El burnout es algo más que un efecto secundario de las largas jornadas laborales: es una grave afección psicológica que afecta a millones de personas. Caracterizado por el estrés crónico, el agotamiento emocional y una sensación de distanciamiento mental, la Organización Mundial de la Salud lo ha reconocido oficialmente como un fenómeno ocupacional.
En los últimos años, el aumento de las exigencias laborales, la falta de conciliación de la vida laboral y familiar y el estrés prolongado han empujado a muchos empleados hacia el agotamiento emocional y físico. Según nuestra última encuesta realizada a más de 1.500 trabajadores españoles, el 41 % afirma sentirse estresado en el trabajo, mientras que más de la mitad (55 %) afirma haber experimentado un agotamiento total. Estos resultados ponen de manifiesto que los trabajadores están sometidos a una presión cada vez mayor.
Partiendo de nuestra investigación anterior sobre el estrés laboral y el síndrome de burnout, que examinaba cómo las presiones laborales no gestionadas pueden erosionar el bienestar mental, este nuevo informe nacional va más allá. No sólo explora la prevalencia del burnout, sino que también desvela sus causas profundas, los sectores y ciudades más afectados y el coste económico que está suponiendo tanto para las personas como para las empresas.
Para entender mejor cómo el burnout está afectando a la vida de los trabajadores en España, los datos se interpretan desde una perspectiva psicológica. Al identificar dónde es más común el burnout, quién es más vulnerable y cuánto está costando, nuestro objetivo es informar al establecimiento, empresarios y profesionales por igual, sentando las bases para una cultura de trabajo más saludable y sostenible en todo el país.
¿Qué es el burnout?
El burnout, antes considerado un problema de nicho, se ha convertido en un fenómeno laboral reconocido en todo el mundo, sobre todo en los actuales entornos de trabajo de ritmo rápido y alta presión.
Las psicólogas Christina Maslach y Susan Jackson definen el burnout como un síndrome psicológico tridimensional que suele darse en profesiones de alta demanda. Los tres elementos centrales son:
- Agotamiento emocional - sentimientos de depresión, desesperanza, irritabilidad, tensión y falta de empatía o energía.
- Despersonalización - distanciamiento emocional de los demás, a menudo marcado por el cinismo, la indiferencia y un sentimiento de alienación.
- Reducción de la realización personal - disminución de la sensación de eficacia y satisfacción en el trabajo, lo que a menudo conduce a la insatisfacción laboral y a la creencia de que los propios esfuerzos carecen de sentido.
En términos sencillos, el burnout es un estado de agotamiento mental y físico causado por el estrés laboral prolongado, en el que los mecanismos habituales de afrontamiento dejan de ser eficaces. Con el tiempo, puede acarrear graves consecuencias personales y profesionales, como ansiedad, fatiga crónica, disminución de la productividad y relaciones tensas tanto dentro como fuera del trabajo.
¿Es frecuente el estrés laboral y el agotamiento en España?
El estrés laboral no es una queja ocasional, sino una realidad cotidiana para muchos españoles. Nuestra encuesta revela que el 41 % de los trabajadores en España se sienten estresados en sus puestos actuales, lo que pone de manifiesto lo arraigado que está este problema.
El agotamiento, la consecuencia más grave y a largo plazo del estrés crónico, es también alarmantemente frecuente. Más de la mitad de los trabajadores españoles (55 %) afirman haber sufrido burnout, lo que apunta a una creciente crisis de salud mental entre los trabajadores. Aunque se espera cierto grado de estrés en cualquier trabajo, estas cifras sugieren una presión constante y poco saludable que puede conducir al agotamiento emocional y físico.
Las señales de alarma son especialmente claras. Más de uno de cada diez trabajadores (11 %) afirma sentirse siempre estresado en el trabajo, un claro indicador de que el estrés no controlado se está convirtiendo en la norma, no en la excepción.
Algunos grupos parecen más afectados que otros. Las mujeres son mucho más propensas a sentir estrés con frecuencia (45 %) que los hombres (38 %), y los empleados a tiempo completo (42 %) declaran niveles de estrés más elevados que los autónomos (37 %).
Los profesionales más jóvenes se ven especialmente afectados por el estrés. Entre los que tienen entre 25 y 34 años, el 46 % afirma sentirse estresado, y el 13 % dice sentirse así todo el tiempo. El grupo de 35 a 44 años registra una intensidad similar, con un 14 % de profesionales siempre estresados, el porcentaje más alto de todas las edades. Silvia Dal Ben, psicóloga de Unobravo, comenta:
“Lamentablemente, no es sorprendente que los profesionales más jóvenes, sobre todo los que tienen entre 25 y 44 años, experimenten altos niveles de estrés. Suelen ser años en los que convergen las presiones profesionales, las responsabilidades económicas y las grandes decisiones vitales. Muchas personas en esta etapa se enfrentan a ascensos, largas jornadas laborales o incluso cambios de carrera, al tiempo que gestionan hitos personales como la compra de una casa o la formación de una familia. Estos constantes malabarismos pueden desembocar en estrés crónico si no se abordan y gestionan adecuadamente. Sin el apoyo o las estrategias de afrontamiento adecuadas, este estrés puede evolucionar hacia el agotamiento, un estado de agotamiento emocional, mental y físico cada vez más común entre los profesionales de alto rendimiento.”
Las principales causas del burnout en España
El agotamiento no se produce de la noche a la mañana, sino que se desarrolla gradualmente a medida que el estrés laboral se acumula con el tiempo. En nuestra última encuesta, los trabajadores españoles identificaron varios factores clave que contribuyen al estrés laboral y que, con el tiempo, pueden desembocar en un burnout en toda regla.
Las 10 principales causas de estrés laboral en España
La causa de estrés laboral más citada es la carga de trabajo excesiva o poco realista, señalada por el 41 % de los encuestados. Este tipo de presión no sólo desgasta físicamente a las personas, sino que merma su resistencia emocional. Sentirse sobrecargado sin el apoyo o los recursos adecuados hace más difícil mantener la motivación o el compromiso, lo que aumenta la probabilidad de agotamiento.
En segundo lugar se sitúan las largas jornadas laborales, señaladas por el 33 % de los trabajadores españoles. Para los empleados más jóvenes, en particular, la frontera entre el trabajo y la vida es a menudo difusa, especialmente cuando las expectativas se extienden más allá de las horas de oficina. Esto se ve reforzado por el 16 % que afirma sufrir estrés por estar siempre disponible o tener que responder fuera del horario laboral.
Para los trabajadores más jóvenes, el panorama del estrés es ligeramente diferente. Entre los trabajadores españoles de 18 a 24 años, las largas jornadas laborales son el principal factor de estrés, con un 44 % que lo identifica como su principal preocupación.
Le sigue de cerca la falta de reconocimiento o aprecio, citada por el 31 %. El reconocimiento es algo más que una simple alabanza; se trata de ser visto, valorado y respetado. Cuando esto falta, los empleados pueden empezar a sentirse invisibles o infravalorados, lo que aumenta la fatiga emocional y el desapego de sus funciones.
La mala gestión (30 %) y el salario o las prestaciones inadecuados (26 %) también ocupan un lugar destacado, lo que pone de relieve los problemas estructurales más generales que contribuyen al agotamiento. Cuando el liderazgo es ineficaz y la remuneración no refleja el esfuerzo o el aumento del coste de la vida, los trabajadores se sienten sin apoyo y desmotivados.
Por último, el agotamiento no es sólo psicológico, sino también financiero. Más de una cuarta parte de los trabajadores españoles (26 %) cita el salario o los beneficios inadecuados como una de las principales fuentes de estrés. Cuando la remuneración no se corresponde con la responsabilidad o el coste de la vida, aumentan la frustración y la falta de compromiso. Esta desconexión contribuye a menudo a la despersonalización, cuando los empleados se alejan emocionalmente de su trabajo y de sus compañeros, una de las principales características del burnout.
“Estos resultados ponen de relieve que el agotamiento rara vez es el resultado de un único factor», comenta Silvia. "Suele aparecer cuando se acumulan múltiples presiones sostenidas en el tiempo. La elevada carga de trabajo, las largas jornadas laborales, la falta de reconocimiento y una gestión deficiente crean un estado crónico de estrés que deja a los empleados mental y emocionalmente agotados. No es sólo la presencia de estos factores estresantes, sino su persistencia sin una recuperación o apoyo adecuados lo que causa el mayor daño.
"Para los trabajadores jóvenes en particular, esto puede ser especialmente perjudicial. Las primeras experiencias profesionales ayudan a conformar la identidad profesional y los hábitos de afrontamiento a largo plazo. Si el estrés se normaliza, especialmente en entornos en los que se recompensa el exceso de trabajo y se carece de reconocimiento, es más probable que las personas desarrollen pautas de trabajo poco saludables, una menor autoestima y un distanciamiento emocional. En ocasiones, esto puede conducir a la despersonalización, un mecanismo de defensa psicológico por el que las personas empiezan a distanciarse de su trabajo y de sus compañeros para evitar una mayor tensión emocional. Aunque a corto plazo esto puede parecer protector, con el tiempo mina la motivación, la satisfacción laboral y la salud mental".
Las ciudades españolas donde los residentes tienen más riesgo de burnout
El agotamiento no sólo depende de la cultura personal o de la oficina, sino también del lugar de residencia. El estrés no se queda en la oficina, sino que sigue a la gente hasta casa. En las ciudades caracterizadas por largos desplazamientos, movimiento constante, sistemas de apoyo deficientes y tensión emocional diaria, el agotamiento no se limita al lugar de trabajo, sino que se integra en la vida cotidiana.
Las 10 ciudades españolas con mayor riesgo de agotamiento
Las Palmas de Gran Canaria encabeza la lista, no por la implacable presión empresarial, sino por cómo la falta de reconocimiento mina silenciosamente la resiliencia emocional. El 70 % de los trabajadores afirma haber sufrido agotamiento, mientras que el 80 % oye con frecuencia a sus compañeros expresar estrés, el mayor índice de contagio emocional de todas las ciudades españolas encuestadas.
El principal factor de estrés en Las Palmas no son las largas jornadas laborales ni el liderazgo tóxico, sino el no sentirse valorado: el 50 % cita la falta de reconocimiento o aprecio como la principal causa de estrés. Cuando las personas se sienten invisibles en sus puestos, incluso una carga de trabajo razonable puede resultar abrumadora. Sin una retroalimentación o un reconocimiento significativos, la motivación se desvanece y la fatiga emocional echa raíces.
A pesar de que los niveles de estrés diario declarados son moderados (50 %) y sólo el 30 % declara no tener un buen equilibrio entre vida laboral y personal, la tasa de agotamiento es sorprendentemente alta. Esto sugiere que el problema no es simplemente la presión del tiempo, sino una desconexión emocional: hacer el trabajo, pero sentirse invisible.
Sevilla le sigue de cerca, con un 69 % de trabajadores que han sufrido agotamiento y más de la mitad que declaran sufrir estrés con frecuencia (56 %). Aunque el apoyo en el lugar de trabajo es ligeramente mejor que en otras ciudades, el 51 % sigue diciendo que es inadecuado, lo que sugiere problemas sistémicos con el liderazgo o la cultura organizativa. Es probable que este entorno fomente una tensión persistente que desgasta lentamente a las personas.
En Bilbao, el 63 % de los encuestados afirma estar agotado, y el 60 % oye con frecuencia a sus compañeros expresar estrés. Aunque sólo el 53 % afirma sentirse estresado, el clima emocional compartido sugiere que el agotamiento se propaga silenciosamente a través de los equipos, las conversaciones y las normas del lugar de trabajo. El 48 % afirma que su lugar de trabajo carece de apoyo, por lo que la carga emocional se ve amplificada por una protección estructural insuficiente.
En el otro extremo del espectro, Zaragoza se sitúa en la parte más baja de la escala de agotamiento, con sólo un 25 % de trabajadores que se sienten estresados con frecuencia y una baja tasa de agotamiento del 38 %, la segunda más baja de todas las ciudades encuestadas. Del mismo modo, A Coruña y Valencia registran bajas frecuencias de estrés (26 % y 33 %, respectivamente) y modestas tasas de burnout (45 % y 43 %). En ambas ciudades, la insatisfacción con el equilibrio entre la vida laboral y personal es relativamente escasa, y la percepción del apoyo en el lugar de trabajo sigue siendo más positiva que la media nacional.
Los sectores con más riesgo de burnout en España
Aunque cada profesión conlleva sus propias presiones, el burnout prospera en entornos en los que las exigencias son elevadas, las oportunidades de recuperación son escasas y el apoyo es inconsistente. En toda España, los trabajadores de determinados sectores muestran claros signos de tensión, no sólo por las largas jornadas o la pesada carga de trabajo, sino por el peso emocional del propio trabajo.
Los cinco sectores con mayor riesgo de burnout en España
Muchos de los sectores de mayor riesgo implican una interacción regular con el público, ya sean clientes o pacientes, lo que añade una capa adicional de trabajo emocional a unas funciones ya de por sí exigentes.
La hostelería, el ocio y el deporte son los sectores con mayor riesgo de agotamiento. Con un 58 % de trabajadores que declaran estar agotados y más de la mitad (52 %) que afirman que su lugar de trabajo no les proporciona el apoyo adecuado, el coste emocional es evidente. Los horarios largos e irregulares, las expectativas de servicio exigentes y el tiempo de inactividad limitado crean las condiciones perfectas para el agotamiento.
El sector de la formación y la contratación registra el mayor índice de agotamiento de todos los sectores, con un 73 %. A pesar de una frecuencia de estrés ligeramente inferior a la de la hostelería, las cifras de agotamiento apuntan a una fatiga profundamente arraigada. En funciones que a menudo implican métricas de rendimiento constantes, objetivos de contratación ajustados y presión sobre las personas, el desgaste emocional se acumula, especialmente cuando faltan estructuras de apoyo.
La sanidad y la asistencia social le siguen de cerca. El 59 % de los trabajadores afirma haber sufrido agotamiento y el 49 % carece de apoyo suficiente en el lugar de trabajo, lo que refleja la intensidad emocional y la urgencia crónica de las funciones asistenciales. La escasez de personal, los altos riesgos emocionales y el tiempo limitado para la recuperación no hacen sino agravar el problema.
El sector tecnológico y de TI tampoco es inmune. El 56 % de los encuestados afirma estar agotado, y casi la mitad (49 %) menciona la falta de apoyo. Aunque a menudo se percibe como un campo de gran autonomía, el ritmo acelerado y la compleja resolución de problemas contribuyen a que el estrés se acumule con el tiempo.
Completa los cinco primeros puestos el sector del transporte, en el que casi la mitad de los trabajadores declaran estar agotados (49 %) y el 60 % afirma oír con frecuencia a sus compañeros expresar estrés. Los horarios ajustados, las cargas de trabajo exigentes y la flexibilidad limitada contribuyen a unos niveles de tensión elevados y constantes en todo el sector.
Silvia afirma: "Las funciones que requieren una interacción interpersonal frecuente, ya sea con clientes, pacientes o usuarios, suponen una presión constante sobre la regulación emocional, lo que se conoce como trabajo emocional. Con el tiempo, este esfuerzo sostenido por gestionar las emociones al servicio de los demás, sobre todo sin el apoyo adecuado en el lugar de trabajo, conduce al agotamiento emocional, uno de los indicadores más destacados del burnout".
"En sectores como la formación y la contratación o la hostelería, los trabajadores suelen trabajar bajo una gran presión, y su rendimiento está estrechamente ligado a la satisfacción del cliente. La falta de tiempo de recuperación, los horarios irregulares y los equipos con recursos insuficientes contribuyen a una sensación de indefensión aprendida, el estado psicológico en el que las personas sienten que no tienen control sobre su entorno, que está estrechamente relacionado con el agotamiento.
Incluso en sectores como la tecnología y la informática, donde el trabajo puede parecer más autónomo, la tensión cognitiva crónica, la resolución constante de problemas y una cultura de «estar siempre conectado» contribuyen a lo que llamamos sobrecarga cognitiva, otra vía clave para el agotamiento. Estos resultados refuerzan la necesidad de intervenciones a medida que tengan en cuenta no sólo la resiliencia individual, sino también los factores de estrés laboral específicos de cada sector."
El impacto psicológico y financiero del burnout
El agotamiento suele aparecer sigilosamente: una lenta erosión de la motivación, el persistente temor del domingo por la noche o la sensación de que, por mucho que se trabaje, nunca es suficiente. Para muchos españoles, esto no es una excepción, sino una rutina, ya que el 55 % afirma haber experimentado burnout.
Las consecuencias del estrés laboral van más allá del agotamiento. Casi uno de cada cuatro trabajadores (24 %) se ha planteado dejar su trabajo debido al estrés. Uno de cada cinco (20 %) afirma haber sufrido estrés psicológico o haberse tomado ya una baja para recuperarse. Sin embargo, sólo el 12 % ha buscado ayuda psicológica profesional, lo que apunta a una tendencia cultural a soportar la tensión mental en lugar de abordarla.
Las consecuencias económicas son igualmente asombrosas. El absentismo laboral relacionado con el estrés cuesta a las empresas españolas más de 2.300 millones de euros al año, ya que los trabajadores se toman una media de cuatro días libres al año debido a la tensión mental. Pero esto es sólo una parte del problema.
El 75 % de los empleados afirma que el estrés reduce su productividad, por lo que el coste oculto es aún mayor. Si sólo el 10 % de la productividad se pierde en este grupo, la pérdida anual total alcanzaría los 57.200 millones de euros. Combinado con el absentismo, el impacto financiero global del agotamiento en España se eleva a 59 600 millones de euros cada año.
Para proteger tanto a las personas como el rendimiento, los centros de trabajo españoles deben dejar de tratar el burnout como un fallo personal y empezar a abordarlo como un problema sistémico que exige un apoyo real, un cambio cultural y una inversión sostenida en el bienestar de los empleados.
Qué pueden hacer los empresarios para prevenir el burnout
El burnout está muy extendido, pero no es inevitable. La prevención empieza por reconocer los primeros signos en los empleados, como la fatiga que no remite, la falta de compromiso con el trabajo y la irritabilidad constante. Esto puede informarle sobre cómo crear entornos de trabajo para su equipo en los que la gente pueda hablar antes de que se derrumbe.
De hecho, el 44 % de los trabajadores españoles afirma que su lugar de trabajo no ofrece un apoyo adecuado para la salud mental. Y aunque el 78 % está de acuerdo en que los empresarios deberían estar legalmente obligados a tomarse en serio el estrés y el agotamiento, la realidad es que la mayoría de los sistemas de apoyo reaccionan ante el agotamiento cuando aparece en lugar de trabajar para prevenirlo.
Entonces, ¿cómo debe ser una prevención significativa?
Integrar el apoyo en la cultura, no sólo en la política
La prevención del agotamiento empieza por crear seguridad emocional en el entorno de trabajo, donde no pasa nada por decir “tengo problemas”. Cuando los líderes modelan la vulnerabilidad y los equipos normalizan los chequeos de salud mental, señalan que el apoyo es parte de la cultura.
Garantizar que los recursos de salud mental sean visibles y accesibles
Cuando alguien se siente abrumado, es poco probable que vaya a la caza de un enlace de apoyo enterrado o espere semanas para recibir ayuda. La accesibilidad es importante. Ya se trate de asesoramiento confidencial, permisos flexibles o apoyo digital a petición, la gente tiene que saber dónde acudir y que está bien hacerlo antes de llegar al punto de ruptura.
Reconsiderar las cargas de trabajo pensando en el bienestar
Uno de los factores psicológicos más comunes del agotamiento es la sensación de estar atrapado en un ciclo de exigencias constantes e interminables tareas pendientes. Genera impotencia y, a la larga, desapego. Para evitarlo, hay que establecer límites más claros, respetar el tiempo de inactividad y oponerse a la cultura de la disponibilidad permanente.
Dar más autonomía y reconocimiento a los empleados
El control y la recompensa son dos de los factores protectores más poderosos contra el agotamiento. Cuando las personas sienten que se confía en ellas para tomar decisiones y se reconoce realmente su esfuerzo, su estrés es más llevadero. La autonomía ayuda a recuperar la sensación de agencia, y el reconocimiento refuerza la importancia de su trabajo.
Silvia concluye: "Uno de los conceptos erróneos más persistentes sobre el agotamiento es que se trata de un fallo individual, una señal de que alguien no es lo suficientemente resistente. En realidad, el agotamiento es casi siempre un problema sistémico, provocado por un estrés crónico no gestionado en entornos en los que las necesidades psicológicas no se satisfacen sistemáticamente. La prevención requiere algo más que iniciativas aisladas de bienestar; exige un compromiso sostenido de la organización con la salud mental.
"Los factores de protección que aquí se destacan —seguridad emocional, autonomía, reconocimiento y equilibrio de la carga de trabajo— se ajustan estrechamente a lo que sabemos por la psicología de la salud laboral. Cuando se integran en la cultura del lugar de trabajo, no sólo reducen el riesgo de agotamiento, sino que promueven activamente el compromiso, la motivación y el bienestar. Los empresarios que adoptan un enfoque preventivo crean entornos en los que las personas no sólo sobreviven al trabajo, sino que prosperan en él."
El burnout suele desarrollarse de forma lenta y silenciosa. Si no estás seguro de cuál es tu situación, prueba nuestro test de burnout gratuito. Es una herramienta útil diseñada para ayudarte a comprender mejor tu nivel de estrés y los pasos que debes dar a continuación.
Metodología
Este estudio se basa en una encuesta nacional realizada en mayo de 2025. Recogimos respuestas de 1.541 adultos de toda España, cuidadosamente seleccionados para representar a la población por género, edad, región y sector. En la encuesta se preguntó sobre las experiencias con el estrés laboral, los síntomas de burnout, los impactos personales, el apoyo del empleador, los hábitos de salud mental relacionados con el trabajo y el equilibrio entre la vida laboral y personal.
Cálculos de costes financieros
Para estimar el impacto financiero del burnout, calculamos los costes relacionados con el absentismo y la pérdida de productividad siguiendo los siguientes pasos:
- Tamaño de la población activa española
- Ganancia media anual y salario diario (ganancia anual dividida por días laborables al año)
- Resultados de la encuesta (estadísticas de días libres y descenso de la productividad)
Coste del absentismo:
- Coste por persona = Días libres medios × Salario diario
- Coste total = Número de empleados que se tomaron vacaciones × Coste por persona
Coste de pérdida de productividad:
- Pérdida por persona = 10 % de reducción de la productividad × Ganancia media anual
- Pérdida total = Número de empleados que declaran una productividad reducida × Pérdida por persona
Nota: La pérdida de productividad del 10 % es una estimación habitual utilizada en los estudios sobre el estrés laboral. Las pérdidas reales pueden diferir según el sector y el tipo de trabajo.
Índices de Burnout
También hemos creado un Índice de Burnout para comparar ciudades y sectores en toda España. Este índice combina varios factores de la encuesta, como la frecuencia con la que la gente se siente estresada, escucha el estrés de sus compañeros de trabajo, experimenta burnout, no se siente apoyada y no está contenta con el equilibrio entre su vida laboral y personal.