Trastorno esquizoafectivo: síntomas, causas y tratamiento

Trastorno esquizoafectivo: síntomas, causas y tratamiento
Antonio Dessì
Redacción
Psicólogo con orientación Cognitivo-Constructivista
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica
PUBLICADO EL
10.9.2025
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El trastorno esquizoafectivo es una enfermedad mental compleja con características de la esquizofrenia y de los trastornos del estado de ánimo, como el trastorno bipolar o el trastorno depresivo mayor. Este trastorno no es solo un diagnóstico clínico, sino también una realidad que viven a diario las personas que lo padecen y sus familias.

Para la persona que lo sufre, el trastorno puede describirse como vivir en dos mundos paralelos: uno de ellos formado por percepciones distorsionadas, voces que susurran pensamientos perturbadores, emociones que cambian de repente y una realidad que a veces se escapa. La sensación de confusión puede ser abrumadora, y la línea entre lo que es real y lo que es una alucinación se vuelve borrosa.

En algunos momentos, las personas con trastorno esquizoafectivo pueden darse cuenta de que algo va mal, de que sus pensamientos les engañan, pero en otros casos la convicción de lo que ven u oyen es absoluta. Este estado parcial de conciencia, denominado “insight”, puede variar con el tiempo, lo que dificulta aún más el afrontamiento de la enfermedad.

Desde la perspectiva de los familiares, el trastorno esquizoafectivo es una montaña rusa emocional entre la esperanza y el miedo, y entre la cercanía y la distancia.

Ver a un ser querido alternar entre momentos de intensa energía y períodos de profunda depresión, o intentar luchar contra pensamientos y percepciones que no pueden compartirse, puede ser doloroso y frustrante. A menudo, se encuentran ante la situación de tener que ser el ancla en un mundo que cambia continuamente para su ser querido, intentando ofrecerle apoyo y estabilidad mientras lidian con sus propios miedos y preocupaciones.

Comprender las características del trastorno esquizoafectivo, sus síntomas y las opciones de tratamiento disponibles es esencial para afrontarlo con la mayor eficacia posible. Según la literatura científica, el curso del trastorno esquizoafectivo presenta algunas similitudes con la esquizofrenia, pero también muestra una tasa de remisión ligeramente superior, lo que sugiere la necesidad de un enfoque terapéutico específico

La Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2022) subraya la importancia de un tratamiento combinado que incluya el uso de medicación e intervenciones psicoterapéuticas y psicosociales centradas en el seguimiento de la sintomatología y la prevención de las recaídas.

¿Qué es el trastorno esquizoafectivo?

El trastorno esquizoafectivo es una afección psiquiátrica que combina síntomas psicóticos, como alucinaciones y delirios, con alteraciones del estado de ánimo, como episodios depresivos y maníacos.

Según el DSM-5 (APA, 2013), el diagnóstico del trastorno esquizoafectivo se basa en la presencia de síntomas psicóticos durante al menos dos semanas en ausencia de un episodio afectivo significativo. Sin embargo, los pacientes con este diagnóstico pueden presentar un curso variable, con fases en las que los síntomas afectivos y psicóticos se presentan simultáneamente o por separado.

Diferencia entre la esquizofrenia y el trastorno esquizoafectivo

Las principales diferencias con la esquizofrenia se refieren a la prevalencia de los síntomas afectivos:

  • en la esquizofrenia, los síntomas psicóticos persisten sin un componente afectivo significativo;
  • en el trastorno esquizoafectivo existe una alternancia entre episodios psicóticos y alteraciones del estado de ánimo.

Además, en comparación con la esquizofrenia, el trastorno esquizoafectivo tiene un pronóstico ligeramente mejor, con mayores posibilidades de mantener un funcionamiento social y laboral relativamente estable (Jager et al., 2004).

Diferencia entre el trastorno bipolar y el trastorno esquizoafectivo

Por otra parte, el trastorno bipolar se distingue del trastorno esquizoafectivo por la naturaleza episódica de sus manifestaciones:

  • en el trastorno bipolar, los episodios maníacos y depresivos son distintos y no van acompañados de síntomas psicóticos persistentes;
  • en el trastorno esquizoafectivo los síntomas psicóticos también pueden aparecer fuera de las fases afectivas, mientras que en el trastorno bipolar los síntomas psicóticos aparecen exclusivamente durante los episodios de manía o depresión grave.

En general, la distinción entre trastorno esquizoafectivo, esquizofrenia y trastorno bipolar es esencial para determinar el tratamiento más adecuado.

Mientras que el trastorno bipolar responde bien a los estabilizadores del estado de ánimo y la esquizofrenia a los antipsicóticos, el tratamiento del trastorno esquizoafectivo suele requerir un enfoque combinado que incluya ambos tipos de medicación. La terapia psicológica es igual de importante, sobre todo para mejorar la percepción del paciente y ayudarle a gestionar la enfermedad a largo plazo.

tipos de trastorno esquizoafectivo
Alex Green - Pexels

Tipos y subtipos del trastorno esquizoafectivo

Existen varios subtipos de trastorno esquizoafectivo, cada uno con características distintivas:

  • Trastorno esquizoafectivo de tipo bipolar: los pacientes presentan episodios maníacos o mixtos acompañados de síntomas psicóticos. Esta forma tiende a presentar periodos de energía eufórica seguidos de colapsos repentinos, con un posible deterioro del funcionamiento social y laboral.
  • Trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo: se caracteriza por episodios depresivos mayores con síntomas psicóticos. Los pacientes pueden experimentar un estado de ánimo persistentemente bajo, sentimientos de desesperanza y dificultad para mantener las actividades cotidianas, agravados por la presencia de alucinaciones o delirios.
  • Trastorno esquizoafectivo crónico: forma en la que los síntomas psicóticos y del estado de ánimo persisten durante largos periodos de tiempo sin remisión significativa. Este subtipo puede ser especialmente debilitante y requerir un tratamiento constante y apoyo terapéutico a largo plazo.

Estas distinciones son clave para personalizar el tratamiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes, adaptando las intervenciones farmacológicas, de apoyo psicológico y psicosocial a las necesidades específicas de cada individuo.

Síntomas y manifestaciones del trastorno esquizoafectivo

El trastorno esquizoafectivo se manifiesta con una amplia gama de síntomas que pueden afectar profundamente a la calidad de vida de los pacientes.

Los síntomas psicóticos incluyen:

  • alucinaciones, que pueden ser auditivas, visuales o táctiles;
  • delirios, que pueden estar relacionados con la persecución, la grandiosidad o el control por fuerzas externas.

La desorganización del pensamiento puede provocar dificultades en la comunicación y el procesamiento de la información, lo que complica la gestión de las actividades cotidianas.

Los síntomas afectivos incluyen:

  • episodios depresivos, caracterizados por un estado de ánimo persistentemente bajo;
  • pérdida de interés por las actividades cotidianas y pensamientos negativos;
  • episodios maníacos, que se manifiestan con un estado de ánimo elevado, un aumento de la energía y comportamientos impulsivos.

Estos síntomas pueden mermar considerablemente la capacidad de la persona para mantener relaciones estables, realizar actividades laborales y gestionar adecuadamente sus emociones.

Asimismo, en casos graves, el trastorno puede provocar un nivel significativo de discapacidad y requerir una intervención terapéutica a largo plazo y el reconocimiento formal de la condición discapacitante.

Causas y factores de riesgo del trastorno esquizoafectivo

Las causas y los orígenes del trastorno esquizoafectivo son multifactoriales e incluyen influencias genéticas, neurobiológicas y ambientales.

A nivel genético, los estudios han demostrado que los pacientes con antecedentes médicos familiares de esquizofrenia o trastornos del estado de ánimo tienen una mayor predisposición a desarrollar el trastorno.

A nivel neurobiológico, los desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina y la serotonina desempeñan un papel clave en la aparición de síntomas psicóticos y afectivos. Además, las anomalías en la estructura cerebral, como las alteraciones en el córtex prefrontal y el hipocampo, pueden contribuir a la disfunción cognitiva y conductual observada en los pacientes.

En cuanto a los factores ambientales, como las experiencias traumáticas en la infancia, el estrés crónico y el abuso de sustancias, pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno. La exposición a acontecimientos estresantes, como la pérdida de un ser querido o las dificultades económicas, puede desencadenar episodios agudos en individuos con predisposición al trastorno. La interacción entre estas variables hace del trastorno esquizoafectivo un trastorno complejo que requiere un enfoque terapéutico adaptado y multidimensional.

vivir con un trastorno esquizoafectivo
Jan Kopřiva - Pexels

Vivir con un trastorno esquizoafectivo: repercusiones en la vida personal y laboral

Vivir con el trastorno esquizoafectivo puede ser un reto importante para los pacientes, ya que la enfermedad afecta a varios aspectos de la vida cotidiana. Las dificultades relacionales son frecuentes, ya que los síntomas psicóticos pueden conducir a malentendidos y conflictos con la familia y los amigos.

La inestabilidad del estado de ánimo puede hacer que sea difícil mantener un trabajo estable, ya que:

  • por un lado, los episodios maníacos pueden aumentar la productividad temporalmente, pero también pueden dar lugar a decisiones impulsivas y a conflictos interpersonales,
  • mientras que, por otro lado, los episodios depresivos pueden reducir la motivación y la energía necesarias para hacer frente a las actividades cotidianas.

La gestión del estrés y la búsqueda de apoyo social son elementos cruciales para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Mejorar el coping, con técnicas de relajación, mindfulness y actividad física, puede ayudar a mitigar el impacto del trastorno esquizoafectivo. El apoyo adecuado de amigos, familiares y profesionales de la salud mental es esencial para favorecer el bienestar y la recuperación a largo plazo.

Diagnóstico del trastorno esquizoafectivo

Un diagnóstico precoz y preciso es esencial para garantizar el mejor tratamiento posible. El proceso diagnóstico se basa en una evaluación clínica detallada que incluye entrevistas con el paciente y la observación de su comportamiento.

Los criterios diagnósticos del trastorno esquizoafectivo del DSM-5 establecen que los pacientes deben presentar síntomas psicóticos durante al menos dos semanas en ausencia de episodios afectivos significativos. También es necesario evaluar la frecuencia y duración de los episodios maníacos o depresivos para distinguir el trastorno esquizoafectivo de otras afecciones psiquiátricas, como la esquizofrenia y el trastorno bipolar, como hemos descrito anteriormente.

Los exámenes neuropsicológicos pueden utilizarse para evaluar las capacidades cognitivas del paciente, mientras que las pruebas de imagen cerebral, como la resonancia magnética, pueden revelar anomalías estructurales y vasculares en el cerebro.

El diagnóstico diferencial del trastorno esquizoafectivo es esencial para descartar otras afecciones médicas o el consumo de sustancias que pudieran explicar los síntomas observados. El seguimiento continuo del paciente es esencial para adaptar el plan terapéutico a sus necesidades específicas.

Tratamiento y estrategias de gestión para el trastorno esquizoafectivo

El tratamiento del trastorno esquizoafectivo requiere un enfoque multidisciplinar que combine:

  • terapia farmacológica,
  • psicoterapia,
  • intervenciones psicosociales en función del deterioro del funcionamiento del paciente,
  • apoyo social estable.

La terapia farmacológica suele ser la primera línea de intervención y puede incluir antipsicóticos, estabilizadores del estado de ánimo y antidepresivos, dependiendo de la sintomatología predominante. En general, se prefieren los antipsicóticos de segunda generación por su eficacia para reducir los síntomas psicóticos con menos efectos secundarios que los fármacos de primera generación. No obstante, se realiza un seguimiento de cada paciente para intentar encontrar un tratamiento farmacológico a medida.

La psicoterapia, y en particular la terapia cognitivo-conductual, es útil para ayudar a los pacientes a desarrollar estrategias para hacer frente a los síntomas y mejorar las habilidades psicoeducativas de gestión del estrés. Asimismo, las intervenciones de rehabilitación psicosocial, como las actividades en centros semiresidenciales y los programas de reinserción laboral, pueden ayudar a los pacientes a mejorar su independencia y su calidad de vida.

El apoyo de la familia y la red social es crucial para garantizar la continuidad de los cuidados y reducir el riesgo de recaída, y es uno de los aspectos con los que los profesionales lidian a diario.

Con un tratamiento adecuado y un seguimiento constante, muchas personas con trastorno esquizoafectivo pueden alcanzar un buen nivel de funcionalidad y mejorar su calidad de vida a largo plazo.

Bibliografía
Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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