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Trastornos mentales
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Dismorfia corporal: causas, síntomas y tratamiento

Dismorfia corporal: causas, síntomas y tratamiento
Ana Isabel Sáez
Psicóloga con orientación Cognitivo-Conductual
Redacción
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica.
Última actualización el
27.11.2025
Dismorfia corporal: causas, síntomas y tratamiento
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La dismorfia corporal o dismorfofobia, denominada clínicamente como trastorno dismórfico corporal (TDC), es un trastorno mental que puede llevar a una persona a preocuparse en exceso por supuestos defectos físicos (que no suelen ser tales).

Esta preocupación constante por esos “defectos” puede llegar a ser muy incapacitante y hace que algunas personas que lo experimentan terminen pensando incluso en realizarse cirugías y otros procedimientos estéticos repetidos de riesgo. De hecho, se ha encontrado que la prevalencia de dismorfia corporal en personas que solicitan cirugía estética es del 19,2 %, según el análisis de 48 estudios con un total de 14.913 participantes (Salari et al., 2022), lo que evidencia la magnitud del impacto psicológico en esta población clínica.

En este artículo te explicamos qué es la dismorfia corporal o trastorno dismórfico, cuáles son sus causas, síntomas y el tratamiento disponible.

El trastorno dismórfico: síntomas y criterios diagnósticos

El trastorno dismórfico corporal (TDC) o dismorfia corporal, en inglés conocido como body dysmorphia, es un trastorno mental que suele presentarse con mayor frecuencia en la adolescencia y lleva a la persona a sentir una preocupación obsesiva por algún defecto percibido, aunque este sea mínimo o incluso no llegue a ser notado por el resto.

Esto puede llevar a la persona a evitar situaciones sociales y a centrar su atención en su apariencia e imagen corporal, buscando y realizando todo tipo de acciones para intentar corregirlo, como aseo exhaustivo, revisiones constantes en el espejo o incluso cirugías recurrentes. El malestar que sienten puede ser tan intenso que actualmente es el trastorno con la tasa de suicidio más alta.

Entre los síntomas que pueden aparecer en este trastorno, podemos mencionar por ejemplo:

  • La preocupación desmedida por el defecto que la persona percibe en su apariencia física (distorsión de la imagen corporal), que puede no ser observable para los demás o no tener la importancia que la persona le atribuye.
  • La creencia de que ese defecto les hace poco atractivos.
  • El intento de enmascarar o disimular a toda costa el defecto percibido, tapándolo con maquillaje, ropa u otras alternativas para que la gente no se fije en ello; esto puede hacer que piensen que cuando la gente les mira, solo ven ese defecto.
  • La tendencia a compararse constantemente con los demás, necesitando la aprobación de quienes les rodean e incurriendo en patrones perfeccionistas, además de evitar situaciones sociales.
Mujer con trastorno dismórfico corporal (tdc)
Foto de ROCKETMANN TEAM (Pexels)

Dismorfia corporal: criterios diagnósticos del DSM-5 y ejemplos prácticos

El DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) describe criterios específicos para identificar la dismorfia corporal. Comprender estos criterios puede ayudar a distinguir esta condición de otras preocupaciones relacionadas con la imagen corporal.

  • Preocupación persistente por uno o más defectos percibidos en la apariencia física: por ejemplo, una persona puede sentir que su nariz es "demasiado grande" o que su piel presenta imperfecciones notables, aunque estas características no resulten evidentes para quienes la rodean.
  • Comportamientos repetitivos o actos mentales en respuesta a la preocupación: esto puede incluir mirarse con frecuencia en el espejo, buscar la aprobación de otras personas sobre el aspecto físico o comparar de manera constante la propia apariencia con la de los demás.
  • Malestar clínicamente significativo o dificultades en áreas importantes de la vida: la preocupación por el defecto percibido puede influir en el trabajo, las relaciones sociales o la vida familiar. En algunos casos, la persona puede evitar situaciones sociales por temor a ser juzgada.
  • No se explica mejor por otro trastorno, como los trastornos de la conducta alimentaria: por ejemplo, si la preocupación principal se centra en el peso o la forma corporal y cumple criterios de anorexia o bulimia, el diagnóstico principal sería un trastorno alimentario.

Estos criterios ayudan a los profesionales de la salud mental a diferenciar la dismorfia corporal de otras condiciones y a orientar el tratamiento de forma adecuada y personalizada.

En el manual también se reconocen ciertos especificadores que tienen que ver con el grado de introspección, es decir, el grado en que la persona reconoce sus creencias sobre el trastorno. Existen varios niveles:

  • una persona con buena introspección reconoce que sus creencias sobre el trastorno dismórfico pueden no ser ciertas,
  • mientras que alguien con ausencia de introspección está totalmente convencido de la veracidad de sus creencias.

Esto no siempre ocurre así; por ejemplo, en el síndrome de Noé, la persona acumula compulsivamente animales en un estado de salud pésimo, a pesar de que cree que está cuidándolos amorosamente.

Más allá de los criterios diagnósticos, si tienes sospechas y crees que podrías estar experimentando este trastorno, es recomendable consultar a un profesional de la salud mental, como un psicólogo clínico.

La obsesión por la apariencia física y las causas de la dismorfia en jóvenes

Las causas del trastorno dismórfico corporal no están claras, pudiendo ser resultado de la influencia de diversos factores, como pueden ser antecedentes familiares, el aprendizaje o experiencias pasadas que hayan sido negativas con respecto a nuestro cuerpo o imagen corporal, o incluso a nivel de un desequilibrio químico por serotonina.

Lo que sí está claro es que actualmente, los jóvenes tienen acceso ilimitado a multitud de información y medios, y en la mayoría de los casos se impone cómo debería ser el prototipo de imagen perfecta que debemos mostrar, existiendo una competición cada vez mayor por la apariencia física y el reconocimiento y aprobación a nivel social.

Factores biológicos, psicológicos y socioculturales en la dismorfia corporal

La dismorfia corporal puede presentarse como un desafío complejo, ya que suele originarse a partir de la interacción de diversos factores. Comprender estos elementos puede facilitar la identificación de posibles desencadenantes y contribuir al diseño de estrategias de prevención y tratamiento que respondan mejor a cada persona.

Entre los factores biológicos, la genética puede desempeñar un papel en la aparición de la dismorfia corporal, especialmente cuando existen antecedentes familiares de trastornos obsesivo-compulsivos o de ansiedad. Además, algunas alteraciones en los niveles de neurotransmisores, como la serotonina, pueden influir en el desarrollo de los síntomas.

Es relevante señalar que pacientes con condiciones dermatológicas como hiperhidrosis, alopecia y vitiligo presentan más de 11 veces mayor probabilidad (OR ajustada > 11) de manifestar síntomas de dismorfia corporal en comparación con controles sanos (Schut et al., 2022).

En cuanto a los factores psicológicos, la autoestima baja, la tendencia al perfeccionismo y la presencia de condiciones como la ansiedad o la depresión pueden aumentar la vulnerabilidad a experimentar dismorfia corporal. Muchas personas que viven con este trastorno pueden tener una autoimagen negativa y encontrar dificultades para aceptar sus características físicas.

Por otro lado, los factores socioculturales, como la presión social para ajustarse a determinados estándares de belleza, la exposición frecuente a imágenes idealizadas en redes sociales y medios de comunicación, así como experiencias de acoso o burlas relacionadas con la apariencia física, pueden influir de manera significativa en el desarrollo de la dismorfia corporal, en especial durante la adolescencia y la juventud.

Estos factores suelen interactuar y potenciarse entre sí, creando un entorno que favorece la aparición y el mantenimiento de este trastorno.

Diferencias entre trastorno dismórfico corporal y dismorfia muscular

Es importante diferenciar entre trastorno dismórfico corporal y dismorfia muscular:

  • La dismorfia muscular es una preocupación obsesiva con la percepción de no tener suficiente masa muscular o definición.
  • La dismorfia corporal se centra en un defecto físico que puede variar de persona a persona. Algunas personas pueden sentir que sus brazos no son lo suficientemente grandes, mientras que otras pueden centrarse en sus piernas, pecho u otras partes del cuerpo como la cara (dismorfia facial, en este caso).

Existen otros trastornos relacionados con la obsesión con el cuerpo que no son tan conocidos y no son exactamente un trastorno dismórfico corporal, como por ejemplo la fatorexia, que es el término coloquial que se utiliza para describir a las personas que tienen una percepción distorsionada de su cuerpo, creyendo que son más delgadas de lo que realmente son.

Diferencia entre trastorno dismórfico corporal y disforia corporal

Aunque tienen síntomas similares, no hay que confundir la dismorfofobia corporal con la disforia corporal. El trastorno dismórfico corporal (TDC) es una obsesión con defectos percibidos en la apariencia, que otros ven como menores o inexistentes.

Por otro lado, la disforia corporal se refiere al malestar que siente una persona por la incongruencia entre su género asignado al nacer y su identidad de género, a menudo relacionado con características físicas.

Desarrollo y comorbilidad del trastorno dismórfico corporal

Este trastorno tiene un inicio temprano, siendo más frecuente su aparición en menores sobre los 12-13 años de edad, donde comienzan a surgir todos aquellos aspectos subclínicos previos al trastorno en sí, y en la mayoría de los casos el trastorno se inicia antes de los 18 años. Por lo general, estas preocupaciones sobre el aspecto físico y la apariencia van evolucionando gradualmente, aunque en algunas ocasiones el trastorno puede aparecer de manera brusca.

Es relevante destacar que el 53,7 % de los jóvenes con trastorno dismórfico corporal expresan actualmente el deseo de someterse a procedimientos cosméticos (Rautio et al., 2022), lo que evidencia la magnitud del impacto que las preocupaciones sobre la apariencia pueden tener en esta población.

Teniendo en cuenta el avance, la dismorfia corporal se contempla como un trastorno crónico que la persona puede arrastrar durante mucho tiempo; sin embargo, gracias a la intervención adecuada se obtienen notables mejorías.

Asimismo, dado que con frecuencia tiene un inicio temprano, este trastorno lleva asociado un riesgo de suicidio y comorbilidad muy altos, pues comienza a desarrollarse en una etapa vital en la que se producen una serie de cambios en la adolescencia que incluyen la búsqueda de identidad personal y formación de nuestra propia imagen y valoración personal.

Dentro de los trastornos comórbidos al trastorno dismórfico corporal, encontramos:

Foto de MART PRODUCTION (Pexels)

Consecuencias funcionales y emocionales de la dismorfia corporal

La dismorfia corporal puede influir de manera significativa en la vida cotidiana de las personas que la experimentan, y afectar tanto su bienestar emocional como su funcionamiento social y profesional.

Muchas personas optan por evitar actividades sociales, laborales o familiares debido al temor de ser observadas o juzgadas por su apariencia, lo que puede favorecer un aislamiento progresivo. La preocupación constante por el defecto percibido también puede dificultar la comunicación y la intimidad, lo que suele generar conflictos o distanciamiento con amistades, pareja o familiares.

Además, el foco excesivo en los defectos percibidos suele acompañarse de una autovaloración negativa, lo que incrementa el riesgo de experimentar otras condiciones como depresión o ansiedad. En situaciones más graves, la frustración y el malestar pueden llevar a conductas autolesivas o a intentos de modificar el cuerpo mediante procedimientos médicos innecesarios o potencialmente peligrosos.

Sin embargo, los tratamientos cosméticos o quirúrgicos no tienen impacto positivo en la remisión a largo plazo del trastorno dismórfico corporal y pueden incluso empeorar la preocupación por el defecto corporal (Siegfried et al., 2018). De modo que reconocer estas posibles consecuencias resulta fundamental para buscar ayuda de manera temprana y así evitar que este trastorno limite la calidad de vida de la persona.

Tratamiento: ¿cómo se cura la dismorfofobia?

El tratamiento psicológico —y, en ocasiones, el farmacológico— se considera necesario para mejorar el curso de este trastorno y las consecuencias de la dismorfia corporal. Entre las intervenciones que han demostrado mayor eficacia se encuentran la terapia cognitivo-conductual (TCC) y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (Rück et al., 2024):

  • La terapia cognitivo-conductual (TCC) se centra en trabajar con la persona la reestructuración cognitiva o la defusión cognitiva (una técnica que sirve para desligarse de los pensamientos para verlos como meros objetos, en vez de hechos inalterables y reales), además de realizar desensibilización sistemática de aquellas situaciones que más se están evitando y se intenta prevenir o eliminar el hábito que se ha instaurado.
  • Los fármacos ISRS (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de la Serotonina) son medicamentos antidepresivos que pueden ayudar durante el proceso terapéutico; no obstante, es fundamental considerar que pueden generar efectos secundarios y deben ser supervisados por un profesional.

Recomendaciones útiles para afrontar la dismorfia corporal

Asimismo, también existen estrategias que pueden resultar útiles para abordar la dismorfia corporal como:

  • Evitar la comparación constante: limitar el tiempo en redes sociales y centrarse en actividades que generen bienestar.
  • Practicar la autocompasión: aprender a tratarse con amabilidad y comprensión, en lugar de recurrir a la autocrítica.
  • Buscar apoyo: compartir las preocupaciones con personas de confianza o participar en grupos de apoyo puede ayudar a aliviar el sentimiento de soledad.

El tratamiento suele ser un proceso gradual, y con el acompañamiento adecuado puede favorecer la recuperación de la confianza y contribuir a mejorar la calidad de vida.

Cómo ayudar a personas con dismorfofobia

Uno de los primeros pasos que se deben dar a la hora de iniciar la terapia con una persona que presenta trastorno dismórfico corporal es realizar un proceso de psicoeducación, donde se informe y conciencie sobre el trastorno en sí. Se le puede ofrecer a la persona leer o consultar testimonios de otras personas con trastorno dismórfico y que han pasado por lo mismo.

Es importante ayudar a la persona a que sea consciente de lo que le está ocurriendo y que sea capaz de corregir y reorientar sus pensamientos acerca de su defecto percibido, trabajando para reducir lo máximo posible las acciones compulsivas que realiza y los pensamientos compulsivos que le acompañan. Además, se pueden ofrecer técnicas de gestión ante las situaciones que más ansiedad le pueden suscitar.

Enseñar la importancia de valorar sus fortalezas y cualidades, y por qué una persona es valiosa independientemente de su apariencia física, sin la necesidad de obtener la aprobación social ni de encajar en los estándares que impone la sociedad, será un paso fundamental para trabajar con la persona. Trabajar el diálogo interno y fomentar que este sea positivo puede ayudar a mejorar la autoestima, la cual suele verse muy deteriorada en quienes viven con trastorno dismórfico corporal.

Por último, es importante resaltar que movimientos como el body neutrality o body positive pueden ser una herramienta útil para contrarrestar las percepciones distorsionadas de la imagen corporal. Así como fomentar la autoaceptación y valorar la diversidad corporal ayuda a reducir la presión por alcanzar estándares de belleza irreales y mejora la salud mental de quienes sufren dismorfofobia y otros trastornos similares.

Busca apoyo profesional puede ser el primer paso

La dismorfia corporal puede influir en la autoestima, en las relaciones y en la calidad de vida, pero no es necesario afrontarla en soledad. Un psicólogo o psicóloga puede ayudarte a comprender lo que estás experimentando y acompañarte en el proceso de fortalecer la confianza en ti mismo/a. Pedir ayuda representa un acto de valentía.

Si te has sentido identificado con lo que has leído o crees que podrías estar atravesando una situación similar, en Unobravo te ayudamos a encontrar tu psicólogo online. Tu salud mental es importante y estamos aquí para acompañarte.


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