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Efecto Pigmalión: qué es, ejemplos y cómo nos afecta

Efecto Pigmalión: qué es, ejemplos y cómo nos afecta
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Redacción
Unobravo
PUBLICADO EL
18.8.2023

La conducta humana es un reflejo complejo de diversos factores, y no solo se moldea por el entorno en el que se manifiesta, sino también por las percepciones y expectativas que otros tienen sobre nosotros. Cuando creemos firmemente en las capacidades de alguien, esa “fe” puede actuar como un catalizador, potenciando su rendimiento en diversas tareas. 

A este fenómeno por el cual nuestras expectativas se pueden terminar convirtiendo en profecías autocumplidas se le denomina "efecto Pigmalión" o “efecto Rosenthal”. Su origen se remonta a antiguas leyendas de la mitología griega y, con el paso del tiempo, ha capturado la atención de investigadores y expertos en psicología, y ha sido analizado en múltiples escenarios y contextos. 

A lo largo del artículo daremos respuesta a la cuestión de qué es el efecto Pigmalión, hablaremos de los experimentos que se llevaron a cabo para demostrar su existencia, de cómo nos afecta, y daremos algunos consejos para sacar provecho de sus beneficios y prevenir las posibles consecuencias adversas.

¿Qué es el efecto Pigmalión? Significado y origen del término

Probablemente te estés preguntando: ¿qué significa el efecto Pigmalión? La definición de efecto Pigmalión, también conocido por muchos como la profecía del autocumplimiento, el efecto Rosenthal o el efecto de la profecía autocumplida, es la siguiente: un fenómeno que se refiere a la influencia que tienen las expectativas de una persona sobre el rendimiento de otra. En otras palabras, cuando esperamos que alguien tenga éxito en una tarea, es más probable que lo tenga, y viceversa. Es un término que se ha investigado desde el paradigma del conductismo y la psicología social, principalmente.

Pero ¿de dónde proviene este término? El significado de Pigmalión se remonta a la mitología griega. El mito de Pigmalión cuenta la historia de un escultor que se enamoró de una estatua que él mismo había creado. Movido por un amor profundo y las expectativas de que su amada estatua cobrara vida, sus deseos se hicieron realidad, dando lugar a la profecía autocumplida.

El origen del efecto Pigmalión y su narrativa no solo nos habla del poder del amor, sino también de cómo nuestras creencias y expectativas pueden materializarse y transformar nuestras acciones y la realidad. En este contexto, el efecto Pigmalión se convierte en una metáfora perfecta que nos muestra cómo nuestras expectativas pueden influir y dar forma al comportamiento y el rendimiento de los demás.

Por último, un apunte. Profecía autocumplida y efecto Pigmalión no son exactamente sinónimos, aunque están estrechamente relacionados. Mientras que la profecía autocumplida se refiere a cualquier expectativa, ya sea positiva o negativa, que lleva a comportamientos que hacen que esa expectativa se convierta en realidad, el efecto Pigmalión se centra específicamente en cómo las expectativas positivas de una persona pueden influir en el rendimiento de otra. Es importante entender la diferencia entre efecto Pigmalión y profecía autocumplida para no confundir los términos.

Pigmalión: mito de la estatua
Foto de Ngoc Gabriel (Pexels)

Diferencia entre efecto Galatea y efecto Pigmalión

Hemos hablado del origen del mito para entender en qué consiste el efecto Pigmalión, pero no podemos olvidarnos de Galatea, otra de las protagonistas de la historia. Galatea fue la estatua creada y posteriormente animada por el escultor Pigmalión en la mitología griega. Así que, ¿existe también un “efecto Galatea” en psicología? Pues lo cierto es que sí. 

Mientras que el efecto Pigmalión, como hemos comentado, se centra en las expectativas de otros sobre nosotros y cómo estas pueden moldear o influir en nuestro comportamiento y rendimiento, para comprender lo que es el efecto Galatea tenemos que fijarnos en nuestra autopercepción. Específicamente, el efecto Galatea se refiere a las expectativas y creencias que mantenemos sobre nuestras propias capacidades y rendimiento.

Estas autoexpectativas pueden ser poderosas, ya que cuando creemos firmemente en nuestras habilidades, tendemos a esforzarnos más y, por lo tanto, tenemos más facilidades para superar obstáculos y, en última instancia, alcanzar nuestros objetivos. En resumen, Pigmalión y Galatea representan dos caras de la misma moneda: cómo las expectativas, ya sean externas o internas, pueden influir en nuestro comportamiento. 

El experimento de Rosenthal y Jacobson

El experimento Rosenthal es emblemático en el campo de la psicología educativa que destaca el poder del efecto Pigmalión en el ámbito escolar. Sus autores, Robert Rosenthal y Lenore Jacobson, ambos psicólogos, llevaron a cabo este experimento en una escuela primaria en 1968. 

Comenzaron administrando un test de inteligencia a los estudiantes al inicio del año escolar. Luego, de manera aleatoria y sin basarse en los resultados reales del test, seleccionaron a ciertos estudiantes y les informaron a sus profesores que estos niños estaban destinados a mostrar un crecimiento académico excepcional ese año.

Lo sorprendente fue que, al final del año escolar, estos estudiantes efectivamente mostraron un aumento significativo en su rendimiento académico, a pesar de que su selección había sido completamente aleatoria. El estudio concluyó que las expectativas elevadas de los profesores hacia estos estudiantes, basadas únicamente en la información proporcionada por Rosenthal y Jacobson, esto es, en información infundada, habían influido positivamente en su rendimiento. Los niños elegidos como participantes se beneficiaron de una atención y apoyo adicionales, lo que a su vez potenció su confianza y habilidades. 

En definitiva, lo que la investigación demostró es que el efecto Pigmalión (Rosenthal) es real y ejerce una poderosa influencia en el comportamiento de las personas, convirtiendo las expectativas en profecías autocumplidas. 

¿Cómo nos afecta el efecto Pigmalión?

Como hemos visto, las expectativas tienen un impacto real en nuestro rendimiento y comportamiento. Sin embargo, las consecuencias del efecto Pigmalión no siempre son positivas, y también pueden tener un impacto negativo, como veremos a continuación.

Efecto Pigmalión positivo

El efecto pigmalión positivo ocurre cuando las expectativas positivas de los demás nos llevan a un mejor rendimiento. Por ejemplo, un profesor que cree en las capacidades de un estudiante puede motivarlo a esforzarse más y a alcanzar su máximo potencial. 

También puede ocurrir cuando las expectativas las ejercemos sobre nosotros mismos; en este caso, se manifiesta el efecto Galatea, que, como hemos comentado anteriormente, se refiere a cómo nuestras propias expectativas y creencias sobre nuestras capacidades pueden impulsarnos a actuar de manera que confirmen esas creencias, llevándonos a lograr metas y superar obstáculos basados en nuestra propia autopercepción.

Efecto Pigmalión negativo

Por otro lado, también existe el efecto Pigmalión negativo, denominado “efecto Golem”. El término "Golem" tiene sus raíces en la tradición judía y etimológicamente puede traducirse como "materia sin forma" o "cosa no terminada". En esta tradición, el Golem es una figura hecha de arcilla o barro que es traída a la vida por un rabino a través de rituales místicos. Esta criatura, aunque animada, carece de alma, conciencia o libre albedrío, y sigue las órdenes de su creador sin cuestionarlas.

El efecto Golem en psicología se refiere a las consecuencias negativas que surgen de las bajas expectativas que se tienen sobre una persona. Cuando alguien en una posición de autoridad o influencia (como un profesor, un jefe o un padre) tiene bajas expectativas sobre otra persona, estas pueden manifestarse en sus interacciones y en el tipo de oportunidades que ofrecen. Estas actitudes y comportamientos, a menudo sutiles, pero perceptibles, pueden ser internalizados por el individuo en cuestión, llevándolo a creer que es menos capaz o competente de lo que realmente es.

Básicamente, efecto Pigmalión y efecto Golem son opuestos. Mientras que el efecto Pigmalión se centra en cómo las altas expectativas pueden mejorar el rendimiento, el efecto Golem destaca cómo las expectativas negativas o bajas pueden disminuir el rendimiento o potencial de una persona.


Efecto Pigmalión: ejemplos en otros contextos

Este efecto de la profecía autocumplida nos acompaña en múltiples ámbitos, no solo en el académico. Un ejemplo claro es el que ocurre en el ámbito de la psicología del deporte, ya que las expectativas de los entrenadores sobre el rendimiento de los atletas pueden influir directamente en su motivación y desempeño. Ahora bien, ¿cómo se manifiesta el efecto Pigmalión en el aula, en el trabajo o en la pareja? 

A continuación, vamos a ver algunos ejemplos del efecto Pigmalión en este tipo de entornos.

Ejemplos de efecto Pigmalión en la educación

Un claro ejemplo del impacto que este fenómeno tiene en el ámbito educativo es el efecto Pigmalión en niños y adolescentes. Este se produce cuando un profesor elogia constantemente a un menor o un estudiante por su inteligencia. La retroalimentación positiva en la práctica docente no solo refuerza la autoimagen del chaval como alguien capaz, sino que también puede llevarle a desarrollar una mayor confianza en sus habilidades, lo que puede ser un factor de protección frente a la inseguridad patológica. A medida que el joven internaliza esta percepción positiva, se siente más motivado, lo que a menudo resulta en un mayor esfuerzo y dedicación hacia sus estudios.

Además, este efecto puede tener un impacto en cadena. Los compañeros de clase, al observar la confianza y el éxito del estudiante, pueden empezar a tratarlo como un referente académico, reforzando aún más su autoestima y autoeficacia. Por otro lado, el profesor, al ver el progreso del estudiante, puede proporcionarle más oportunidades y recursos, como participación en proyectos especiales o roles de liderazgo en actividades de clase. Este ciclo positivo de expectativas, reconocimiento y rendimiento es un ejemplo del poder del efecto Pigmalión en educación.

Foto de Katerina Holmes (Pexels)

Ejemplos del efecto Pigmalión en las empresas

El efecto Pigmalión en el trabajo se manifiesta cuando las expectativas de un jefe o un supervisor sobre un empleado influyen en el rendimiento de este último. Por ejemplo, un gerente que espera que un miembro de su equipo sobresalga en un proyecto puede proporcionarle más recursos, formación y apoyo, lo que a su vez puede llevar al empleado a rendir al máximo de su capacidad. 

Por otro lado, el efecto Pigmalión en el liderazgo se refiere a cómo un líder, al tener altas expectativas sobre su equipo, puede inspirar y motivar a sus miembros a alcanzar metas más altas y a superar retos laborales e incluso problemas personales como el miedo a no estar a la altura o el síndrome del impostor.

Ejemplos del efecto Pigmalión en pareja

El efecto Pigmalión en la pareja puede jugar un papel crucial en la dinámica y el desarrollo de la relación. Si una persona tiene altas expectativas y cree firmemente en las capacidades y cualidades de su pareja, es probable que esta última se sienta más valorada, confiada y motivada para crecer y fortalecer la relación. 

Por ejemplo, si uno de los miembros de la pareja constantemente elogia y apoya las aspiraciones profesionales o personales del otro, esto puede llevar a un aumento en la confianza y el esfuerzo para alcanzar esos objetivos, lo que puede traducirse en un fortalecimiento de la relación y una mayor vinculación emocional entre ambos miembros; un buen ejemplo de efecto Pigmalión en el amor. No obstante, es importante que estas expectativas sean realistas y basadas en el conocimiento genuino del otro, para evitar presiones innecesarias o frustraciones.

Cómo aprovechar los pros y evitar los contras del efecto Pigmalión

Conocer el poder del efecto Pigmalión nos brinda la oportunidad de aplicarlo para nosotros mismos y los demás de forma beneficiosa. Al establecer expectativas positivas, tanto para nosotros mismos como para los demás, podemos fomentar un ambiente propicio para el éxito y el desarrollo personal

A continuación, te dejamos algunos consejos para poner en práctica y potenciar el efecto Pigmalión en tu día a día:

  • Autoconciencia: antes de poder establecer expectativas positivas, es esencial conocerse a uno mismo. Reflexiona sobre tus creencias y actitudes hacia ti mismo y hacia los demás. ¿Son realistas? ¿Representan bien mis objetivos e intereses personales?
  • Comunicación positiva: al interactuar con otros, ya sea en el trabajo, en casa, con tu pareja o en tus relaciones personales, trata de utilizar un lenguaje que refuerce la confianza en tus habilidades y el respeto por los demás. Un simple elogio o unas palabras de aliento pueden tener un impacto significativo.
  • Establece metas claras: tener una visión clara de lo que quieres lograr te ayudará a establecer expectativas más positivas. Asegúrate de que tus metas sean específicas, medibles, alcanzables, relevantes y limitadas en el tiempo.
  • Fomenta un ambiente de apoyo: rodearte de personas que creen en ti y en tus capacidades puede amplificar el efecto Pigmalión. Busca crear y mantener relaciones con individuos que te alienten y te desafíen a crecer.
  • Capacitación y aprendizaje continuo: invierte en tu desarrollo personal y profesional. Al adquirir nuevas habilidades y conocimientos, no solo refuerzas tu autoconfianza, sino que también estableces expectativas más positivas para ti mismo. Céntrate en tus virtudes y fortalezas, por ejemplo a través de los principios de la psicología positiva.
  • Reconoce y celebra los logros: tanto los tuyos como los de los demás. Al hacerlo, refuerzas las expectativas positivas y motivas a continuar esforzándose hacia metas más amplias y positivas.
  • Evita las expectativas irreales: si bien es beneficioso tener expectativas positivas, es crucial que sean realistas. Establecer metas inalcanzables o demasiado exigentes puede llevar a la frustración, la desmotivación y a una baja autoestima.
  • Reflexiona y ajusta: tómate un tiempo para reflexionar sobre tus expectativas y cómo están influyendo en tu comportamiento y en el de los demás. Si es necesario, ajusta tus expectativas para asegurarte de que estén alineadas con tus objetivos, intereses y valores personales.

Al seguir estos consejos, no solo maximizarás el potencial del efecto Pigmalión en tu vida, sino que también mejorarás tu bienestar psicológico y el de las personas que te rodean.

Este contenido es de tipo divulgativo y no puede reemplazar el diagnóstico de un profesional. Artículo revisado por nuestra redacción clínica

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