La enfermedad es un acontecimiento traumático y sus consecuencias no solo cambian la vida del paciente, sino también la de sus familiares. ¿Qué ocurre en la familia cuando un ser querido es víctima de un accidente o una enfermedad repentina? ¿Cómo podemos afrontar una enfermedad grave de un familiar?
Una enfermedad puede ser grave o crónica y, según su tipo, caracterizarse por diferentes procedimientos de tratamiento: medicamentos, terapias, periodos de hospitalización y efectos secundarios. También difiere en los cambios que puede crear en el cuerpo y la mente, exponiendo a la persona a posibles dificultades de adaptación. Lo cual también influye en la familia y su círculo cercano.
¿Cuáles son los efectos de la enfermedad sobre la persona y la familia?
La enfermedad es capaz de alterar los equilibrios familiares y afectar a la esfera psicológica y emocional. Por lo tanto, el seguimiento tanto del paciente como de todo el sistema familiar resulta primordial.
En las enfermedades graves, el paciente y su familia se ven obligados a hacer frente a un acontecimiento repentino e inesperado, y se ven de repente catapultados a una nueva realidad. A nivel emocional, el paciente y su familia pueden experimentar intensas emociones de angustia, con sentimientos de tristeza, ansiedad y rabia por lo ocurrido. Lo cual puede dar lugar a:
- consecuencias psicosociales,
- un aumento de los trastornos del estado de ánimo,
- trastornos de ansiedad relacionados con la salud (como la cibercondría o la cancerofobia tras el diagnóstico de cáncer a un familiar),
- problemas matrimoniales y económicos,
- baja calidad de vida,
- altos niveles de estrés.

Las fases de la aceptación de la enfermedad
De forma similar a las fases de duelo, la adaptación emocional y psicológica a la enfermedad grave también es un proceso que lleva tiempo y suele pasar por tres fases específicas:
- el shock inicial;
- la negación, la incredulidad, la confusión y la desesperación;
- la aceptación, caracterizada por el reconocimiento de la situación con experiencias de rabia y culpa, y una reestructuración y reorganización final.
Tras el estado inicial de shock en la fase de emergencia aguda, en la que el familiar está preocupado por la supervivencia de su ser querido, hay una fase intermedia en la que suelen activarse las vías de rehabilitación y médicas.
Incluso la fase final del alta del paciente suele representar, tanto para la familia como para el paciente, una fase problemática, especialmente en presencia de graves déficits motores y neuropsicológicos residuales. Un momento que obliga a tomar conciencia de la irreparabilidad de las consecuencias invalidantes del accidente o la enfermedad y a reorganizar la vida cotidiana.

¿Cómo reaccionan las familias ante una enfermedad?
Cada sistema familiar reacciona a su manera; la vulnerabilidad y los recursos de la familia ante un acontecimiento estresante no solo están influidos por las características de la enfermedad, sino también, y sobre todo, por la forma en que sus miembros viven e interpretan las situaciones difíciles. Tratándose de un acontecimiento crítico, se pueden identificar "estilos" familiares de reacción ante la enfermedad grave:
- Un "estilo desvinculado", en el que el patrón de funcionamiento se basa en el desapego, la rigidez extrema de los roles, acompañados de desinterés y falta de participación en los asuntos del paciente.
- Un "estilo inmiscuido", que se caracteriza por una falta absoluta de límites, sobreprotección, sobreimplicación y solapamiento de roles. Los familiares tienen un comportamiento extremadamente intrusivo, tanto hacia el paciente como hacia el equipo médico, con frecuentes crisis emocionales.
En general, lo ideal sería encontrar un término medio entre estas dos formas de gestionar la enfermedad del familiar, alternando los dos estilos de cuidado y la proximidad de forma equilibrada y adecuada.
Cómo puede ayudar un proceso terapéutico
El sistema familiar es un sistema delicado, basado en equilibrios igualmente delicados en los que cada uno desempeña un papel: se es padre, marido, mujer, hijo, etc. La enfermedad grave que, en determinadas situaciones, puede ir seguida de una discapacidad, obliga a menudo a cambiar de rol dentro del sistema familiar.
La enfermedad incapacitante catapulta al paciente a una situación que puede llevarle a una dependencia total de los miembros de la familia, a veces incluso de los hijos, lo cual fuerza una inversión precoz de los roles. En el caso de un diagnóstico de cáncer, por ejemplo, esto puede alterar el equilibrio familiar y hacer que sea necesaria la intervención de un profesional como un experto en psicooncología.
Un proceso terapéutico puede:
- promover un estado de mayor bienestar,
- ayudar a afrontar la situación de enfermedad con mayor adaptación,
- contener estados de sufrimiento y malestar generalizados.
Los familiares también pueden sentir la necesidad de procesar lo ocurrido. Por lo tanto, en el contexto terapéutico, el familiar puede:
- encontrar su propio espacio para afrontar y escuchar sus emociones,
- descubrir recursos y estrategias prácticas, útiles para aportar en la relación con el otro.
Acompañar a un ser querido en un momento difícil no siempre es fácil, pero no hay por qué atravesarlo en soledad. La terapia online puede ofrecerte un espacio seguro y accesible en el que explorar lo que sientes y adquirir herramientas útiles.
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