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Feminicidio: el riesgo de nacer mujer

Feminicidio: el riesgo de nacer mujer
Feminicidio: el riesgo de nacer mujer
Psicoterapeuta con orientación Sistémica-Relacional
Feminicidio: el riesgo de nacer mujer
Redacción
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica.
Publicado el
7.11.2025
Última actualización el
7.11.2025
Feminicidio: el riesgo de nacer mujer
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La primera en utilizar el término feminicidio fue Marcela Lagarde y de los Ríos, antropóloga mexicana y estudiosa de la condición de la mujer, quien lo acuñó para indicar la violencia física, psicológica, económica e institucional dirigida contra la mujer como tal.

En general, podemos definir el feminicidio como:

“Cualquier forma de violencia ejercida sistemáticamente sobre las mujeres en nombre de una superestructura ideológica de matriz patriarcal, con el objetivo de perpetuar la subordinación y de aniquilar la identidad mediante la sumisión física o psicológica, hasta llegar a la esclavitud o la muerte.”

De modo que se pone el acento en la matriz que genera la violencia, no atribuible a un arrebato súbito, a un estado de fuerte ira o similar, sino a una ideología patriarcal que lleva a considerar a la mujer como el "sexo débil", subordinado al hombre.

Kat Jayne - Pexels

Las causas del feminicidio

Los actos de violencia en la pareja contra la mujer están causados por un sistema de creencias culturales que a menudo lleva a considerar a la mujer en una posición jerárquicamente inferior al hombre. “El hombre que nunca tiene que preguntar” encuentra su autoafirmación en un comportamiento dominante, legitimado por una visión precisa del ser hombre: la masculinidad tóxica.

Pero, ¿de dónde vienen estas creencias?

Pensemos en el lenguaje: lo masculino se utiliza para incluir lo femenino, pero no ocurre lo contrario. Podemos decir "hombre" para indicar un hombre o una mujer, y lo mismo ocurre con niño o hijo. Incluso el término homicidio se utiliza para indicar el asesinato de una mujer o de un hombre, independientemente del móvil.

Una cultura machista de orígenes ancestrales

La religión está llena de iconos masculinos y los héroes suelen ser hombres: el primer ser humano de la Creación es Adán y de él desciende Eva, Zeus crea a la mujer para castigar a los hombres. San Agustín, el Padre Fundador de la Iglesia, afirma:

"La mujer no está hecha a imagen y semejanza de Dios. Está en el orden de la naturaleza que las esposas sirvan a sus maridos y los hijos a sus padres, y la justicia de esto reside en el principio de que el inferior debe servir al superior... Es la justicia natural la que quiere esto."

Todas estas creencias generan, tanto en hombres como en mujeres, una serie de convicciones que llevan, por un lado, a promulgar una actitud predominante y, por otro, a tolerar tales coacciones en virtud de la cultura a la que pertenecen. Un ejemplo de ello es el catcalling o acoso callejero, considerado por algunos como un simple cumplido dirigido a una mujer y no como acoso.

Femicidio y feminicidio: diferencias terminológicas y conceptuales

En el debate público y en los medios de comunicación, los términos femicidio y feminicidio se utilizan a menudo como sinónimos, pero en realidad tienen importantes diferencias.

  • Femicidio indica genéricamente el asesinato de una mujer, independientemente del motivo o el contexto. Se trata de un término neutro que hace referencia al género de la víctima.
  • Feminicidio, en cambio, se refiere al asesinato de una mujer como tal, es decir, motivado por razones de género y un deseo de control, dominación o aniquilación vinculado a una cultura patriarcal. El feminicidio es, por tanto, un acto que se inscribe en un contexto de discriminación y violencia sistémica contra las mujeres.

Esta distinción puede ser fundamental para comprender el alcance social y cultural del fenómeno y adoptar estrategias de prevención y lucha más eficaces.

Tipos de feminicidio y perfiles psicológicos de los agresores

El feminicidio puede manifestarse de diferentes formas, dependiendo del contexto y de las motivaciones que lo impulsan. Los estudios en psicología y criminología identifican algunos tipos principales: el feminicidio íntimo, que ocurre dentro de una relación afectiva o familiar, a menudo por parte de la pareja o ex pareja, es la forma más extendida y está vinculada a dinámicas de control y posesividad.

También está el feminicidio no íntimo, perpetrada por personas ajenas a la víctima y motivada por el odio de género, la misoginia u otras formas de discriminación. Otra tipología es la vinculada a las prácticas tradicionales, lo que incluye, por ejemplo, los crímenes de honor o la mutilación genital femenina, todavía presente en algunas culturas.

En cuanto a los perfiles psicológicos de los agresores, según la psicóloga forense Anna Costanza Baldry, suelen existir dificultades en la gestión de las emociones, como:

  • incapacidad para tolerar el rechazo o la pérdida, lo que puede llevar a conductas violentas;
  • rigidez de género, es decir, creencias arraigadas sobre la superioridad masculina y la necesidad de controlar a la pareja;
  • baja autoestima e inseguridad, que pueden llevar a percibir la autonomía de la mujer como una amenaza a su propia identidad.

Estos elementos no justifican en modo alguno la violencia, pero pueden ayudar a comprender su dinámica y a identificar posibles señales de riesgo.

brotiN biswaS - Pexels

Factores de riesgo y causas: una visión estructurada

Existen diversos factores que pueden aumentar el riesgo de feminicidio, a menudo entrelazados entre sí. Por ejemplo:

  • Episodios previos de violencia: la presencia de violencia física, psicológica o económica en la relación es una de las señales más fuertes de riesgo.
  • Aislamiento social de la víctima: la falta de una red de apoyo puede hacer más difícil pedir ayuda o alejarse de situaciones peligrosas.
  • Abuso de sustancias: el alcohol y las drogas pueden aumentar la agresividad y reducir las inhibiciones.
  • Posesión de armas: la disponibilidad de armas en el hogar es un factor de riesgo reconocido para la escalada de la violencia.
  • Acontecimientos desencadenantes: las separaciones, las solicitudes de autonomía o los cambios en la relación pueden ser percibidos por el agresor como amenazas y desencadenar reacciones violentas.

Comprender estos factores puede ser crucial para la prevención y la intervención precoz por parte de la familia, los amigos y los profesionales.

¿Por qué se habla hoy más de feminicidio que en el pasado?

Cada vez oímos hablar más de este tema porque, gracias a las batallas feministas del siglo pasado en nombre de la igualdad hombre-mujer, las mujeres han ganado más poder y lo siguen reivindicando en la actualidad. A medida que las mujeres ganan los mismos derechos que los hombres, estos últimos pueden sentir que pierden lo que durante mucho tiempo se ha considerado una característica identitaria fundamental: la fuerza.

Mientras que antes las mujeres estaban sometidas a la fuerza del hombre, eran subyugadas por ellos y no tenían medios para defenderse, hoy esta fuerza se resiste cada vez más:

  • la resignación del pasado está siendo sustituida por el deseo de libertad;
  • el silencio deja paso a las palabras;
  • la subordinación se convierte en libre albedrío.

Estos cambios pueden generar en el hombre un fuerte sentimiento de miedo: abandonar los viejos valores es un proceso largo y complejo. El hombre que se convierte en autor de actos violentos puede estar impulsado por el miedo a la mujer, al percibirla como una amenaza para su propia identidad. 

Datos estadísticos sobre el feminicidio: una visión actual

El fenómeno del feminicidio es objeto de un seguimiento constante por parte de instituciones nacionales e internacionales. A nivel europeo, según el informe EU Gender-based Violence Survey (FRA, EIGE, Eurostat, 2024), cerca de 1 de cada 5 mujeres en la UE-27 (17,7 %) ha sufrido violencia física o amenazas y/o violencia sexual por parte de su pareja a lo largo de su vida; y el 14,6 % ha sufrido violencia por parte de su pareja más de una vez.

En España, según el Boletín Estadístico Mensual de septiembre de 2025 (Ministerio de Igualdad, 2025), el número de feminicidios en la pareja o expareja entre enero de 2003 y septiembre de 2025 asciende a 1.323. Poniendo el foco en los últimos dos años:

  • hasta septiembre de 2025, han habido 28 mujeres víctimas mortales;
  • en 2024, 49 mujeres fueron víctimas mortales —36 hasta septiembre—.

Estas cifras, lamentablemente, demuestran que el feminicidio es un problema estructural y no episódico que requiere respuestas coordinadas y continuas.

RODNAE Productions - Pexels

‍La prevención de la violencia de género

¿Cómo interrumpir y prevenir el ciclo de la violencia de género? La creciente atención prestada al fenómeno ha permitido:

  • una modificación progresiva de las leyes de protección de la mujer;
  • la creación de numerosos organismos y asociaciones que pretenden prestar ayuda concreta en todos los casos de violencia física o psicológica, como servicios de información y atención especializada como la línea telefónica 016.

Superar los estereotipos

Estas herramientas de ayuda pretenden hacer frente a un problema que, como hemos visto, tiene orígenes muy arraigados. La superación social, además de psicológica, del feminicidio requiere un análisis preciso de los códigos mentales y sociales que impregnan nuestra cultura occidental.

Es necesario, por tanto, identificar y redefinir todos aquellos conceptos ligados a los estereotipos de género que nos impiden salir del círculo de la violencia, porque relegan a la mujer al papel de víctima y al hombre al de agresor.

Juntos contra la violencia: el primer paso puede ser pedir ayuda

Abordar la cuestión del feminicidio significa reconocer lo importante que es no estar sola frente a la violencia y los estereotipos que la alimentan. Si sientes que necesitas apoyo, vives una situación difícil o simplemente quieres recuperar la fuerza para creer en ti misma, recuerda que no tienes por qué afrontarlo en soledad.

Acudir a profesionales de la salud mental, como un psicólogo o psicóloga online, puede ser un paso esencial para procesar el trauma y reconstruir la propia autonomía. Ninguna mujer debe sentirse sola ante la violencia: pedir ayuda es un acto de valentía y autodeterminación.

Si sufres violencia de género, te recomendamos contactar con el teléfono gratuito de información y asesoramiento jurídico 016. Es un servicio público puesto en marcha por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, funciona las 24 horas del día y está atendido por profesionales especializados en esta materia. También puedes comunicarte por WhatsApp (600 000 016) y por correo electrónico escribiendo a 016-online@igualdad.gob.es

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