Dice el dicho que “más vale prevenir que curar”; y cierto es que lo ideal sería contar con buenos planes de prevención para evitar que la gente llegue a caer en la adicción a las drogas. Pero, una vez que se ha caído, ¿qué ocurre con los hijos de padres drogadictos?
Los estudios más recientes han puesto de relieve cómo los niños o niñas, desde sus primeros años, poseen una capacidad para controlar las situaciones de su entorno y autorregularse, aunque esta regulación depende significativamente del acompañamiento emocional adulto. De hecho, no solo aprenden a señalar su propio malestar (por ejemplo, hambre), sino también a provocar reacciones adecuadas y en sintonía con el adulto que les cuida.
Modelos mentales en la infancia
De las interacciones entre niños o niñas y la persona adulta con el papel de cuidadora derivarían los primeros "modelos mentales", matrices de lo que probablemente serán las futuras características de la personalidad del infante, entre las que están la capacidad de hacer frente a los problemas familiares.
El vínculo padres-hijos: "la base segura”
Los modelos mentales que se desarrollan durante la infancia, aunque tienen una base psicobiológica, están limitados por la calidad del vínculo real que el niño tiene con las figuras que le cuidan durante el primer año de vida. La comprensión y la respuesta adecuada del adulto a la necesidad del niño predispone o favorece el establecimiento de lo que el psicoanalista John Bowlby denomina una "base segura". Es un factor fuerte de protección contra la angustia psíquica y los trastornos de apego.
Paternidad insegura e inmadura
En el caso de los padres con una drogodependencia, los efectos de las drogas tienen importantes consecuencias en sus hijos. Es fácil imaginar que las consideraciones que acaban de hacerse suelen pasarse por alto o incumplirse, debido a una constante minimización de los posibles daños que un cuidado incierto e inmaduro puede producir en el niño. Estas situaciones corren el riesgo de convertirse en formas insidiosas y crónicas de malestar, exponiendo al menor a entornos emocionalmente impredecibles de inseguridad y malestar, que afectan su desarrollo neuropsicológico y socioemocional, llegando incluso a provocar traumas infantiles.
Asimismo, la exposición pasiva e involuntaria a drogas en lactantes y niños pequeños puede causar complicaciones médicas graves, como enfermedades respiratorias, convulsiones, alteraciones del estado mental e incluso la muerte (Belcher & Shinitzky, 1998).
Dificultades parentales y desarrollo psicológico del niño
En padres drogadictos, una de las consecuencias en sus hijos es el desarrollo psicológico y afectivo del niño, que parece estar condicionado por la aparición de dos elementos que también han caracterizado el desarrollo del progenitor que padece una drogadicción en las relaciones con su familia de origen:
- el fracaso en completar el proceso de separación e individuación;
- la adultización precoz.
Estos dos aspectos, junto con el riesgo incrementado de conductas adictivas, son signos que la mayoría de las veces escapan al control de las instituciones, ya que estos niños suelen parecer más correctos y tranquilos que los demás. Además, se ha observado que los hijos de padres drogadictos, especialmente de alcohólicos, presentan un mayor riesgo de desarrollar problemas de alcoholismo en comparación con otros niños de la misma comunidad (Johnson & Leff, 1999).
Las consecuencias de las dificultades parentales en el niño
Aunque al principio los niños parecen bien adaptados, más adelante pueden presentar problemas en el ámbito psicopatológico, como depresiones importantes, trastornos del comportamiento (por ejemplo: el trastorno negativista desafiante) o trastornos del apego. En estos niños se observan mecanismos defensivos ante una realidad que tienden a negar, pero de la que no pueden desprenderse:
- agresión;
- agitación;
- hiperactividad (puede estar relacionado con el TDAH);
- hiperadaptación.
Existe un conflicto entre el miedo a ser abandonado, la soledad y la tendencia a establecer distancia y autonomía personal. Es importante considerar que cada experiencia adversa en la infancia aumenta entre 2 y 4 veces la probabilidad de iniciar el consumo de drogas ilícitas a edades tempranas (Dube et al., 2003), lo que evidencia cómo los factores emocionales y relacionales en etapas tempranas pueden influir significativamente en las conductas de riesgo y en la manera en que las personas manejan sus vínculos afectivos.
La transmisión generacional del trauma
En la mayoría de los casos, los padres drogodependientes son adultos jóvenes o adultos con historias de adversidad temprana, que han acabado desarrollando una adicción a las drogas en el marco de una relación profundamente insatisfactoria con su familia de origen, percibida como afectivamente deficiente hacia ellos. Como consecuencia, los padres que sufren una drogadicción transmiten a sus hijos los elementos relacionales, afectivos y motrices que ellos mismos han experimentado.
Asimismo, se ha observado que los hijos de padres con antecedentes de abuso de sustancias presentan un riesgo más del doble de sufrir abuso físico y sexual en la infancia, en comparación con hijos de padres sin este antecedente (Walsh et al., 2003).
Atención y protección del menor: tratamiento integrado
Para el tratamiento de la drogodependencia, además de la terapia individual y la terapia de grupo, debe considerarse importante y eficaz la terapia familiar. Se deben plantear intervenciones dirigidas no solo al abandono de la adicción, sino también a una actitud responsable y protectora hacia los hijos.

¿Por qué terapia familiar?
La terapia familiar aborda el problema de la adicción a través de un nivel sistémico relacional de análisis e intervención. Este busca en la dinámica relacional de la familia y su ciclo vital un sentido para comprender:
- la elección del adicto;
- los recursos útiles y necesarios para un cambio real.
Todo esto es posible a través de la identificación de aquellos elementos disfuncionales que causaron y causan sufrimiento en la vida del paciente. Asimismo, un psicólogo o psicóloga especializada en adicción a las drogas también puede proporcionar apoyo y acompañamiento para afrontar las dificultades y favorecer la reparación vincular con los hijos.
Señales y síntomas en hijos de padres con adicción a las drogas
Detectar a tiempo las dificultades que pueden experimentar los hijos de padres con consumo problemático de sustancias es fundamental para poder intervenir y ofrecer apoyo. Aunque cada niño o niña puede reaccionar de manera diferente, existen algunas señales y síntomas que suelen observarse con mayor frecuencia en estos contextos familiares.
- Cambios en el comportamiento escolar: es posible que los hijos de padres con consumo problemático de sustancias presenten dificultades de concentración, bajo rendimiento académico o problemas de disciplina en la escuela. Estos cambios pueden ser una forma de expresar el malestar interno que experimentan.
- Aislamiento social: muchos niños tienden a aislarse de sus compañeros, evitando actividades sociales o mostrando dificultades para establecer relaciones de confianza. El miedo al estigma o la vergüenza por la situación familiar puede reforzar este aislamiento.
- Responsabilidad excesiva o "adultización": algunos hijos asumen roles y responsabilidades que no corresponden a su edad, como cuidar de sus hermanos menores o gestionar tareas del hogar. Esta "adultización" precoz puede influir en su desarrollo emocional y social.
- Síntomas físicos y emocionales: ansiedad, tristeza persistente, irritabilidad, problemas de sueño o dolores físicos sin causa médica aparente pueden ser manifestaciones del estrés que viven en casa.
- Dificultades para confiar en los adultos: la experiencia de inestabilidad o promesas incumplidas por parte de los padres puede llevar a los hijos a desarrollar una desconfianza generalizada hacia las figuras adultas.
Reconocer estas señales no implica emitir un juicio, sino abrir la puerta a la comprensión y al acompañamiento necesario para que los niños y niñas puedan expresar su malestar y recibir la ayuda adecuada.
Consejos prácticos y recursos para hijos y familiares
Afrontar la realidad de convivir con un padre o una madre que presenta problemas relacionados con el consumo de drogas puede resultar una experiencia abrumadora, tanto para los hijos como para otros miembros de la familia. Sin embargo, existen estrategias y recursos que pueden acompañar y apoyar en este proceso, ayudando a proteger el bienestar emocional de los más pequeños.
- Buscar apoyo emocional: hablar con una persona de confianza, como un familiar, un profesor o un orientador escolar, puede aliviar la carga emocional y ayudar a que los hijos no se sientan solos ante la situación.
- Participar en grupos de apoyo: existen asociaciones y grupos de ayuda mutua donde los hijos de personas con problemas de drogadicción pueden compartir sus experiencias y encontrar comprensión. Estos espacios ofrecen un entorno seguro para expresar emociones y aprender de quienes han atravesado situaciones similares.
- Fomentar actividades saludables: animar a niños y adolescentes a participar en actividades deportivas, artísticas o recreativas puede ayudarles a canalizar el estrés y fortalecer su autoestima.
- Establecer rutinas y límites claros: mantener horarios y normas en casa, en la medida de lo posible, aporta seguridad y previsibilidad, aspectos fundamentales para el desarrollo infantil.
- Consultar a profesionales de la salud mental: un psicólogo o una psicóloga especializada puede orientar tanto a los hijos como a los familiares en el manejo de las emociones y en la búsqueda de soluciones adaptadas a cada situación.
Recordar que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un paso valiente hacia el bienestar y la protección de los hijos. El acompañamiento profesional y el apoyo de la red social pueden marcar una diferencia significativa en la vida de quienes crecen en un entorno afectado por el consumo problemático de sustancias por parte de los padres.
Da el primer paso hacia el bienestar de tu familia
Si has notado alguna de estas señales en tu entorno o sientes que la situación familiar puede ser difícil de gestionar, recuerda que no tienes que afrontarla en soledad. En Unobravo, contamos con psicólogos especializados en adicciones y dinámicas familiares que pueden orientarte a ti y a tus seres queridos en el proceso de búsqueda de mayor estabilidad y bienestar emocional.
Pedir ayuda es un acto de valentía y puede representar el primer paso para dejar atrás el sufrimiento.




