¿Alguna vez te has bloqueado, no te salían las palabras y has sentido que te morías de la vergüenza cuando te han presentado a alguien o has tenido que hacer una presentación? ¿Te produce malestar el hecho de tener que acudir a una reunión o evento con personas que no conoces? ¿No te atreves a responder a una pregunta en clase o a participar en las reuniones de trabajo por lo que pueda pensar el resto?
Si te identificas con estas situaciones sigue leyendo porque estos son algunos ejemplos de ansiedad social. En este artículo explicamos qué es la fobia social, sus síntomas, causas y cómo superarla.
¿Qué es la ansiedad social?
El trastorno de ansiedad social (TAS) o fobia social, como se llamó hasta 1994, es el miedo al juicio o al rechazo de los demás, hasta el punto de interferir significativamente en la vida cotidiana de quien lo padece. Como veremos más adelante, hay diferentes tipos de fobias sociales. Algunas se dan en situaciones específicas (como hablar en público y comer o beber delante de otras personas) y otras son generalizadas y, por lo tanto, se dan en cualquier tipo de circunstancia.
Es importante aclarar que a todas las personas nos puede inquietar en algún momento tener que hablar en público o ir a un acto social donde no conocemos a casi nadie y nos sentimos como pez fuera del agua. Sin embargo, cuando hablamos de trastorno de ansiedad social, no nos referimos a ese nerviosismo natural, sino al hecho de que a la persona le genera tanta angustia que evita esas situaciones y eso acaba afectando a su día a día.
La ansiedad en público puede ser normal hasta cierto punto, pero cuando se convierte en un momento de estrés muy intenso y el miedo hacia esa situación es extremo, estamos ante una fobia.
Por norma general, la fobia o ansiedad social empieza a dar sus primeras señales en la adolescencia y se da por igual en hombres que en mujeres. En ocasiones, hay quienes pueden experimentar fobia a las personas, independientemente de la situación, pero en este caso hablamos de antropofobia (miedo irracional a las personas), en otras ocasiones se puede experimentar miedo a las multitudes, lugares concurridos o enoclofobia.
Diferencia entre fobia social y fobia a la gente
La fobia social y la fobia a la gente no deben confundirse. Mientras la fobia social pone el foco en el miedo a la situación de estar ante otras personas, de exponerse a lo que el resto pueda pensar o decir; la fobia a la gente se refiere a tener miedo a las personas como tales, no a las situaciones sociales y no tiene un diagnóstico clínico formal, ni está recogida en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5).
Igualmente, es importante mencionar que existen otros trastornos que pueden estar relacionados con la ansiedad social, como el trastorno evitativo de la personalidad, que se caracteriza por un patrón de comportamiento socialmente inhibido, sentimientos de inferioridad y una sensibilidad extrema a la evaluación negativa. No obstante, aunque este trastorno comparte algunas similitudes con la ansiedad social, generalmente suele ser más grave y los problemas asociados resultan ser más amplios.
Agorafobia y fobia social
Agorafobia y ansiedad social a menudo suelen confundirse, sin embargo, la agorafobia es un trastorno en el que existe un miedo intenso a los lugares públicos y no se ajusta a las características de la fobia social.
Otra confusión habitual se genera entre fobia social y pánico social. Cuando se padece una fobia, uno de los efectos es sufrir ataques de pánico ante una situación que no se cree poder manejar; el pánico es un fenómeno, la fobia es un trastorno. Cuando uno sufre muchos ataques de pánico seguidos, entonces se puede hablar de trastorno de pánico, que puede llevar a tener miedo de sufrir ataques de pánico delante de la gente y, por lo tanto, uno intenta evitar las situaciones sociales.
Ansiedad social y depresión
La ansiedad social también puede convivir con trastornos del estado de ánimo como la depresión. Existe una alta comorbilidad entre fobia social y depresión, en donde algunas personas con depresión pueden llegar a sufrir ansiedad social y viceversa. Los síntomas depresivos también se pueden dar en otros casos como, por ejemplo, cuando se sufre fobia a los grupos de personas.

Ansiedad social: síntomas
A continuación, te presentamos algunos síntomas físicos de la fobia social para que puedas reconocerla mejor. No obstante, te recordamos que únicamente un profesional es quien debe hacer una evaluación del caso para poder realizar un diagnóstico.
La ansiedad social no debe confundirse con la timidez. La diferencia principal es que mientras la timidez es un rasgo del carácter, una peculiaridad de la persona que tiende a ser reservada y quizás poco sociable, la persona con fobia social experimenta miedo extremo en situaciones sociales (miedo a estar con mucha gente y ser juzgada) en las que siente la exposición a lo que pueda pensar el resto como algo terrible.
Pero es cierto que timidez y ansiedad social pueden compartir algunos síntomas físicos como:
- sudoración,
- temblores,
- palpitaciones,
- sofocos,
- náuseas,
- problemas digestivos.
Cuando estos síntomas físicos se dan junto con dificultad para hablar, ansiedad crónica, sensación de incomodidad ante la gente y miedo al juicio y al rechazo, hasta el punto de afectar la vida cotidiana, es probable que se trate de fobia social.
Test de ansiedad social
Realizar un test de cribado como el test de ansiedad social de Liebowitz puede ayudar a identificar posibles síntomas, pero cabe recordar que es imprescindible compartir los resultados con un profesional para poder evaluar correctamente los síntomas y recibir un diagnóstico.
Trastorno de ansiedad social: causas
¿A qué se debe la fobia social? Cuando hablamos de salud mental es importante tener en cuenta que a menudo las causas son multifactoriales. En lo que respecta a las causas de la ansiedad social, todavía no se conocen con exactitud, pero se cree que pueden estar relacionadas con factores como:
- Haber sido educado o educada desde la vergüenza (dando prioridad a lo que pudiese llegar a decir el entorno, el “que dirán”): “No hagas eso, ¿qué va a pensar la gente?”.
- Repetir un patrón, de forma consciente o inconsciente, de unos padres que no contaban con muchas habilidades sociales.
- Haber tenido una infancia con una sobreprotección por parte de los padres y no haber desarrollado algunas habilidades a la hora de tratar con otras personas.
- Haber experimentado situaciones de humillación que hayan marcado a la persona (en el colegio, un trabajo, un círculo de gente).
- Haber sufrido un ataque de ansiedad durante un evento social y que esto, consciente o inconscientemente, provoque miedo a que vuelva a suceder.

Tipos de fobia social
Como mencionamos anteriormente, existen diferentes tipos de fobia social en función de las situaciones sociales temidas.
Fobia social específica o no generalizada
Se caracteriza por el miedo a situaciones concretas que implican la interacción con otras personas, como:
- Asistir a eventos, reuniones, fiestas (incluso la del propio cumpleaños).
- Hablar en público y/o por teléfono.
- Iniciar o mantener una conversación con personas desconocidas.
- Conocer gente nueva.
- Comer o beber en público.
El miedo a socializar puede ser más o menos generalizado.
Fobia social generalizada
La persona experimenta ansiedad frente a multitud de situaciones. A veces, su ansiedad puede comenzar con pensamientos anticipatorios de lo que ocurrirá antes de que la situación se produzca, esto deriva en bloqueos y acaba incrementando que en un futuro evite estas circunstancias. Es lo que podríamos definir como una fobia social extrema.
¿Cómo se diagnostica la ansiedad social?
El diagnóstico del trastorno de ansiedad social debe ser realizado por un profesional de la salud mental. Se basa en los criterios establecidos en manuales diagnósticos como el DSM-5, que evalúan la intensidad, frecuencia y el impacto del miedo en la vida de la persona.
Criterios diagnósticos de la ansiedad social del DSM-5
El significado de ansiedad social en psicología se construye a partir de los criterios diagnósticos a través de los cuales se identifica en las personas que la padecen. Veamos cuales son los criterios de DSM-5:
- Miedo o ansiedad intensa en situaciones sociales, ya que eso supone exponerse al posible juicio de los demás. Algunos ejemplos pueden ser acudir a un acto con personas desconocidas, tener miedo a hablar en público o a exponer un tema, comer delante de otras personas o tener miedo a ser observado (escopofobia).
- Sensación de humillación y vergüenza. La persona teme experimentar síntomas de ansiedad nerviosa que sean evaluados negativamente y provoquen rechazo o resulten ofensivos para los demás (ansiedad de actuación social).
- Miedo a enfrentarse a situaciones sociales, lo que puede provocar inseguridad, miedo a no estar a la altura o ataques de ansiedad.
- Miedo o ansiedad desproporcionados respecto a la amenaza real y al contexto sociocultural.
- Evitación, o enfrentamiento con gran malestar, de las situaciones temidas de forma persistente (durante más de 6 meses).
- El miedo, la ansiedad anticipatoria o la evitación no se explican mejor por los síntomas de otro trastorno mental, como el trastorno de pánico, el trastorno dismórfico corporal o un trastorno del espectro autista.
- El miedo, la ansiedad o la evitación no son atribuibles, por ejemplo, a la ingesta de un medicamento, a los efectos de las drogas o a cualquier otra afección médica.
- Si existe otra enfermedad (como la enfermedad de Parkinson, obesidad, desfiguración debida a quemaduras o lesiones), el miedo social, la ansiedad o la evitación deben estar claramente no relacionados con esta o ser excesivos.
Ansiedad social en adultos, en adolescentes y en niños
La ansiedad social no es fácil de sobrellevar porque llega a deteriorar diferentes áreas de la vida de quien la sufre. Las fobias sociales suponen un auténtico desafío en cualquier etapa vital.
Ansiedad social en adultos
La fobia social en adultos, por ejemplo, puede afectar seriamente a la vida profesional. Una persona con ansiedad se anticipa a situaciones funestas con pensamientos como que no tiene nada importante que aportar, que su idea es una tontería o que quizás el resto se burle de lo que diga. Esto hace que la persona se bloquee y, como consecuencia, su rendimiento se puede ver perjudicado. En los casos más graves, el trastorno social también puede ir acompañado de ataques de pánico y depresión.
Fobia social en adolescentes
La ansiedad social suele aparecer durante la adolescencia y lo hace de forma progresiva, aunque en ocasiones también comienza en adultos jóvenes. La adolescencia es una etapa complicada por lo que se pueden vivir situaciones que se sientan como humillantes y vergonzosas y eso genere evitar futuras interacciones sociales.
Esto hace que muchas personas sociales encuentren refugio en las redes sociales, por miedo a relacionarse cara a cara. Esto es un aspecto importante al que prestar atención, no solo porque pueda aparecer una adicción a las redes sociales o una adicción a internet, sino porque una publicación que no consiga comentarios de otras personas o suficientes me gusta puede disparar aún más la ansiedad de la persona que creyó encontrar en internet un lugar “seguro”.
En casos muy extremos, los trastornos sociales podrían llegar a desarrollar el síndrome hikikomori (aquellas personas que eligen la soledad y el aislamiento social voluntario) y al contrario: la ansiedad social puede ser una consecuencia del aislamiento social producido por este síndrome. También puede ser posible desarrollar el síndrome de Noé, un trastorno de acumulación de animales que hace que la persona se aísle y acumule de forma compulsiva todo tipo de animales.
Ansiedad social infantil
La ansiedad social en los niños podría comenzar a partir de los 8 años de edad, por causas distintas. Pongamos un ejemplo para verlo con mayor claridad: imagina a un niño o niña que tiene problemas para el aprendizaje y dificultades para leer. En la escuela, donde es necesario leer en voz alta, puede sentir la exposición al juicio de los demás. Esto puede provocar una fuerte ansiedad al ver palabras escritas, especialmente las más difíciles de pronunciar o las más largas y contribuir a que el niño o niña desarrolle no solo ansiedad social, sino también ansiedad de rendimiento e incluso fobia a las palabras largas.

Cómo superar la ansiedad social: tratamiento
“Tengo fobia social y me está matando”, “ Sufro de agobio social” son algunos de los sentimientos que expresan las personas con ansiedad social. Si esos sentimientos condicionan el día a día, hasta el punto de impedir llevar una vida tranquila, puede ser el momento de buscar ayuda profesional y un tratamiento para el trastorno de ansiedad social.
Superar el miedo al juicio de los demás y la vergüenza puede parecer un esfuerzo enorme, pero la psicología sabe cómo apoyar a una persona con fobia social y está ahí para ayudarte a calmar la ansiedad que te produce.
¿Cómo tratar la ansiedad social?
La terapia cognitivo-conductual puede ser adecuada para el tratamiento de la ansiedad social, ya que ayuda a trabajar los mecanismos disfuncionales que se han vuelto automáticos, para tratar de interpretarlos y modificarlos, exponiendo a la persona gradualmente a los estímulos que le causan malestar.
Un enfoque alternativo a la terapia cognitivo-conductual es la terapia breve estratégica, mediante la que se trabaja sobre las creencias arraigadas del paciente. Este enfoque terapéutico ayuda a estimular a la persona a interrumpir las creencias arraigadas, intentar "invertir" la percepción de la situación temida y convertirla en una oportunidad de autoexpresión en lugar de en ansiedad y miedo.
Enfrentarse “al miedo a las personas” para mejorar tu calidad de vida
En resumen, la ansiedad social es un trastorno que puede afectar gravemente la calidad de vida de una persona. Las causas pueden ser diversas, desde factores familiares hasta situaciones traumáticas, aunque lo usual es que sea multifactorial. Los síntomas pueden manifestarse de diferentes maneras como un nerviosismo exagerado, palpitaciones, sudores y picos muy elevados de ansiedad por temor al juicio del entorno.
Buscar ayuda profesional —como una psicóloga o psicólogo para la ansiedad social— es fundamental para abordar su situación, porque con el tratamiento adecuado es posible reducir la ansiedad social y mejorar poco a poco la calidad de vida.





