Cansancio excesivo, debilidad generalizada, disminución de la fuerza muscular. Todos hemos podido sentir alguna vez un momento de agotamiento y fatiga, que suele ser transitorio. Pero ¿qué pasa cuando el cansancio y el no tener ganas de hacer nada persisten incluso si intentamos combatirlos? Podría tratarse de astenia.
¿Qué es la astenia?
Como de costumbre, recurrimos a la etimología de la palabra para entender mejor el significado de astenia. La palabra proviene del griego astheneia, o sea a- “sin” stheneia “fuerza”. Por lo que podemos darle el significado de “sin fuerza”, “debilidad”.
La astenia no es una enfermedad en sí misma, sino una condición caracterizada por una sensación persistente de cansancio y debilidad, que puede ser tanto física como mental, y que no desaparece con el descanso. La astenia se suele asociar a condiciones médicas crónicas y se puede enumerar también entre los efectos colaterales de algunos fármacos, pero además puede ser un síntoma de malestar psicológico. Se caracteriza por síntomas diversos y puede tener diferentes causas.
Síntomas de la astenia
La astenia tiene síntomas que también se pueden encontrar en otras patologías. Por eso, para un diagnóstico correcto, es fundamental consultar un especialista que pueda analizarlos y encontrar posibles correlaciones con otros problemas. Entre los síntomas principales de la astenia, cabe destacar:
- la sensación de debilidad generalizada en una o varias partes del cuerpo,
- la falta de energía,
- la disminución de la capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas normales,
- la somnolencia,
- la falta de apetito,
- la dificultad para concentrarse,
- los vértigos,
- el dolor de cabeza,
- el insomnio.
Algunos de estos signos también pueden presentarse en casos de estrés, ansiedad o depresión, por lo que es importante no autodiagnosticarse y acudir a un profesional que pueda valorar la situación de forma integral.
Una vez vistos los síntomas principales, profundicemos en las causas que provocan la astenia.

Causas de la astenia
Como hemos mencionado al hablar de los diferentes tipos de astenia, las causas de esta condición pueden tener orígenes diversos. Por ejemplo, si hay una correlación entre la astenia y el calor, es probable que sean las altas temperaturas las que provocan una mayor debilidad. De modo que podría ser la consecuencia de enfermedades como:
- la diabetes,
- la hepatitis,
- problemas cardiovasculares.
Sin embargo, en este párrafo nos centraremos en las causas psicológicas de la astenia para luego entender cómo se aborda la astenia y si es posible curarla. Las causas de la astenia no siempre están estrechamente ligadas a enfermedades, sino que pueden depender de estados mentales delicados. De hecho, en el caso de la astenia psicogénica, la sensación de cansancio y debilidad excesiva se puede enumerar entre los síntomas psicosomáticos.
Por ejemplo, la depresión y la astenia muscular son un binomio habitual, al igual que pueden serlo los ataques de pánico, la ansiedad y la astenia, que también se pueden encontrar entre las consecuencias de un duelo no resuelto. El estrés sostenido, al generar una sobrecarga física y mental, puede contribuir a la aparición de la astenia o intensificar sus manifestaciones.
La astenia también es uno de los síntomas que pueden aparecer en el caso de las adicciones, sobre todo si hablamos de alcoholismo, así como en algunos casos de:
- trastornos de la conducta alimentaria,
- depresión reactiva,
- trastorno obsesivo compulsivo,
- depresión bipolar.
A estas causas de carácter psicológico podemos añadir las relacionadas con un estilo de vida poco saludable como:
- abusar de la comida basura,
- hacer demasiado ejercicio físico (también propio de la vigorexia) o no hacer nada,
- mantener una postura incorrecta,
- tener un sueño irregular o dormir poco.
Tipos de astenia
Podemos identificar diversos tipos de astenia que difieren en algunas características:
- Astenia muscular: el estado de astenia afecta a los músculos del cuerpo (por ejemplo: el síndrome de las piernas cansadas).
- Astenia psicofísica: engloba tanto aspectos físicos como psicológicos y puede producirse, por ejemplo, en condiciones de burnout (astenia por estrés).
- Astenia psicogénica: también conocida como astenia psicológica o astenia nerviosa, puede estar relacionada con:
- la meteorosensibilidad,
- la depresión y los trastornos depresivos (astenia por depresión),
- la ansiedad (astenia por ansiedad),
- los trastornos mentales como el trastorno bipolar,
- otros problemas psicológicos.
- Astenia crónica: es una astenia grave (o astenia acentuada) que puede ser invalidante porque se trata de un tipo de astenia persistente.
- Astenia estacional: en estos casos se habla de “astenia por cambio de estación”. Al igual que con la depresión estacional, la astenia puede aparecer en períodos de transición de una estación a otra.
¿Cuáles son los síntomas de la astenia? ¿Y las causas? Lo vemos con más detalle a continuación.
Astenia, fatiga y debilidad: ¿cuál es la diferencia?
Aunque a menudo se usan como sinónimos, es importante distinguir estos tres conceptos para un correcto entendimiento:
- Astenia: es una sensación subjetiva de falta de energía y vitalidad que no mejora con el descanso. No implica una pérdida real de fuerza muscular.
- Fatiga: es el cansancio que aparece tras un esfuerzo físico o mental. Normalmente, desaparece después de un periodo de reposo.
- Debilidad: se refiere a una disminución objetiva y medible de la fuerza muscular, a menudo relacionada con problemas neuromusculares.
En muchos casos, la astenia puede tener un componente mixto —físico y psicológico—, por lo que la evaluación integral resulta fundamental para determinar el origen del cansancio.

¿Cómo se diagnostica la astenia?
El diagnóstico de la astenia es clínico y requiere descartar otras patologías. De hecho, cuando la astenia es persistente y cumple ciertos criterios, se habla de síndrome de fatiga crónica, el cual la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) encuadra en el apartado de trastornos neurológicos (Murga & Lafuente, 2019). Un profesional de la salud seguirá un proceso que puede incluir:
- Historia clínica detallada: el médico preguntará sobre la duración, intensidad y características del cansancio, así como sobre el estilo de vida y otros síntomas.
- Examen físico: para buscar signos de enfermedades subyacentes.
- Pruebas complementarias: se pueden solicitar análisis de sangre (hemograma, función tiroidea, niveles de vitaminas) para descartar causas orgánicas como anemia o hipotiroidismo.
- Evaluación psicológica: si se sospecha que la causa es psicogénica, se evaluará la presencia de estrés, ansiedad o depresión.
Tratamiento y remedios para la astenia
El tratamiento de la astenia se enfoca en abordar su causa subyacente. Además del tratamiento médico específico, existen varias estrategias y remedios que pueden ayudar a mejorar los niveles de energía:
- Tratar la causa principal: si la astenia es un síntoma de otra enfermedad (anemia, depresión, etc.), el tratamiento de esa condición es prioritario.
- Mejorar los hábitos de vida: adoptar un estilo de vida saludable es clave. Esto incluye una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y proteínas, y evitar alimentos procesados.
- Ejercicio físico moderado: realizar actividad física regular, adaptada a las capacidades de cada persona, puede mejorar el estado de ánimo y los niveles de energía.
- Higiene del sueño: establecer una rutina de sueño regular, durmiendo entre 7 y 8 horas diarias, es fundamental.
- Apoyo psicológico: si la astenia es de origen psicogénico (estrés, ansiedad), la terapia psicológica puede ser muy eficaz para gestionar las emociones y desarrollar estrategias de afrontamiento.
Combatir la astenia
Una persona asténica percibe una disminución del tono muscular, pero es incapaz de recuperarlo incluso con un poco de ejercicio o, por el contrario, con un reposo reparador. Como ya hemos mencionado, conviene repetir que el diagnóstico de astenia debe realizarlo un profesional que tenga en cuenta tanto los factores físicos (por ejemplo: un análisis de sangre) como los psicológicos.
La persona encargada de tratar la astenia debe ser un profesional capaz de interpretar los síntomas del paciente asténico y de pensar en el tratamiento únicamente después de haber realizado un diagnóstico. De hecho, por el simple hecho de que las causas (tanto si se trata de una astenia generalizada o circunstancial) dependan de variables subjetivas, es necesario tener en cuenta el estado psicológico de la persona asténica.
Astenia: ¿a quién podemos recurrir?
Un médico generalista puede seguramente hacer una primera evaluación de los síntomas de la astenia, pero es poco probable que pueda prescribir una terapia específica. No obstante, podrá derivar al paciente a un especialista, lo que puede implicar a otros profesionales como un neurólogo, un psicólogo o un psiquiatra.
En el estudio anamnésico puede surgir lo siguiente:
- El tipo de debilidad que percibe el paciente, la frecuencia y la duración (¿Es una astenia intensa? ¿Repentina? ¿Acentuada? ¿Con qué frecuencia se produce y en qué contextos?).
- Si el paciente padece ya otras patologías y de qué tipo.
- Si la persona está atravesando un período de mucho estrés, ansiedad o depresión, o si existen otros problemas que minan su equilibrio psicológico.
- Cuáles son sus hábitos y su estilo de vida.
Seguramente podrá sugerir algunos remedios naturales para la astenia, como puede ser la recomendación de:
- cuidar la alimentación,
- hacer un poco de ejercicio físico,
- dedicar algo de tiempo a descansar.
Asimismo, un estudio multidisciplinar puede contribuir a hacer un diagnóstico más preciso y encontrar el tratamiento más adecuado. En el caso de la astenia psicogénica, la intervención de un profesional de la salud mental puede resultar fundamental, ya que este puede indagar en las causas psicológicas de dicha condición y trabajar junto al paciente para superarlas.
Un profesional de la salud mental puede ayudarte a entender las raíces de tu malestar y a desarrollar herramientas para recuperar tu vitalidad. En Unobravo, estamos aquí para acompañarte en ese camino y ayudarte a encontrar tu psicóloga o psicólogo online.



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