El narcisismo es uno de los temas más debatidos tanto en el ámbito de la psicología como fuera de ella, desde qué es la herida narcisista a cómo son las personas narcisistas en una relación de pareja, entre muchas otras cuestiones.
¿Qué hay detrás de la personalidad narcisista? Y, sobre todo, ¿somos conscientes de las consecuencias que conlleva la "herida narcisista" que las personas víctimas de un narcisista pueden llegar a desarrollar?
Es fundamental distinguir entre los simples rasgos de personalidad y los trastornos narcisistas más graves para entender mejor esta condición y sus efectos. A continuación, exploramos qué es la herida narcisista, cómo se manifiesta y qué implicaciones tiene en el bienestar emocional y cómo afecta a las personas en su vida diaria.
¿Existe un narcisismo saludable?
Muchos autores creen que existe un narcisismo que puede ser sano, muy diferente del trastorno de la personalidad narcisista. El narcisismo sano hace referencia a las características que se asocian típicamente con las personalidades narcisistas, por ejemplo:
- egocentrismo,
- ambición,
- amor propio,
- atención a la propia imagen.
Estas características, en función de cómo sean utilizadas, pueden ayudar a la persona a alcanzar sus objetivos de crecimiento personal y fortalecimiento de la autoestima. El narcisismo sano permite que la persona se ame y cuide de sí misma, mientras que el narcisismo patológico se centra en la fantasía de una imagen de un “yo” falso.
Muchos autores señalan que existe una fase narcisista fisiológica en la adolescencia. La persona adolescente experimenta la complejidad de una construcción de la identidad que implica también la creación de un nuevo sistema de autorregulación, cuyo objetivo final es el reconocimiento del propio valor como persona.
Efrain Bleiberg subraya lo difícil que es crear una línea de demarcación clara entre las experiencias de vergüenza, omnipotencia y vulnerabilidad típicas de la adolescencia cuando se intenta construir la propia identidad. Puesto que estas experiencias son compartidas con el narcisismo patológico, el diagnóstico del trastorno narcisista debe hacerse en edad adulta temprana.
¿Qué es una herida narcisista?
Para comprender qué significan las heridas narcisistas y cuáles son, antes tenemos que hablar de lo que precede a este tipo de daño psicológico, que no es otra cosa que el abuso narcisista.
El abuso narcisista es un patrón de comportamiento destructivo que se caracteriza por la explotación, la manipulación emocional y la búsqueda constante de poder y control por parte de personas con rasgos narcisistas. Este tipo de abuso se da comúnmente en relaciones personales, como familiares, amigos cercanos o parejas (la herida narcisista en el amor es más común de lo que creemos). Es en estas relaciones donde el narcisista emplea tácticas para minar la autoestima y la independencia de la víctima. Aclarado esto, veamos ahora cuál es la definición de herida narcisista.
Una herida narcisista se forma cuando una persona crece en un ambiente donde sus necesidades no son atendidas y su individualidad no es valorada, a menudo en familias con padres narcisistas. Una madre o padre narcisista puede sentirse amenazada o amenazado por la personalidad y cualidades de sus hijos, reduciéndolos a objetos que reflejan sus propios deseos y necesidades. Esta herida narcisista de una madre o un padre impacta profundamente en el desarrollo emocional del individuo.
Este dolor y falta de reconocimiento persisten en la vida adulta, llevando a las personas a buscar en sus relaciones aquello que no recibieron en su infancia. De hecho, se ha observado que un mayor abuso y negligencia emocional durante la infancia se asocia con un incremento del narcisismo vulnerable, lo que, a su vez, eleva los niveles de adicción al amor (Carone et al., 2025). Sin embargo, estas demandas y expectativas no son realistas y provienen de necesidades infantiles insatisfechas, lo que genera un círculo vicioso de insatisfacción y dependencia emocional.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que un individuo narcisista también puede sentirse herido. Un narcisista herido puede reaccionar intensamente hacia quien le ha dañado, usando la ira sistemáticamente y descargando su frustración contra su objetivo. Esto es fácil y difícil al mismo tiempo, pues son personas muy inseguras y vulnerables, a pesar de que se esfuerzan por no mostrarse como tal. Una herida de infancia de un narcisista puede llevar a una profunda sensación de inseguridad y falta de valía, lo que perpetúa un ciclo de búsqueda constante de validación en la vida adulta.
Por último, es importante tener clara la diferencia entre narcisismo y herida narcisista. El narcisismo, como hemos visto, es un rasgo de personalidad caracterizado por una excesiva autoadmiración y una falta de empatía hacia los demás. En cambio, el significado de la herida narcisista tiene que ver con el dolor emocional y psicológico que surge cuando el ego es amenazado o herido, y las necesidades y expectativas propias no son atendidas ni satisfechas.

Ejemplos de heridas narcisistas
Las heridas narcisistas pueden manifestarse en diversas situaciones cotidianas. Por ejemplo, un niño que constantemente busca la aprobación de sus padres narcisistas, pero nunca la recibe puede crecer sintiéndose inadecuado y sin valor.
En la adultez, esta persona podría entrar en relaciones donde busca desesperadamente el reconocimiento y el amor que no tuvo en su infancia, solo para encontrarse atrapada en un ciclo de insatisfacción y dependencia emocional.
Otro ejemplo es el empleado que, pese a sus logros y esfuerzos, nunca recibe elogios de su jefe narcisista. Esta falta de reconocimiento puede provocar sentimientos de incompetencia y frustración, afectando gravemente su autoestima y bienestar emocional.
Las tres heridas narcisistas de la humanidad según Freud
En su trabajo Una dificultad del psicoanálisis de 1916, Sigmund Freud reflexionó sobre cómo el amor propio de la humanidad ha sufrido tres graves afrentas a lo largo de la historia, todas provenientes de la investigación científica. Según él, estas heridas narcisistas desafían profundamente el narcisismo humano y nuestra percepción del lugar que ocupamos en el mundo.
La primera herida narcisista, denominada por Freud como "afrenta cosmológica", fue infligida por Nicolás Copérnico, quien desafió la creencia en el geocentrismo al imponer la teoría heliocéntrica. Esta idea despojó a la Tierra de su posición central en el universo, perturbando así la creencia en nuestro papel dominante en el cosmos y afectando el núcleo del narcisismo humano.
Para Freud, la segunda herida narcisista la infligió Charles Darwin con su teoría de la evolución. Darwin despojó al ser humano de su condición de criatura divina hecha a imagen y semejanza de Dios, y lo situó como un eslabón más en la cadena evolutiva.
La tercera herida narcisista, según Freud, llegó con la introducción del concepto de inconsciente por parte de Freud. Esta noción implicaba que no éramos los señores de nuestra propia "psiquis", sino sujetos dominados por los impulsos de nuestros deseos.
Autores posteriores como Heinz Kohut y Friedrich Nietzsche también contribuyeron a la comprensión del narcisismo. Por ejemplo, Kohut, con su teoría del self, exploró cómo las heridas narcisistas afectan el desarrollo emocional y la identidad, mientras que Nietzsche destacó la fragilidad del ego humano frente a las verdades más crudas de la existencia, enfatizando el dolor y la vulnerabilidad intrínseca al ser humano.
La herida narcisista en el proceso terapéutico: transferencia y repetición
En el ámbito de la psicoterapia, la herida narcisista suele expresarse a través de la transferencia. Este término se refiere a la tendencia de revivir con el psicólogo experiencias emocionales del pasado que aún no se han resuelto. Según José Bleger, psicoanalista argentino, la transferencia permite que la persona repita, en la relación terapéutica, patrones como la búsqueda de reconocimiento, el miedo al rechazo o la necesidad de admiración, que han formado parte de su historia temprana.
Esta repetición no implica simplemente volver al pasado, sino que representa una oportunidad para que la persona experimente, en un espacio seguro, nuevas formas de relacionarse y de sanar emocionalmente. El psicólogo, al reconocer y validar el dolor asociado a la herida narcisista, acompaña a la persona en la integración de sus partes más vulnerables y en la construcción de una autoestima más sólida y realista.
El trabajo sobre la transferencia y la repetición de la herida narcisista puede ser un aspecto importante para acompañar a la persona a salir del círculo de dependencia emocional y de la búsqueda constante de aprobación, favoreciendo el desarrollo de una mayor autonomía y de la capacidad para regular sus propias emociones.
Definición clínica y psicoanalítica de la herida narcisista
La herida narcisista es un concepto importante en la teoría psicoanalítica, especialmente a partir de los aportes de Sigmund Freud y de autores como André Green y José Bleger. Desde este enfoque, la herida narcisista describe una experiencia temprana de daño emocional que puede influir en el desarrollo del sentido de valía personal y en la capacidad de autorregulación emocional.
Freud, en sus estudios sobre el narcisismo, diferencia entre:
- Narcisismo primario: una etapa inicial en la que el niño dirige toda su energía afectiva hacia sí mismo.
- Narcisismo secundario: cuando parte de esa energía se dirige hacia los demás, pero puede volver al yo en momentos de frustración o dolor.
La herida narcisista puede aparecer cuando, durante el desarrollo, la niña o el niño no recibe el reconocimiento, la validación o el afecto incondicional necesarios para fortalecer una autoestima saludable. Esta falta puede favorecer la aparición de un narcisismo patológico, donde la persona intenta compensar la herida mediante mecanismos defensivos y una imagen grandiosa de sí misma.
Según André Green, psicoanalista francés, la herida narcisista implica una "falla en la constitución del self", es decir, una dificultad para sentirse completo y valioso por sí mismo. Esta herida puede permanecer latente y reactivarse en la vida adulta ante situaciones como el rechazo, el fracaso o la pérdida, generando sentimientos intensos de vergüenza, rabia o vacío.
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Mecanismos defensivos ante la herida relacionada con el narcisismo
Cuando una persona experimenta una herida narcisista, puede desarrollar mecanismos defensivos para protegerse del dolor emocional y mantener una imagen positiva de sí misma. Estos mecanismos, descritos por autores como Melanie Klein y Otto Kernberg, a menudo actúan de manera inconsciente y pueden permanecer presentes en la vida adulta.
Entre los mecanismos más habituales se encuentran:
- Desmentida: consiste en negar o restar importancia a la herida o al daño recibido, actuando como si no hubiera sucedido nada. Esto puede dificultar el reconocimiento del propio sufrimiento y generar una desconexión emocional.
- Escisión: implica dividir la experiencia interna en “bueno” y “malo”, idealizando ciertos aspectos de uno mismo o de otras personas y devaluando otros. Este mecanismo puede dificultar la integración de las propias vulnerabilidades y errores.
- Omnipotencia: la persona puede adoptar una actitud de superioridad o invulnerabilidad, creyendo que nada ni nadie puede afectarle. Esta defensa puede ayudar a evitar el contacto con sentimientos de fragilidad o insuficiencia.
Aunque estos mecanismos pueden aportar alivio temporal, tienden a mantener el aislamiento emocional y pueden dificultar la creación de relaciones auténticas y satisfactorias.
Cambios en el carácter y la autoestima después de una herida narcisista
La herida narcisista puede influir de manera significativa en la formación del carácter y en la construcción de la autoestima. Cuando no se reconoce ni se aborda esta herida, pueden surgir dificultades como:
- Arrogancia: una actitud de superioridad que puede ocultar una sensación profunda de inseguridad y temor al rechazo.
- Desprecio hacia los demás: tendencia a minimizar o restar valor a otras personas como una forma de protegerse ante la propia sensación de insuficiencia.
- Prepotencia: la necesidad de imponer la propia voluntad o punto de vista, evitando situaciones que puedan mostrar la vulnerabilidad interna.
Estas formas de actuar suelen estar vinculadas a un sentimiento de desvalimiento: en el fondo, la persona puede sentirse frágil y temer no ser suficiente o no merecer amor. Por este motivo, la autoestima puede depender de la validación externa y verse fácilmente afectada por críticas, rechazos o fracasos.
¿Cómo superar una herida narcisista?
Todos atravesamos por este tipo de heridas narcisistas; por ejemplo, cuando no somos el centro del mundo para el otro, al darnos cuenta de que no somos perfectos, al equivocarnos, etc. Sin embargo, cada persona reacciona de acuerdo con los recursos emocionales que tiene.
Cuando no se es capaz de sobreponerse, los estados depresivos —que pueden variar en intensidad, pero implican un estado de tristeza, sentimiento de minusvalía, pérdida de interés por el mundo y sentimientos de vacío— se pueden instalar en la persona. Además, el riesgo de suicidio no es raro en pacientes con narcisismo, especialmente en el contexto de una herida narcisista severa, donde el paciente se siente avergonzado y/o vilipendiado (Gabbard, 2022).
Estos estados pueden cesar cuando se logra recuperar el equilibrio narcisista. Por ejemplo, si una persona perdió a su pareja, consigue a otra; o si fracasó en un proyecto, rápidamente emprende otro.
Una de las mejores formas de superar la herida narcisista en el amor o en cualquier otro ámbito de la vida es comenzar un proceso terapéutico guiado por un profesional de la salud mental, por ejemplo una psicóloga o psicólogo online, quien nos ayudará a comprender mejor lo que nos ha ocurrido para integrarlo y darle sentido, y tratar de superarlo.
Probablemente todo el mundo ha pasado por una fase más o menos narcisista y eso le haya ayudado a crecer y a consolidar la autoestima. Hay que entender que detrás de una imagen de egocentrismo y falta absoluta de interés y amor hacia otra persona, muchas veces se esconde una antigua herida: la herida narcisista. Así que tengamos paciencia y empatía, y evitemos juzgar sin antes conocer en profundidad la realidad de las personas con las que nos relacionamos.
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