Tras un estado de ansiedad, es posible que se desencadenen en la persona ataques de ansiedad que, dependiendo de su intensidad, pueden afectar a la vida cotidiana. Pero, ¿qué es un ataque de ansiedad? ¿Qué le sucede al cuerpo en un ataque de ansiedad? ¿Cómo saber si una persona tiene un ataque de ansiedad?
En este artículo abordamos los síntomas de un ataque de ansiedad, cuánto puede durar un ataque de ansiedad, qué hacer ante un ataque de ansiedad y cómo se puede tratar un ataque de ansiedad, entre otras dudas habituales que pueden surgir al respecto. Empecemos por cómo se puede reconocer un ataque de ansiedad.
Cómo reconocer un ataque de ansiedad: síntomas
El término "ataque de ansiedad" o “crisis de ansiedad” lo utilizan habitualmente las personas no profesionales para referirse a situaciones de fuerte ansiedad, incluso si son muy diferentes entre sí. El denominador común son los síntomas físicos y mentales con características recurrentes. Pero, ¿cómo se puede reconocer una crisis de ansiedad?
Entre los síntomas psicológicos de los ataques de ansiedad podemos encontrar:
- tensión,
- miedo,
- angustia,
- aprehensión,
- pánico,
- inquietud o preocupación ansiosa.
Ataques de ansiedad: síntomas físicos
¿Qué se siente durante un ataque de ansiedad? ¿Cómo puedo saber si tengo un ataque de ansiedad?
Los ataques de ansiedad generan una fuerte sensación de peligro y también provocan síntomas físicos y psicosomáticos (que en los casos más extremos se convierten en verdaderos "dolores por ansiedad"), que pueden remontarse a una reacción de alarma que, evolutivamente, tenía por objetivo protegernos permitiéndonos luchar o huir.
Los ataques de ansiedad pueden provocar sensaciones como falta de aire, ahogo o respiración dificultosa, pero también:
- tensión muscular y temblores;
- sofocos, fiebre;
- náuseas, vómitos, diarrea y otros síntomas de ansiedad estomacal;
- mareos o aturdimiento;
- taquicardia por ansiedad;
- sensación de confusión, de vacío mental, mayor distracción, dificultad para mantener la concentración;
- sudoración diurna o sudoración nocturna inducida por la ansiedad;
- déficit de memoria.
Ataques de ansiedad nocturnos
Haber experimentado un acontecimiento traumático o una tensión excesiva a causa del estrés también puede dar lugar a ataques de ansiedad por la noche. La persona puede sentir ataques de ansiedad incluso antes de irse a dormir, pero no ser capaz de afrontarlos hasta el punto de sentirlos también durante la noche.
Probablemente, el motivo del desencadenamiento de los ataques de ansiedad por la noche no sea solo, como se ha mencionado, las experiencias traumáticas, sino también el posible miedo a perder el control frente a un estado de "inconsciencia" como el sueño, que simbólicamente puede estar relacionado con el miedo a morir.
Además, para quienes ya experimentan síntomas de ansiedad, el estrés adicional, incluso relacionado con acontecimientos que por lo general se consideran positivos, como el matrimonio o un nacimiento, puede provocar ataques de ansiedad por la noche. Una explicación podría residir en la cavilación o la rumiación mental durante las horas nocturnas, esa actividad del pensamiento caracterizada por hacer predicciones ansiosas y tener miedo a posibles acontecimientos negativos futuros.
Los síntomas de los ataques de ansiedad nocturnas son los mismos que los de las crisis de ansiedad diurnas, como pueden ser las palpitaciones, la sudoración, los mareos y las náuseas.

Diferencia entre ataque de pánico y de ansiedad
¿Cuál es la diferencia entre un ataque de pánico y un ataque de ansiedad? La correlación entre ataques de pánico y ansiedad es claramente visible en el trastorno de pánico, que consiste en crisis de ansiedad con ataques de pánico recurrentes e inesperados.
Mientras que los ataques de ansiedad se producen con cierta constancia, las crisis de pánico son repentinas, van acompañadas de miedo a morir o a volverse loco, suelen ir precedidas de ansiedad anticipatoria y seguidas de conductas de evitación en situaciones en las que el pánico se ha manifestado previamente.
Los síntomas de los ataques de pánico son somáticos y cognitivos, alcanzan rápidamente su punto máximo y terminan rápidamente. El trastorno de pánico se asocia con frecuencia a otros trastornos de ansiedad, a la agorafobia, a la depresión mayor y a trastornos por consumo de sustancias o trastornos de la personalidad, como el trastorno límite de la personalidad.
¿Cuánto dura un ataque de ansiedad?
Ante la pregunta de cuánto puede durar una crisis de ansiedad, no existe una respuesta generalizada, ya que la intensidad, la duración y la frecuencia de los ataques de ansiedad tienen especificidad individual y pueden depender de diferentes causas.
Sufrir ataques de ansiedad puede afectar al comportamiento de una persona y provocar, por ejemplo:
- una sensación de impotencia,
- la evitación de las situaciones temidas,
- aislamiento social,
- una disminución del rendimiento escolar o laboral,
- una pérdida de autonomía.
De hecho, también se puede encontrar una relación entre las crisis de ansiedad y la agorafobia, es decir, la ansiedad pronunciada que se genera cuando uno se encuentra solo en lugares o situaciones en los que sería "imprudente" encontrarse mal porque puede que la ayuda no esté disponible de inmediato.
Así como una correlación entre los ataques de ansiedad y la depresión, precisamente por las consecuencias de los ataques de ansiedad enumeradas anteriormente. Además, en los casos más extremos, el sentimiento de impotencia ante la incertidumbre, por ejemplo, puede conducir a largo plazo a una depresión reactiva.
¿Cuáles son las causas de las crisis de ansiedad?
Los estados de ansiedad siguen siendo objeto de estudio por parte de los expertos, aunque se han identificado factores de vulnerabilidad (es decir, condiciones de especial susceptibilidad y predisposición a sufrir estados de ansiedad). Entonces, ¿por qué se dan los ataques de ansiedad?
Aunque puede haber una vulnerabilidad genética y temperamental, los ataques de ansiedad también se pueden deber a la influencia del entorno familiar de desarrollo y aprendizaje, entre otros factores. También pueden darse causas relacionadas con:
- Experiencias y momentos de la vida. Por ejemplo: tener poca experiencia sexual puede causar ansiedad por el rendimiento sexual, así como se pueden experimentar ataques de ansiedad durante el ciclo menstrual, tras un duelo o durante el embarazo debido al miedo al parto.
- Formas de pensar desadaptativas. Por ejemplo: la persona puede tener "manía de control", es decir, buscar continuamente una certeza absoluta que pueda evitar que las posibilidades negativas se hagan realidad; o tener una autoevaluación negativa, es decir, la tendencia a evaluar negativamente sus capacidades prácticas, lo que en algunos casos también conduce a la ira al experimentar una falta de autocontrol emocional.
- El entorno social y factores sociales como el momento histórico. Un ejemplo puede ser la ecoansiedad, que puede ser frecuente en quienes sufren frente al cambio climático.
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Ataques de ansiedad: qué hacer
¿Qué hacer ante un ataque de ansiedad? Un consejo que puede ayudarnos a recordar cómo calmar un ataque de ansiedad es intentar restablecer una respiración regular, por ejemplo, mediante la respiración diafragmática. La respiración nos puede ayudar a dar espacio a esta emoción sin reprimirla, para luego poder identificar, dentro de nosotros, qué es lo que ha desencadenado el ataque de ansiedad.
Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve incontrolable y provoca una gran angustia, puede ser necesario emprender un proceso de terapia psicológica. Un profesional de la salud mental, como un psicólogo para la ansiedad, puede orientar al paciente sobre cómo calmar los ataques de ansiedad y construir un proceso terapéutico enfocado en:
- descubrir y analizar las causas que desencadenaron este problema,
- crear nuevos patrones de comportamiento que el paciente pueda adoptar para controlar los ataques de ansiedad y aprender a manejarlos.
Para tratar los ataques de ansiedad, también se utiliza ampliamente el tratamiento farmacológico, cuyo objetivo es mantener los síntomas bajo control. Para controlar los síntomas físicos, como las palpitaciones, también son muy valiosas las técnicas de relajación para la ansiedad como:
- el entrenamiento autógeno,
- la relajación muscular progresiva de Jacobson,
- la respiración diafragmática.
Los protocolos basados en mindfulness para la ansiedad también han demostrado ser una terapia eficaz para controlar los ataques de ansiedad. Las técnicas de relajación también pueden verse favorecidas por el uso de ruido blanco, como el chapoteo de las olas del mar. El mar suele ser beneficioso para la ansiedad porque ayuda a producir una sensación de calma, aumentando la autoconciencia y la reconexión con uno mismo y con la naturaleza.
Cómo tratar un ataque de ansiedad con terapia psicológica
Los profesionales de la salud mental, como los psicólogos y psicólogas online de Unobravo, cuentan herramientas y técnicas para tratar las crisis de ansiedad mediante enfoques psicoterapéuticos específicos.
El objetivo general de la psicoterapia es ayudar a la persona a adoptar una actitud activa en el tratamiento de los ataques de ansiedad, al igual que en otros problemas a los que se enfrenta a lo largo de su vida. Será importante que el locus de control del paciente pase del exterior al interior, de modo que pueda aprender a confiar en sus propias capacidades y recursos personales para comprender de dónde proceden sus ataques de ansiedad y cómo controlarlos.
En el campo de la terapia psicológica para la ansiedad, la terapia cognitivo-conductual ha mostrado altos índices de eficacia y se ha establecido en la comunidad científica como la terapia de primera elección en el tratamiento de los ataques de ansiedad. Dentro de este enfoque, pueden distinguirse dos vertientes principales dirigidas al tratamiento psicológico de la ansiedad:
- la terapia cognitiva estándar,
- la terapia metacognitiva.
Terapia cognitivo-conductual estándar para la ansiedad
Interviene ayudando a los pacientes a aumentar su capacidad de tolerar, afrontar y aceptar sus dificultades y a comprender su modo de funcionamiento mental a la luz de su historia vital personal. La intervención difiere según el trastorno, pero hay algunos elementos comunes como:
- La psicoeducación, es decir, proporcionar a los pacientes información sobre la naturaleza de la ansiedad, aumentando así su comprensión de la emoción y sus mecanismos.
- El trabajo sobre los pensamientos automáticos negativos y las creencias sobre uno mismo, lo que ayuda a comprender por qué se produce un ataque de ansiedad.
Terapia metacognitiva (TMC) para la ansiedad
Gestionar los ataques de ansiedad con este tratamiento supone llevar a cabo una terapia centrada en los factores que contribuyen al desarrollo del trastorno de ansiedad, como la rumiación mental, con el fin de hacer reflexionar a la persona sobre:
- las creencias negativas y positivas que tienen dichos factores,
- determinados aspectos conductuales que pueden provocar crisis de ansiedad.