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Relación entre madre e hija: un amor complejo

Relación entre madre e hija: un amor complejo
Redacción
Unobravo
Artículo revisado por nuestra redacción clínica.
Última actualización el
26.11.2025
Relación entre madre e hija: un amor complejo
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La relación madre-hija es un vínculo único que pasa por diferentes fases y etapas, desde la gestación hasta la edad adulta. Los papeles, con el tiempo, se invierten y la relación puede pasar por un cierto grado de conflicto. Por eso, alguna vez habrás escuchado algunas frases como "mi hija no me soporta". Pero, ¿por qué sucede esto?

En este artículo, abordamos en detalle la complejidad del vínculo entre madre e hija, con especial atención a la relación conflictiva que puede surgir entre ellas en las diferentes etapas de la vida, incluso en la edad adulta, e intentando responder a preguntas como “¿cómo recuperar la relación con mi propia hija?”.

Madres e hijas: un vínculo único

Entre madre e hija existe una conexión especial que se basa en la ambivalencia (es decir, en necesidades contradictorias): hay intensidad, unión, dificultad, distancia.

El vínculo madre-hija comienza a establecerse ya en la gestación a través del timbre de la voz, los latidos del corazón y la atención de la madre al embarazo. Después del nacimiento, en el periodo inmediatamente posterior y durante algún tiempo, se convierte en una relación simbiótica de dependencia madre-hija.

Entre los dos y los tres años la relación madre-hija gira en torno a un fuerte sentimiento de dependencia de la niña hacia su madre. La simbiosis entre ambas se transforma hacia los cinco años, periodo en el que la relación vuelve a cambiar: la niña empieza a ver a su madre como punto de referencia para construir su propia identidad femenina.

La relación madre-hija fue investigada por Freud, quien cuestionaba el vínculo entre madre e hija en relación con la construcción de la sexualidad de esta última. Para que la hija pueda definirse a sí misma debe separarse de algún modo de su madre y trasladar su "objeto de amor" de la madre al padre.

relación madre e hija
Fotografía de Pixabay

Conflicto madre-hija en la infancia

En diferentes etapas de la vida, madre e hija atraviesan ciertos cambios en su vínculo. Por ejemplo, puede surgir una relación conflictiva entre la madre y la hija pequeña si la madre sufre una depresión posparto (en casos muy graves, la depresión posparto puede provocar el síndrome de Medea, donde uno de los progenitores decide hacer daño a su hijo, tanto a nivel físico como psicológico con el objetivo de causar sufrimiento al otro progenitor).

Otra posible causa de conflicto madre-hija en la infancia puede darse en el caso del trastorno oposicionista desafiante, es decir, el trastorno de conducta que lleva a la niña a oponerse a la figura de autoridad con extrema hostilidad.

También pueden ser los celos, provocados por la llegada de un hermano o hermana menor, los que desencadenen el conflicto en la relación madre-hija, por la sobreprotección o la falta de cuidados, y que acabe dando lugar a una "relación tóxica" entre madre e hija.

Una relación disfuncional entre madre e hija en un periodo tan delicado como la infancia puede tener graves consecuencias, especialmente en el ámbito relacional o en la gestión de las propias emociones. Además, la calidad de la relación madre-hija y el conflicto entre madre e hija median el efecto del maltrato infantil sobre la ideación suicida en adolescentes, incluso cuando se consideran los síntomas depresivos (Handley et al., 2019).

La difícil relación entre madre e hija adolescente

La relación entre la madre y la hija preadolescente se ve afectada por los grandes cambios en la adolescencia que la hija empieza a afrontar al entrar en esta nueva fase de la vida. El conflicto madre-hija en la adolescencia es frecuente porque es el momento en que la hija comienza su camino hacia la autonomía y puede ser un momento crítico para que la madre desarrolle codependencia emocional, debido a que puede tener dificultades para adaptarse a la creciente independencia de su hija.

En esta fase, la niña deja de ser niña como tal y, como es natural, empieza a cuestionar su dependencia de la madre. Las normas de convivencia para adolescentes suelen ocasionar grandes desencuentros y la relación puede sufrir grandes cambios. Pueden ocurrir diferentes cosas, como por ejemplo:

  • La madre es idealizada como un modelo lejano y casi inalcanzable.
  • La hija intenta separarse de ella. Aquí entran en juego algunas emociones, primero la ira y luego la culpa.

Estos cambios, al fin y al cabo, son mecanismos de defensa que, aunque pueden ser dolorosos en la relación madre-hija en la adolescencia, sirven para que la joven cree su propia identidad en la que el modelo de la madre se sitúa junto al de otras figuras femeninas.

relacion conflictiva madre hija
Fotografía de Karolina Grabowska (Pexels)

Relaciones conflictivas entre la madre y la hija adulta

Los conflictos entre padres e hijos adultos no son extraños. En el caso de la relación entre hija y madre se da uno de esos vínculos en los que se enseña "cómo estar en el mundo" y “cómo comportarse en las relaciones”. Por lo tanto, en una relación conflictiva entre madre e hija en la que no se han resuelto y se mantienen tensiones de la adolescencia, en la edad adulta las consecuencias pueden ser múltiples, y esto muchas veces explica por qué un hijo adulto rechaza a su madre, la ignora o incluso llega a desarrollar sentimientos de odio.

Una vez pasada la adolescencia, pueden surgir nuevos problemas que dificulten la relación madre-hija. El conflicto en la edad adulta puede surgir, por ejemplo, cuando:

  • La madre es agresiva con su hija y la critica a menudo.
  • La hija está celosa de la madre o viceversa (hay madres celosas de sus hijas).
  • La relación entre madre e hija es morbosa o simbiótica.
  • Existe dependencia emocional entre madre e hija.
  • Hay violencia psicológica entre madre e hija.
  • La madre tiene un comportamiento castrante hacia su hija, propio de madres tóxicas.

La relación conflictiva entre madre e hija adulta: cuando se invierten los papeles

Cuando la madre tiene problemas psicológicos, como depresión, trastorno bipolar, adicciones o traumas, es la niña quien puede asumir el papel de cuidadora. Los papeles se invierten y es la hija la que cuida de la madre.

Esto también puede ocurrir en los casos en que las hijas comienzan a ver a su madre como una amiga y compañera. Se habla, en estos casos, de un cuidado materno-filial invertido, concepto teorizado por el psiquiatra húngaro-estadounidense Iván Böszörményi-Nagy, en su libro Lealtades invisibles. Por su parte, el psicólogo y psicoanalista J. Bowlby enfocó sus estudios sobre el concepto de apego y los efectos del déficit del cuidado materno.

Sobre la relación madre-hija, la psicología nos enfrenta a posibles situaciones disfuncionales, como la de distanciarse, como si fuera una forma de perdonar a su madre por los errores cometidos durante su crecimiento.

Por supuesto, el conflicto madre-hija también puede dar lugar a un acercamiento, que promueva la resolución de ciertos conflictos que son útiles precisamente para recuperar la relación entre madre e hija adulta.

Madres e hijas: conflictos y juicios no resueltos

Como hemos mencionado, hay varios casos en los que el conflicto madre-hija no termina en la adolescencia. A menudo, cuando la hija se convierte en madre, se desencadenan las "reclamaciones de compensación". Se empieza a hacer frente a lo que, como hija, no se recibió.

Puede ocurrir, por ejemplo, que la madre provoque inconscientemente en su hija un mecanismo de proyección de sus propios deseos, ligado al pensamiento de saber lo que es bueno para su "criatura". En este caso la madre espera que su hija sea diferente de lo que es y le impone a la fuerza sus expectativas.

La relación conflictiva madre-hija puede desencadenar consecuencias como peleas, malentendidos y, a veces, incluso competición. En otros casos, cuando madre e hija no hablan, el conflicto permanece silenciado.

Consecuencias emocionales y psicológicas de una relación conflictiva entre madre e hija

Una relación conflictiva y prolongada entre madre e hija puede dejar huellas significativas en la salud emocional y psicológica de ambas personas. Estos efectos pueden aparecer tanto en la infancia como en la vida adulta, e influir en la manera en que cada una se percibe a sí misma y en cómo se relaciona con quienes la rodean. Algunas de las consecuencias emocionales y psicológicas que suelen observarse incluyen:

  • Baja autoestima: las hijas que han crecido en un entorno con críticas frecuentes o con poco apoyo materno pueden desarrollar una imagen negativa de sí mismas, lo que puede influir en su confianza y en su capacidad para afrontar desafíos.
  • Dificultades en las relaciones interpersonales: vivir un vínculo conflictivo puede dificultar la construcción de relaciones sanas y equilibradas en la vida adulta, ya que pueden repetirse patrones de desconfianza, dependencia o evitación.
  • Ansiedad y depresión: diversas investigaciones señalan que las personas que han atravesado relaciones familiares conflictivas pueden tener un mayor riesgo de experimentar síntomas de ansiedad y depresión a lo largo de su vida. Además, se ha encontrado que el conflicto entre madre e hija se asocia positivamente con síntomas depresivos tanto en las madres como en las hijas adolescentes (Updegraff et al., 2012).
  • Problemas en la gestión emocional: la dificultad para expresar o regular las emociones suele estar presente en quienes han vivido conflictos persistentes con figuras de apego, como la madre. Esto puede dar lugar a reacciones intensas o a un bloqueo emocional.
  • Repetición de patrones: es posible que, si no se realiza un trabajo consciente, las hijas repitan en sus propias relaciones de pareja o con sus hijos algunos de los patrones conflictivos vividos con sus madres.

Reconocer estas consecuencias representa un primer paso importante para poder abordarlas y trabajar en nuestro bienestar, ya sea a través del diálogo, el autoconocimiento o el acompañamiento profesional.

mejorar relacion madre hija
Fotografía de Elina Fairytale (Pexels)

Comprender el vínculo madre-hija, crear uno nuevo

La psiquiatra y psicoanalista Marie Lion-Julin, que lleva más de 15 años tratando la relación entre madres e hijas, afirma en su libro Madres, liberad a vuestras hijas:

"Liberación significa ser capaz de crear su propia vida según sus propios criterios, dejando de depender de la aprobación materna. También significa liberarse de una pesada herencia femenina de dependencia transmitida de madre a hija".

La autora francesa pretende ayudar a las mujeres a entender el vínculo que puede condicionar sus vidas, habilitando la distinción, la separación y finalmente el desapego entre madre e hija.

Afrontar la realidad de la relación puede ser a veces difícil, pero no por ello menos necesario. Darlo implica un paso liberador, casi inevitable. El vínculo madre-hija tiene una fuerte influencia en varios aspectos psicológicos, ya que afecta a diferentes áreas:

  • la autoestima;
  • la independencia;
  • las relaciones;
  • la forma de vivir embarazo y maternidad;
  • la forma de experimentar la feminidad.

Ejemplos de casos: del conflicto a la reconciliación

A continuación, compartimos ejemplos breves y anonimizados que muestran cómo diferentes tipos de conflicto entre madre e hija pueden avanzar hacia una mayor comprensión y reconciliación:

  • Caso 1: Distancia emocional en la adultez
    María, de 35 años, sentía que su madre no la acompañaba en sus decisiones. Después de varios años de distanciamiento, ambas eligieron acudir a terapia familiar. Gracias a ejercicios de comunicación, pudieron expresar sus expectativas y experiencias dolorosas, lo que facilitó reconstruir la confianza y fortalecer su vínculo.
  • Caso 2: Conflicto por expectativas no cumplidas
    Lucía, adolescente, sentía que su madre la animaba a seguir una carrera que no era de su interés. Tras varias conversaciones, su madre reconoció que sus expectativas estaban influidas por sus propios miedos y deseos no realizados. Al darse cuenta de esto, pudo acompañar a Lucía en sus propias decisiones, favoreciendo una relación más cercana.
  • Caso 3: Repetición de patrones en la maternidad
    Ana, al convertirse en madre, notó que repetía con su hija algunos reproches que había escuchado de su propia madre. Al identificar este patrón, buscó apoyo profesional y aprendió nuevas formas de relacionarse, lo que contribuyó a romper el ciclo de conflicto y a crear un ambiente más saludable para su hija.

Estos ejemplos muestran que, aunque los conflictos entre madre e hija pueden ser complejos y generar malestar, existe la posibilidad de transformarlos en oportunidades de crecimiento y acercamiento cuando hay disposición y apoyo adecuado.

¿Cómo recuperar la relación madre-hija?

Resolver los conflictos entre madre e hija es posible, siempre que ambas partes estén dispuestas a cuestionar sus propias creencias y a escucharse mutuamente. Madre e hija deben intentar:

  • Aceptar los límites de la otra.
  • Valorar los recursos que han alimentado su relación.
  • Perdonar lo que se ha vivido como un error, y al revés; cómo aprender a pedir perdón por los errores cometidos.
  • Reabrir el diálogo, vinculando pasado, presente y futuro.

A veces, aunque la voluntad de resolver los conflictos entre madre e hija sea sincera, puede haber dificultades para que esto ocurra. ¿Cómo se puede mejorar entonces una relación entre madre e hija? En estos casos, buscar la ayuda de un experto puede ser de gran ayuda, sobre todo cuando se hace evidente que una persona no se siente cómoda en las relaciones que se desarrollan y le causan sufrimiento.

Estrategias prácticas para abordar el conflicto entre madre e hija

Sanar una relación conflictiva entre madre e hija puede requerir tiempo, paciencia y, en muchos casos, la disposición de ambas personas para transformar dinámicas que llevan tiempo establecidas. Existen estrategias respaldadas por la experiencia clínica y la evidencia psicológica que pueden acompañar este proceso:

  • Fomentar la comunicación asertiva: aprender a expresar necesidades, emociones y límites de forma clara y respetuosa puede ayudar a reducir malentendidos y resentimientos.
  • Practicar la escucha activa: escuchar sin interrumpir ni juzgar facilita comprender el punto de vista de la otra persona y promueve la empatía.
  • Identificar y cuestionar creencias limitantes: en ocasiones, los conflictos se mantienen por ideas rígidas sobre el rol de madre o de hija. Revisar estas creencias puede abrir nuevas posibilidades en la relación.
  • Buscar momentos de calidad juntas: compartir actividades agradables, aunque sean breves, puede contribuir a reconstruir la confianza y el vínculo afectivo.
  • Establecer límites saludables: reconocer cuál es la responsabilidad de cada persona y respetar el espacio personal resulta fundamental para evitar la sobreimplicación o la dependencia emocional.
  • Trabajar el perdón y la reparación: el perdón no implica olvidar, sino dejar atrás el peso del pasado para construir una relación más saludable en el presente. A veces, pedir perdón por acciones concretas puede ser liberador para ambas personas.

Estas estrategias pueden ajustarse a cada situación y, en algunos casos, resulta recomendable contar con el acompañamiento de un profesional para facilitar el proceso y reducir la posibilidad de volver a patrones anteriores.

Con la ayuda de un profesional experto en relaciones, como un psicólogo online Unobravo, se abordará el conflicto madre-hija a través de la psicología, con el objetivo de sanar un vínculo problemático y reconstruir una relación serena.

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