La conducta humana es un reflejo complejo de diversos factores y no solo se moldea por el entorno en el que se manifiesta, sino también por las percepciones y expectativas que otros tienen sobre nosotros. Cuando creemos firmemente en las capacidades de alguien, esa “fe” puede actuar como un catalizador y potenciar su rendimiento en diversas tareas.
A este fenómeno por el cual nuestras expectativas se pueden terminar convirtiendo en profecías autocumplidas se le denomina "efecto Pigmalión" o “efecto Rosenthal”. Su origen se remonta a antiguas leyendas de la mitología griega y, con el paso del tiempo, ha capturado la atención de investigadores y expertos en psicología, y ha sido analizado en múltiples escenarios y contextos.
En este artículo, abordamos qué es el efecto Pigmalión, los experimentos que se llevaron a cabo para demostrar su existencia, cómo nos afecta y cómo podemos sacar provecho de sus beneficios y prevenir posibles consecuencias negativas.
¿Qué es el efecto Pigmalión?
El efecto Pigmalión, también conocido como profecía del autocumplimiento, efecto Rosenthal o efecto de la profecía autocumplida, es un fenómeno que se refiere a la influencia que tienen las expectativas de una persona sobre el rendimiento de otra. En otras palabras, cuando esperamos que alguien tenga éxito en una tarea, es más probable que lo tenga, y viceversa.
Asimismo, aunque están estrechamente relacionados, es importante entender la diferencia entre efecto Pigmalión y profecía autocumplida para no confundir los términos:
- La profecía autocumplida se refiere a cualquier expectativa, ya sea positiva o negativa, que lleva a comportamientos que hacen que esa expectativa se convierta en realidad.
- El efecto Pigmalión se centra específicamente en cómo las expectativas positivas de una persona pueden influir en el rendimiento de otra.
El concepto del efecto Pigmalión se ha investigado, principalmente, desde el paradigma del conductismo y la psicología social.
Pero ¿de dónde proviene este término?
Significado y origen del “efecto Pigmalión”
El significado de Pigmalión se remonta a la mitología griega. El mito de Pigmalión cuenta la historia de un escultor que se enamoró de una estatua que él mismo había creado. Movido por un amor profundo y las expectativas de que su amada estatua cobrara vida, sus deseos se hicieron realidad, dando lugar a la profecía autocumplida.
El origen del efecto Pigmalión y su narrativa no solo nos habla del poder del amor, sino también de cómo nuestras creencias y expectativas pueden materializarse y transformar nuestras acciones y la realidad. En este contexto, el efecto Pigmalión se convierte en una metáfora perfecta que nos muestra cómo nuestras expectativas pueden influir y dar forma al comportamiento y el rendimiento de los demás.
Foto de Ngoc Gabriel (Pexels)
Diferencia entre efecto Galatea y efecto Pigmalión
Hemos hablado del origen del mito para entender en qué consiste el efecto Pigmalión, pero no podemos olvidarnos de Galatea, otra de las protagonistas de la historia. Galatea fue la estatua creada y posteriormente animada por el escultor Pigmalión en la mitología griega.
Mientras que el efecto Pigmalión, como hemos comentado, se centra en las expectativas de otros sobre nosotros y cómo estas pueden moldear o influir en nuestro comportamiento y rendimiento, para comprender lo que es el efecto Galatea tenemos que fijarnos en nuestra autopercepción.
El efecto Galatea se refiere a las expectativas y creencias que mantenemos sobre nuestras propias capacidades y rendimiento. Estas autoexpectativas pueden ser poderosas, ya que cuando creemos firmemente en nuestras habilidades, tendemos a esforzarnos más y, por lo tanto, tenemos más facilidades para superar obstáculos y, en última instancia, alcanzar nuestros objetivos.
En resumen, Pigmalión y Galatea representan dos caras de la misma moneda: cómo las expectativas, ya sean externas o internas, pueden influir en nuestro comportamiento.
El experimento de Rosenthal y Jacobson
El experimento Rosenthal es emblemático en el campo de la psicología educativa, ya que destaca el poder del efecto Pigmalión en el ámbito escolar. Sus autores, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, ambos psicólogos, llevaron a cabo este experimento en una escuela primaria en 1968.
Comenzaron administrando un test de inteligencia a los estudiantes al inicio del año escolar. Luego, de manera aleatoria y sin basarse en los resultados reales del test, seleccionaron a ciertos estudiantes y les informaron a sus profesores que estos niños estaban destinados a mostrar un crecimiento académico excepcional ese año.
Lo sorprendente fue que, al final del año escolar, estos estudiantes efectivamente mostraron un aumento significativo en su rendimiento académico, a pesar de que su selección había sido completamente aleatoria.
El estudio concluyó que las expectativas elevadas de los profesores hacia estos estudiantes, basadas únicamente en la información proporcionada por Rosenthal y Jacobson, esto es, en información infundada, habían influido positivamente en su rendimiento. Los niños elegidos como participantes se beneficiaron de una atención y apoyo adicionales, lo que a su vez potenció su confianza y habilidades.
En definitiva, lo que la investigación demostró es que el efecto Pigmalión (Rosenthal) es real y ejerce una poderosa influencia en el comportamiento de las personas, convirtiendo las expectativas en profecías autocumplidas.
Posteriormente, la influencia del efecto Pigmalión también fue confirmada experimentalmente en otros contextos, como en dos experimentos de campo donde se observó que este fenómeno se manifestaba en mujeres que lideraban a otras mujeres desfavorecidas (Davidson & Eden, 2000).
Otras investigaciones clave sobre el efecto Pigmalión
El estudio de las profecías autocumplidas y el efecto Pigmalión ha sido explorado por diferentes especialistas a lo largo del tiempo. Además del experimento de Rosenthal y Jacobson, otros investigadores han ofrecido aportes significativos.
- Robert K. Merton, sociólogo estadounidense, fue uno de los primeros en definir la profecía autocumplida en 1948. La describió como una predicción que, al expresarse, puede llevar a acciones que contribuyen a que se haga realidad.
- David McClelland, psicólogo social, estudió cómo las expectativas y la motivación pueden influir en el rendimiento, especialmente en contextos laborales y educativos. Sus investigaciones sobre la motivación de logro muestran que las creencias sobre el potencial de una persona pueden influir en su desempeño y en la consecución de objetivos.
Estas investigaciones han ayudado a fortalecer la comprensión y el alcance del efecto Pigmalión, resaltando la importancia de las expectativas en la construcción de la identidad y en el desarrollo de las capacidades de cada persona.
¿Cómo nos afecta el efecto Pigmalión?
El efecto Pigmalión puede presentarse de distintas formas, según las expectativas que se transmiten a una persona (más apoyo, mejores oportunidades, feedback constructivo). Como hemos visto, las expectativas tienen un impacto real en nuestro rendimiento y comportamiento; pero las consecuencias del efecto Pigmalión no siempre son positivas.
Efecto Pigmalión positivo
El efecto pigmalión positivo ocurre cuando las expectativas positivas de los demás nos llevan a un mejor rendimiento. Por ejemplo, un profesor que cree en las capacidades de un estudiante puede motivarlo a esforzarse más y a alcanzar su máximo potencial.
También puede ocurrir cuando las expectativas las ejercemos sobre nosotros mismos. En este caso, se manifiesta el efecto Galatea, que, como hemos comentado anteriormente, se refiere a cómo nuestras propias expectativas y creencias sobre nuestras capacidades pueden impulsarnos a actuar de manera que confirmen esas creencias, llevándonos a lograr metas y superar obstáculos basados en nuestra propia autopercepción.
Efecto Pigmalión negativo
El efecto Pigmalión negativo, denominado “efecto Golem” —un término con raíces en la tradición judía que etimológicamente puede traducirse como "materia sin forma" o "cosa no terminada"—. Según dicha tradición, el Golem es una figura hecha de arcilla o barro que es traída a la vida por un rabino a través de rituales místicos. Esta criatura, aunque animada, carece de alma, conciencia o libre albedrío, y sigue las órdenes de su creador sin cuestionarlas.
El efecto Golem en psicología se refiere a las consecuencias negativas que surgen de las bajas expectativas que se tienen sobre una persona. Cuando alguien en una posición de autoridad o influencia (como un profesor, un jefe o un padre) tiene bajas expectativas sobre otra persona, estas pueden manifestarse en sus interacciones y en el tipo de oportunidades que ofrecen. Estas actitudes y comportamientos, a menudo sutiles, pero perceptibles, pueden ser internalizados por el individuo en cuestión, y hacerle creer que es menos capaz o competente de lo que realmente es.
Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que la educación positiva y el refuerzo positivo pueden contrarrestar el efecto Pigmalión negativo, lo que favorece el desarrollo y crecimiento de los estudiantes en contextos de educación no formal (Cobos-Sanchiz et al., 2022).
Efecto Pigmalión: ejemplos en otros contextos
Este efecto de la profecía autocumplida nos acompaña en múltiples ámbitos, no solo en el académico. Un ejemplo claro es el que ocurre en el ámbito de la psicología del deporte, ya que las expectativas de los entrenadores sobre el rendimiento de los atletas pueden influir directamente en su motivación y desempeño. Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el efecto Pigmalión en el aula, en el trabajo o en la pareja?
A continuación, vamos a ver algunos ejemplos del efecto Pigmalión en este tipo de entornos.
Ejemplos de efecto Pigmalión en la educación
Un claro ejemplo del impacto que este fenómeno tiene en el ámbito educativo es el efecto Pigmalión en niños y adolescentes. Este se produce cuando un profesor elogia constantemente a un menor o un estudiante por su inteligencia. Además, se ha observado que los profesores pueden mostrar un sesgo al calificar ensayos, favoreciendo a las niñas y a los estudiantes que exhiben señales de capital cultural elevado (Gil-Hernández et al., 2024).
La retroalimentación positiva en la práctica docente basada en el desempeño real (no halagos inflados) no solo refuerza la autoimagen del chaval como alguien capaz, sino que también puede llevarle a desarrollar una mayor confianza en sus habilidades, lo que puede ser un factor de protección frente a la inseguridad patológica. A medida que el joven internaliza esta percepción positiva, se siente más motivado, lo que a menudo resulta en un mayor esfuerzo y dedicación hacia sus estudios.
Además, este efecto puede tener un impacto en cadena. Los compañeros de clase, al observar la confianza y el éxito del estudiante, pueden empezar a tratarlo como un referente académico, lo que refuerza aún más su autoestima y autoeficacia.
Por otro lado, el profesor, al ver el progreso del estudiante, puede proporcionarle más oportunidades y recursos, como participación en proyectos especiales o roles de liderazgo en actividades de clase. Este ciclo positivo de expectativas, reconocimiento y rendimiento es un ejemplo del poder del efecto Pigmalión en la educación.

Ejemplos del efecto Pigmalión en las empresas
El efecto Pigmalión en el trabajo se manifiesta cuando las expectativas de un jefe o un supervisor sobre un empleado influyen en el rendimiento de este último. Por ejemplo, un gerente que espera que un miembro de su equipo sobresalga en un proyecto puede proporcionarle más recursos, formación y apoyo, lo que a su vez puede llevar al empleado a rendir al máximo de su capacidad.
Por otro lado, el efecto Pigmalión en el liderazgo se refiere a cómo un líder, al tener altas expectativas sobre su equipo, puede inspirar y motivar a sus miembros a alcanzar metas más altas y a superar retos laborales e incluso problemas personales como el miedo a no estar a la altura o el síndrome del impostor.
Ejemplos del efecto Pigmalión en pareja
El efecto Pigmalión en la pareja puede jugar un papel crucial en la dinámica y el desarrollo de la relación. Si una persona tiene altas expectativas y cree firmemente en las capacidades y cualidades de su pareja, es probable que esta última se sienta más valorada, confiada y motivada para crecer y fortalecer la relación.
Por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja constantemente elogia y apoya las aspiraciones profesionales o personales del otro, esto puede llevar a un aumento en la confianza y el esfuerzo para alcanzar esos objetivos, lo que puede traducirse en un fortalecimiento de la relación y una mayor vinculación emocional entre ambos miembros.
No obstante, es importante que estas expectativas sean realistas y basadas en el conocimiento genuino del otro, para evitar presiones innecesarias o frustraciones.
Cómo aprovechar los pros y evitar los contras del efecto Pigmalión
Conocer el poder del efecto Pigmalión nos brinda la oportunidad de aplicarlo para nosotros mismos y los demás de forma beneficiosa. Al establecer expectativas positivas, tanto para nosotros mismos como para los demás, podemos fomentar un ambiente propicio para el éxito y el desarrollo personal.
A continuación, te dejamos algunos consejos para poner en práctica y potenciar el efecto Pigmalión en tu día a día:
- Autoconciencia: antes de poder establecer expectativas positivas, es esencial conocerte a ti mismo. Reflexiona sobre tus creencias y actitudes hacia ti mismo y hacia los demás. ¿Son realistas? ¿Representan bien tus objetivos e intereses personales?
- Comunicación positiva: al interactuar con otros, ya sea en el trabajo, en casa, con tu pareja o en tus relaciones personales, trata de utilizar un lenguaje que refuerce la confianza en tus habilidades y el respeto por los demás. Un simple elogio o unas palabras de aliento pueden tener un impacto significativo.
- Establece metas claras: tener una visión clara de lo que quieres lograr te ayudará a establecer expectativas más positivas. Asegúrate de que tus metas sean específicas, medibles, alcanzables, relevantes y limitadas en el tiempo.
- Fomenta un ambiente de apoyo: rodearte de personas que creen en ti y en tus capacidades puede amplificar el efecto Pigmalión. Busca crear y mantener relaciones con individuos que te alienten y te desafíen a crecer.
- Capacitación y aprendizaje continuo: invierte en tu desarrollo personal y profesional. Al adquirir nuevas habilidades y conocimientos, no solo refuerzas tu autoconfianza, sino que también estableces expectativas más positivas para ti mismo. Céntrate en tus virtudes y fortalezas, por ejemplo a través de los principios de la psicología positiva.
- Reconoce y celebra los logros: tanto los tuyos como los de los demás. Al hacerlo, refuerzas las expectativas positivas y promueves el esfuerzo para lograr metas más amplias y positivas.
- Evita las expectativas irreales: si bien es beneficioso tener expectativas positivas, es crucial que sean realistas. Establecer metas inalcanzables o demasiado exigentes puede causar frustración, desmotivación y baja autoestima.
- Reflexiona y ajusta: tómate un tiempo para reflexionar sobre tus expectativas y cómo están influyendo en tu comportamiento y en el de los demás. Si es necesario, ajusta tus expectativas para asegurarte de que estén alineadas con tus objetivos, intereses y valores personales.
Al seguir estos consejos, no solo puedes potenciar el efecto Pigmalión en tu vida, sino que también puedes mejorar tu bienestar psicológico y el de las personas que te rodean.
Transformar tus expectativas en bienestar
El efecto Pigmalión nos muestra cómo las expectativas, tanto propias como de otras personas, pueden influir en nuestro desarrollo personal y emocional. Reconocer y aprender a gestionar estas influencias puede ayudarte a fortalecer tu autoestima, mejorar tus relaciones y acercarte a tus objetivos.
Si notas que las creencias limitantes o las expectativas negativas están influyendo en tu vida, la terapia psicológica puede ayudarte a descubrir tu potencial y construir una visión de ti mismo más positiva y realista. En Unobravo, te ayudamos a dar el primer paso con nuestro cuestionario para encontrar tu psicólogo o psicóloga online.




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