compulsivas
El diagnóstico de las compras compulsivas todavía no cuenta con un reconocimiento formal como trastorno independiente en el DSM-5-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales). Sin embargo, la literatura clínica y diferentes estudios han propuesto criterios específicos para ayudar a identificarlo. Según la revisión de Müller et al. (2015), los criterios más aceptados incluyen:
- Preocupación recurrente por comprar o por los objetos adquiridos: la persona puede dedicar mucho tiempo a pensar en compras, planificarlas o buscar oportunidades, incluso cuando no hay una necesidad concreta.
- Pérdida de control sobre el impulso de comprar: se realizan compras aunque se haya intentado en varias ocasiones reducir o controlar este comportamiento.
- Consecuencias negativas: las compras compulsivas pueden generar dificultades financieras, conflictos en el entorno familiar, problemas en el trabajo o un malestar emocional importante.
Las compras compulsivas pueden aparecer junto a otros trastornos, lo que se conoce como comorbilidad. Entre las más frecuentes se encuentran:
- Trastornos del estado de ánimo: como la depresión mayor, donde comprar puede convertirse en una forma de intentar aliviar el malestar emocional.
- Trastornos de ansiedad: el acto de comprar puede servir para disminuir la ansiedad de manera temporal.
- Trastornos de control de impulsos: como la acumulación compulsiva y el juego patológico, con los que comparte la dificultad para controlar los impulsos y la búsqueda de gratificación inmediata.
Reconocer estas comorbilidades resulta esencial para un abordaje terapéutico eficaz, ya que el tratamiento puede requerir la colaboración de diferentes especialistas y una intervención adaptada a cada persona.
Las causas de la oniomanía
Las causas de las compras compulsivas son complejas y difíciles de precisar, pero, según algunos psiquiatras, una disfunción en la producción de serotonina y dopamina puede ser la base de este comportamiento.
La dopamina es un neurotransmisor que el cerebro libera cuando se experimenta gratificación y satisfacción. Como produce una sensación de bienestar, activa el circuito de recompensa, incitando a la persona a repetir su comportamiento y desencadenando el mecanismo de adicción.
La producción alterada de serotonina, por otra parte, parecería ser responsable de la falta de control sobre la impulsividad, que lleva a la persona a satisfacer inmediatamente la necesidad de comprar.
Causas psicológicas de las compras compulsivas
La conducta de realizar compras compulsivas podría tener causas psicológicas y ser consecuencia de un malestar psicológico previo, como por ejemplo:
- trastorno de ansiedad;
- baja autoestima;
- manías y obsesiones;
- trastorno del estado de ánimo;
- adicción a las sustancias;
- dificultad para aceptarse a sí mismo;
- trastornos en la alimentación.
También parece haber una relación entre la depresión y la compulsión a comprar, como forma de aliviar estados emocionales dolorosos. Por lo tanto, el impulso de comprar parece ser compulsivo y se produce con mayor frecuencia en quienes cumplen con alguna de estas condiciones:
- personas con episodios depresivos;
- personas fanáticas del control;
- personas adictas y vulnerables.
La gratificación que sigue a la compra parece ser el refuerzo que llevará a la persona a continuar con la conducta cada vez que experimente una emoción desagradable. Este patrón se observa especialmente en individuos con alta compulsión por las compras, que refieren más problemas de función ejecutiva, especialmente de control inhibitorio, que quienes presentan baja compulsión (Heffernan et al., 2024). Esto sucede a pesar de que el alivio y la alegría de la compra son muy breves y van acompañados inmediatamente de emociones como la culpa y la decepción.
¿Qué hay detrás de las compras compulsivas?
Cuando comprar representa un verdadero comportamiento compulsivo, que obedece a una obsesión, podemos hablar de trastorno obsesivo compulsivo. La compra solo se convierte en una verdadera compulsión si se trata de una acción repetitiva realizada por la persona para reducir la ansiedad y el malestar debido a una obsesión, es decir, un pensamiento recurrente y omnipresente que la persona percibe como excesivo e inapropiado, pero del que no puede escapar.
Sin embargo, además de las características de la compulsión, las compras compulsivas implican también otras categorías de malestar psicológico-conductual que suelen darse a la par:
- Un trastorno del control de los impulsos, en el que la incapacidad de controlar un determinado comportamiento es un factor central, puede observarse claramente en la compra compulsiva de alimentos. Este comportamiento, que inicialmente busca aliviar un estado de malestar, pierde su finalidad y se transforma en una estrategia disfuncional para suprimir el malestar interior. Es importante situar que las dificultades para inhibir impulsos contribuyen significativamente a la persistencia de estas conductas.
- Una adicción conductual, porque presenta características que se solapan claramente con la adicción sexual o a sustancias, como la tolerancia, el ansia, la compulsión y la abstinencia.
Con la nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5-TR), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) propuso la inclusión de la adicción a las compras en un capítulo dedicado a las Adicciones Comportamentales, pero la complejidad de la definición de estas nuevas adicciones requiere de un mayor estudio. De momento, solo se trata de un debate académico donde aún falta evidencia para su inclusión oficial.
¿Cómo gestionar las compras compulsivas?
Se pueden aplicar varias estrategias para aprender a gestionar las compras compulsivas. Algunas acciones que puede realizar una persona con compras compulsivas incluyen:
- Llevar un diario en el que anote sus gastos.
- Hacer una lista de la compra y comprar solo lo que anote.
- Pagar solo si lleva efectivo.
- Cuando aparece el impulso de comprar, realizar actividades sustitutivas, como practicar una actividad deportiva o salir a pasear.
- Resistirse a la compra durante la primera hora, intentando romper el ciclo "emoción negativa-compra-gratificación".
¿Qué es el trastorno por compras compulsivas online?
El uso de Internet ha provocado una enorme expansión del fenómeno de las compras compulsivas, ya que cualquier persona con conexión a la red puede comprar cualquier tipo de objeto, en tiendas de todo el mundo con un simple clic. La adicción a Internet es un problema ya muy extendido que también puede fomentar la adicción a las compras online.
Señales de una adicción a las compras compulsivas por Internet
Los síntomas de la adicción a las compras online incluyen:
- No poder dejar de comprar.
- Tener pensamientos constantes de compras online.
- Consultar los sitios de comercio electrónico o las aplicaciones varias veces al día.
- La tendencia a no hacer devoluciones, sino a quedarse con todo lo que se compra.
- Sentirse culpable por las compras realizadas.
- Baja tolerancia al aburrimiento.
- Sentimientos de ansiedad y estrés si no se puede realizar la compra.
- Pérdida de interés por otras actividades.
- Mentir de forma compulsiva para ocultar las compras a una pareja o un ser querido (mitomanía).
¿Cómo superar el síndrome de las compras compulsivas por Internet?
Con respecto a la adicción a las compras online, estas pueden ser algunas de las estrategias a seguir:
- Establecer un presupuesto semanal o mensual para gastar.
- Posponer el momento de la compra tanto como sea posible.
- Eliminar los datos de acceso almacenados en los sitios de comercio electrónico, especialmente los datos de las tarjetas de crédito.
- Cancelar la suscripción a newsletters con ofertas especiales, descuentos y comunicaciones de ventas.
- Intentar mantenerse ocupado/a con otras cosas y salir de casa.
Estrategias prácticas para el manejo cotidiano de las compras compulsivas
El manejo cotidiano de las compras compulsivas implica poner en práctica estrategias concretas que pueden ayudar a reducir el impulso y prevenir recaídas. Algunas recomendaciones que cuentan con respaldo en la experiencia clínica y en la literatura especializada incluyen:
- Identificar los desencadenantes emocionales: reconocer qué emociones o situaciones suelen preceder al impulso de comprar (como el estrés, la soledad o el aburrimiento) permite anticiparse y buscar alternativas que resulten más saludables.
- Establecer límites claros de gasto: fijar un presupuesto semanal o mensual y llevar un registro detallado de los gastos puede ayudar a mantener el control y a observar el propio progreso.
- Evitar situaciones de riesgo: reducir la exposición a tiendas, centros comerciales o páginas web de compras, especialmente en momentos de mayor vulnerabilidad emocional.
- Buscar apoyo en familiares o personas de confianza: compartir los objetivos y las dificultades con personas cercanas puede aumentar la motivación y ofrecer contención en momentos que resulten más desafiantes.
- Practicar técnicas de regulación emocional: actividades como la respiración consciente, el ejercicio físico o la escritura pueden ser de ayuda para gestionar emociones intensas sin recurrir a la compra.
Estas estrategias pueden adaptarse a las necesidades de cada persona y, en muchos casos, se potencian cuando se combinan con acompañamiento profesional. El apoyo de familiares y amistades también es fundamental para crear un entorno comprensivo y libre de juicios, que favorezca el proceso de recuperación.
Compras compulsivas: tratamiento
Las compras compulsivas, como hemos visto, pueden provocar una auténtica adicción y llegar a minar la autoestima, especialmente inestable e influenciada por el estado de ánimo y la posesión de objetos.
¿Cómo recuperarse del trastorno de compras compulsivas? Buscar la ayuda de un psicólogo o psicóloga puede ser el primer paso para tomar conciencia de la oniomanía y afrontarla. Junto con el profesional será posible:
- Identificar el comportamiento compulsivo.
- Analizar los pros y los contras de cambiar este modo de comportamiento.
- Crear un sistema de gestión del dinero, para así reducir los daños económicos que supone ser una persona con compras compulsivas.
- Analizar el comportamiento, para reconocer y explorar los pensamientos y los estados emocionales que se activan durante las compras.
- Reestructurar cognitivamente las creencias disfuncionales con respecto a las compras y los objetos.
- Aplicar estrategias de afrontamiento.
Terapia para las compras compulsivas
Estudios recientes han demostrado la eficacia de la terapia cognitivo-conductual y la terapia de grupo para el tratamiento de las compras compulsivas.
El abordaje terapéutico de las compras compulsivas suele centrarse en la terapia cognitivo-conductual (TCC), considerada la intervención principal respaldada por la evidencia actual para el tratamiento de este trastorno (Vasiliu, 2022). Diversos estudios indican que la TCC puede favorecer la reducción de los episodios de compra y mejorar el control de los impulsos.
Por otro lado, los grupos de apoyo y la terapia de grupo pueden aportar beneficios al ofrecer un espacio seguro donde compartir experiencias y aprender de otras personas que atraviesan situaciones parecidas. Estos enfoques favorecen la autoobservación, la empatía y el compromiso con el proceso de cambio.
En determinadas situaciones, se ha considerado el uso de tratamientos farmacológicos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, especialmente cuando existen otras condiciones como depresión o ansiedad. Además, la combinación de antidepresivos y terapia cognitivo-conductual (TCC), así como el uso de antidepresivos serotoninérgicos como monoterapia, también han mostrado eficacia en el tratamiento del trastorno de compras compulsivas (Vasiliu, 2022).
Sin embargo, la evidencia sobre su eficacia específica en las compras compulsivas sigue siendo limitada y siempre es importante que su uso esté supervisado por un profesional de la salud mental.
La elección del tratamiento más adecuado depende de la gravedad del problema, de la presencia de otras dificultades psicológicas y de las necesidades individuales de cada persona. Por ello, resulta fundamental realizar una evaluación clínica cuidadosa antes de comenzar cualquier intervención.
Consultar a un profesional, como un psicólogo o psicóloga con experiencia en el tratamiento de adicciones puede ser el primer paso para afrontar las dificultades o el malestar que puedas estar experimentando.
