La cleptomanía es un trastorno psicológico que se caracteriza por un impulso incontrolable de robar objetos que a menudo no tienen un valor económico significativo ni una utilidad personal para la persona que los sustrae. El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) reconoce este comportamiento como un trastorno del control de los impulsos.
Cleptomanía: significado
La etimología del término “cleptomanía” proviene del griego antiguo: "kleptō" (κλέπτω), que significa "robar", y "manía" (μανία), que se traduce como "manía" o "locura".
Este trastorno se describió por primera vez en la literatura médica a principios del siglo XIX como una forma de “locura moral”. La cleptomanía fue descrita por primera vez en 1816 por el médico suizo André Matthey, que utilizó el término klopemanie para referirse a los ladrones que robaban objetos inútiles de forma impulsiva. Más tarde, dos psiquiatras franceses, Jean-Étienne Dominique Esquirol y Charles Chrétien Henri Marc, lo cambiaron por el término kleptomanie (Sipowicz & Kujawski, 2018).
Qué es la cleptomanía
En EEUU, se estima que hay en torno a 1,2 millones de personas cleptómanas, en su mayoría mujeres (Grant & Kim, 2006). La cleptomanía no se trata de un simple hurto motivado por la necesidad o el deseo de poseer algo, sino de un trastorno en el que el robo está guiado por un impulso irrefrenable, que a menudo va acompañado de un sentimiento de culpa o vergüenza (Grant & Kim, 2002).
Es fundamental distinguir la cleptomanía del robo en tiendas u otros tipos de robo intencionado. Quienes roban en tiendas lo hacen conscientemente para obtener un beneficio tangible, es decir, una ganancia económica o una posesión personal. Los objetos robados suelen ser vendibles o deseados y el acto de robar es racional y planificado.
En cambio, en el caso de la cleptomanía, el robo no es premeditado ni está motivado por una necesidad material. Una persona con trastorno cleptómano siente una creciente tensión o ansiedad antes del acto y siente alivio o gratificación inmediata al realizarlo. Sin embargo, esta sensación suele ir seguida de remordimiento o malestar, ya que el acto en sí entra en conflicto con los valores y la moral de la persona.
La cleptomanía es una enfermedad poco frecuente, pero puede ser muy incapacitante y afectar a las relaciones personales y a la vida cotidiana del individuo. Suele asociarse a otros trastornos psicológicos, como la depresión, la ansiedad o el trastorno obsesivo-compulsivo (McElroy et al., 1991).
Cleptomanía: causas
La cleptomanía es un trastorno complejo en el que intervienen múltiples factores emocionales, cognitivos y biológicos. No existe una única causa definitiva, sino una combinación de elementos que contribuyen al desarrollo de este trastorno.
No poder permitirse el objeto deseado no suele ser la causa subyacente del robo. No hay más que pensar en algunas de las celebridades que padecen cleptomanía y que, desde luego, no han robado por no tener suficiente dinero, desde la actriz Winona Ryder hasta Megan Fox, desde Lindsay Lohan hasta Britney Spears, pasando por Beth Ditto.
La cleptomanía se suele asociar a disfunciones en la regulación de las emociones y el procesamiento cognitivo. Algunas de las causas principales son la necesidad inconsciente de aliviar la tensión, la ansiedad y el estrés relacionados con las emociones negativas. Robar genera un alivio temporal, que posteriormente suele acarrear sentimientos de culpa y vergüenza.
La literatura neurocientífica (Grant et al., 2007) sugiere que el trastorno puede estar relacionado con un mal funcionamiento del sistema dopaminérgico, que regula el placer y la gratificación. Esto puede llevar a una dependencia psicológica del acto de robar para obtener un subidón de dopamina. La repetición del robo y el alivio temporal que este produce pueden reforzar el comportamiento a lo largo del tiempo y crear un ciclo de adicción.
La cleptomanía puede aparecer a cualquier edad, pero suele manifestarse durante la adolescencia o al principio de la edad adulta. Sin embargo, no es raro que permanezca sin diagnosticar durante años.
El trastorno se asocia con frecuencia a comorbilidades psicológicas, como trastornos del estado de ánimo relacionados con la depresión o la ansiedad, trastornos del comportamiento obsesivo-compulsivo y adicciones psicológicas y a sustancias.

¿La cleptomanía es hereditaria?
Algunas investigaciones sugieren que puede existir un componente genético. Diversos estudios de antecedentes familiares han explorado el riesgo de desarrollar cleptomanía o trastornos relacionados (como el trastorno obsesivo-compulsivo o las adicciones) en familiares de primer grado de individuos afectados (Grant, 2003). Sin embargo, no está garantizado que sea hereditaria, ya que los factores ambientales también desempeñan un papel importante.
Numerosos estudios sobre adaptación familiar y gemelos han demostrado el importante papel de las influencias hereditarias en las diferencias individuales relacionadas con las adicciones (por ejemplo, Agrawal & Lynskey, 2008). Sin embargo, para la mayoría de los tipos de adicción, los resultados relativos a la asociación genética siguen siendo coherentes.
Hasta la fecha, la investigación sobre adicciones se ha centrado principalmente en las adicciones relacionadas con sustancias. A pesar de la creciente atención científica a diversas adicciones conductuales y la inclusión del juego patológico como adicción comportamental en la categoría “Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos” de la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5; American Psychiatric Association, 2013), la investigación que examina las adicciones conductuales aún está empezando.
Por lo tanto, se necesitan más estudios de asociación genética que incluyan fenotipos de adicciones conductuales. Parece que, incluso en el caso de los fenómenos de adicción más ampliamente estudiados, los conocimientos sobre los mecanismos psicológicos y genéticos subyacentes siguen siendo escasos.
En lo que respecta al comportamiento disfuncional, también existe la hipótesis de que esté influenciado por el factor ambiental. Sin embargo, esto no es predictivo, ya que se ha visto que, en la cleptomanía, el robo no se lleva a cabo por una necesidad real.
¿Existe alguna relación entre la cleptomanía y la sexualidad?
Algunas teorías psicoanalíticas sugerían un vínculo entre la cleptomanía y la represión de las pulsiones sexuales (Fullerton, 2007), pero estas hipótesis no han encontrado una confirmación científica sólida. Sin embargo, se ha observado que la cleptomanía puede estar asociada a un aumento de la tensión psicofísica, que incluye la tensión sexual. En algunos casos, el impulso de robar podría ser una forma de gestionar impulsos reprimidos, pero no se ha demostrado empíricamente una relación directa con la sexualidad.
Según la interpretación del modelo psicoanalítico, la cleptomanía es un impulso al que no se puede resistir, pero, sobre todo, el robo tiene por objeto resolver estados internos de tensión extrema debidos a la angustia de la culpabilidad.
Por lo tanto, lo que el psicoanálisis sugiere es un profundo deseo de ser castigado en virtud de un acto compensatorio por las propias acciones. De modo que la persona con trastorno cleptómano busca la humillación y la expiación de un “pecado”, y consigue, a través del acto de robar, una serenidad transitoria.
Cleptomanía: síntomas y características
La cleptomanía se puede reconocer mediante una serie de señales conductuales y psicológicas específicas.
Es importante diferenciar entre este trastorno y otras formas de robo intencionado, ya que la persona que padece cleptomanía actúa en respuesta a impulsos incontrolables y no por una necesidad material o económica. Una persona con cleptomanía está visiblemente agitada antes de cometer el robo, mientras que después se siente muy aliviada por haber conseguido un placer liberador. Como los objetos robados no tienen ningún valor real para la persona, a veces puede devolverlos o hacer que los encuentre la persona que ha sufrido el robo.
Después del robo, la persona suele experimentar remordimiento, culpabilidad o malestar emocional. Sin embargo, estos sentimientos no son suficientes para impedir que los episodios se vuelvan a repetir en el futuro. El robo no se lleva a cabo por venganza, beneficio económico, protesta o necesidad material, sino que se trata de un acto puramente impulsivo y sin planificar.
La persona que sufre cleptomanía a menudo se ve aislada socialmente o vive en un estado de evitación de todas aquellas situaciones en las que le puedan juzgar.
Estrategias para identificar el trastorno sin estigmatizar
Dado que la cleptomanía suele ir acompañada de vergüenza o culpabilidad, es crucial abordar la situación con sensibilidad y comprensión.
Existen algunas estrategias que pueden ayudar a reconocer el trastorno sin etiquetar ni culpar a la persona. Cuando se observan robos repetidos de objetos y patrones de comportamiento relacionados, hay que evitar acusar abiertamente a la persona. Si se sospecha que una persona sufre cleptomanía, es recomendable acercarse a ella de forma empática, evitando reproches e intentando en su lugar entablar una conversación respetuosa para fomentar el diálogo y la comprensión.
Es importante dejar claro que el comportamiento no define a la persona, por ejemplo, utilizando frases como: “parece que estás pasando por un mal momento” en lugar de “eres un ladrón”. Además, es crucial animar a la persona a consultar a un psicólogo y a un psiquiatra para iniciar un tratamiento psicológico apoyado con medicación. A veces es necesaria una buena psicoeducación en la que se informe a la persona de que su enfermedad está reconocida y puede tratarse.
Consecuencias físicas y psicológicas de la cleptomanía
La cleptomanía puede tener efectos importantes sobre la salud mental e, indirectamente, también sobre la salud física. Desde el punto de vista psicológico, la persona experimenta con frecuencia remordimientos y autocrítica, lo que puede conducir a una disminución de la autoestima. La frustración que sigue a la incapacidad de controlarse puede conducir a un aumento de la ansiedad y la depresión.
Esto hace que la persona caiga en una espiral de estrés crónico debido al miedo a ser descubierta y enfrentarse a consecuencias legales. Además, la cleptomanía, que a menudo se asocia al trastorno obsesivo-compulsivo o al abuso de sustancias, puede confundirse con el robo intencionado.
Desde el punto de vista físico, el estrés psicológico continuo puede provocar trastornos como insomnio, problemas gastrointestinales y dolores de cabeza.
Como ya se ha mencionado, la cleptomanía comparte algunas características con otras adicciones comportamentales, como el juego patológico, en lo que respecta a la sensación de bienestar y gratificación que se experimenta como resultado de robar. Sin embargo, a diferencia de otras adicciones, la cleptomanía no siempre está asociada a un deseo consciente de lograr gratificación, sino que la persona es presa de un impulso incontrolable.
La cleptomanía puede deteriorar gravemente las relaciones interpersonales, ya que las personas cercanas a la persona que padece cleptomanía pueden experimentar sentimientos de desconfianza, traición y decepción.
Esto hace que las personas que sufren cleptomanía puedan alejarse de amigos y familiares, lo que aumenta el riesgo de aislamiento. Asimismo, el arresto o la denuncia por robo pueden dañar la reputación de la persona y su relación con la comunidad o los compañeros de trabajo.
¿Cómo se cura la cleptomanía? Tratamiento
La cleptomanía es un trastorno complejo, pero que se puede tratar. Por lo general, el enfoque que se considera más eficaz es un enfoque combinado que integre la psicoterapia, técnicas de gestión de los impulsos y, en algunos casos, la terapia farmacológica.
Los enfoques terapéuticos indicados para el tratamiento del trastorno cleptómano son el cognitivo-conductual, el dialéctico-conductual y el psicodinámico. A la psicoterapia también se puede sumar el apoyo de técnicas de relajación como el mindfulness y el yoga para aprender a controlar y a relajar la tensión corporal.
Un proceso terapéutico personalizado es esencial para ayudar a quienes sufren cleptomanía a entender los motivos profundos de su comportamiento. Asimismo, adquirir herramientas para gestionar los impulsos de manera eficaz permite reforzar la autoestima con el fin de construir relaciones sanas.
En algunos casos, los fármacos se pueden utilizar como apoyo a la psicoterapia, por ejemplo, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), los estabilizadores del estado de ánimo y los antagonistas de los opioides.
En conclusión, la persona con cleptomanía es un individuo que tiene una profunda fragilidad para saber gestionar sus impulsos y necesita contar con apoyo y acompañamiento para gestionar su trastorno. La detección precoz del trastorno sigue siendo esencial para poder tratarlo adecuadamente y proteger a la persona del aislamiento y la frustración interna.