Ha costado, pero poco a poco, la masturbación femenina va dejando atrás estereotipos culturales y de género. La masturbación como práctica voluntaria de búsqueda de placer sexual mediante la estimulación de zonas erógenas puede ser una práctica sexual para:
- conocerse a una misma,
- aumentar la conciencia corporal,
- disfrutar de beneficios físicos, psicológicos y relacionales,
- mejorar la salud mental de las mujeres en general.
Cada mujer es libre de decidir si es una actividad que le gusta, más allá de las experiencias de los demás, más allá de lo que digan amistades y revistas. En la masturbación femenina lo que importa es el grado de satisfacción sexual y de bienestar percibido.
En este artículo abordamos el tema de la masturbación femenina y el autoerotismo femenino desde el punto de vista de la psicología.
Mujeres y autoerotismo: ¿por qué se masturban las mujeres?
“¿Es buena la masturbación femenina?”
La masturbación femenina favorece la liberación de dopamina, lo que mejora el estado de ánimo, la calidad del sueño y aumenta la gratificación sexual. Los beneficios de la masturbación para la mujer son tanto fisiológicos como psicológicos. La masturbación es buena porque:
- Mantiene los tejidos vaginales y perineales en buen estado funcional y sanos.
- Disminuye el dolor muscular.
- Reduce la probabilidad de pérdidas involuntarias de orina y prolapso uterino.
- Refuerza el tono muscular de las zonas pélvica y anal. En este sentido, una meta análisis reciente ha demostrado que el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico mejora significativamente la función sexual femenina, incluyendo la excitación, el orgasmo y la satisfacción (Jorge et al., 2024).
- Disminuye la posibilidad de infecciones urinarias, ya que la masturbación favorece la salida de bacterias del cuello uterino al producir una mejor lubricación y flujo vaginal.
- Alivia la tensión y reduce considerablemente el estrés.
Además, un importante efecto positivo de la masturbación femenina o autoexploración sexual, ayuda a liberar y desinhibir la mente mediante la pérdida de control. La masturbación permite a la mujer tener más confianza en sí misma y una relación positiva con la propia sexualidad.
¿Cuándo puede ser la masturbación femenina un síntoma de un problema psicológico?
En ocasiones, la masturbación puede convertirse en una forma de afrontar la ira, los estados de frustración y ansiedad, y utilizarse para hacer frente a las dificultades de la vida cotidiana. Por lo que, con el tiempo, puede convertirse en una herramienta que responda a aspectos psicológicos distintos de la necesidad de placer.
En estos casos, la mujer puede experimentar la masturbación como un sedante natural y, en su mente, puede crearse una asociación de ansiedad - preocupación - masturbación - tranquilidad, lo que a veces desencadena un círculo vicioso.
Un estudio encontró que las mujeres que se masturbaban principalmente “para disminuir la tensión sexual” o “para superar la ansiedad” reportaban más dificultades para alcanzar el orgasmo en comparación con aquellas que lo hacían por “placer sexual” (Huang et al., 2022).
Cuando la autoestimulación adquiere características obsesivas y compulsivas, y afecta a la esfera laboral y relacional de la persona, puede ser un síntoma de adicción al sexo (también denominada ninfomanía en el caso de las mujeres). Aunque no figura oficialmente como trastorno mental en el DSM-5, la hipersexualidad o comportamiento sexual compulsivo puede convertirse en un problema incapacitante.
Se habla de autoerotismo compulsivo cuando existe una necesidad irracional y urgente que lleva a la mujer a masturbarse repetidamente a lo largo del día. Las consecuencias de este comportamiento disfuncional pueden ser:
- la disminución del deseo sexual,
- la evitación de las relaciones sexuales,
- el aislamiento social,
- la fatiga crónica.
Mujeres y masturbación: ¿por qué del tabú en torno al autoerotismo femenino?
En una sociedad falocéntrica, a menudo se ha percibido a la mujer como una figura pasiva con respecto a la sexualidad, carente de deseo y ligada a su función reproductora, una creencia vinculada a roles de género tradicionales y estereotipados (como una compañera sumisa y entregada al hombre).
Con esta visión de la mujer es como se han planteado preguntas sobre si a las mujeres también les gusta masturbarse o si la masturbación es buena o mala para ellas, y es que durante muchos años ha parecido que la masturbación fuera una actividad exclusiva de los hombres. Durante mucho tiempo, fue inconcebible que las mujeres pudieran obtener placer solas, en ausencia de una pareja. Por esta razón, la masturbación femenina se consideraba una forma de llenar vacíos emocionales o una estrategia para hacer frente a situaciones estresantes.
Desde mediados del siglo pasado, los estudios sobre la sexualidad humana han sentado las bases para comprender el placer femenino, situando a la mujer en un papel activo de autodeterminación de sí misma y de su experiencia sexual.

Mujeres y masturbación: cuando el tabú nace en la infancia
En los primeros años de vida, las niñas buscan sensaciones corporales placenteras a través de la estimulación genital, de forma involuntaria y a menudo indirecta, frotando sus partes íntimas contra objetos, peluches, almohadas o simplemente apretando con fuerza los muslos. En esta etapa, las personas cuidadoras pueden sentirse incómodas y avergonzadas al ver estos gestos, especialmente cuando este comportamiento no tiene lugar en casa, sino en público o en presencia de otras personas.
La incomodidad está asociada a la falsa creencia de que los niños y los ancianos no tienen sexualidad, similar a la falsa creencia de que la masturbación en el embarazo es perjudicial. En el proceso de crecimiento y conocimiento del cuerpo, vemos la primera forma de discriminación: la autoestimulación de un niño suele ser más tolerada que la búsqueda de estimulación de una niña.
Suele ocurrir que se regañe a las niñas y que los adultos prohíban explícitamente las caricias: acariciar los genitales "¡Está mal!", transmitiendo la idea de que la masturbación femenina "hace daño" o no es apropiada. Sin embargo, las críticas y los reproches negativos pueden infundir culpa y vergüenza, tan fuertes que crean una forma de miedo al placer sexual.
En las últimas etapas del crecimiento, las chicas adolescentes reciben no pocas veces una educación orientada a abstenerse de cualquier tipo de exploración sexual, en pareja o en solitario. Pero las adolescentes también exploran su sexualidad enfrentándose a su grupo de iguales, buscando información en canales informáticos o en cursos de educación sexual para construir su identidad sexual.
Por lo tanto, es fundamental comprender que la sexualidad no aparece de repente, sino que nos acompaña paso a paso en cada etapa de crecimiento. Por lo tanto, es necesario entablar un diálogo abierto y sereno sobre el tema de la masturbación en una fase temprana del crecimiento.
La importancia de la educación sexual en la infancia
La OMS Europa, en su documento Normas para la educación sexual en Europa, afirma:
"La educación sexual también forma parte de una educación más general e influye en el desarrollo de la personalidad del niño. El carácter preventivo de la educación sexual no solo ayuda a evitar posibles consecuencias negativas relacionadas con la sexualidad femenina (y la masculina), sino que también puede mejorar la calidad de vida, la salud y el bienestar, contribuyendo así a promover la salud general".
Y sugiere que la exploración del cuerpo a través del juego debería fomentarse a partir de los 4 o 6 años de edad. En las distintas etapas de crecimiento, se abordarán progresivamente temas cada vez más complejos, como la eyaculación y la menstruación, que conducirán a una mayor concienciación sobre el embarazo y la maternidad, las enfermedades de transmisión sexual, los métodos anticonceptivos y la búsqueda del placer sexual.
A través de la educación sexual, que la UNESCO define en las Orientaciones Técnicas Internacionales sobre Educación en Sexualidad como "un enfoque apropiado para la edad y la cultura de la enseñanza sobre el sexo y las relaciones a través de la transmisión de información científicamente correcta, realista y sin prejuicios", se puede dar a los chicos y chicas jóvenes "la oportunidad tanto de explorar sus propios valores y actitudes como de desarrollar habilidades para la toma de decisiones, habilidades de comunicación y las aptitudes necesarias para la reducción de riesgos".

Autoerotismo femenino: psicología y placer de la mujer
De las distintas ramas de la psicología, la sexología puede ser la más adecuada para tratar no solo los posibles problemas relacionados con la masturbación femenina, sino también para la propia educación sexual.
En la adolescencia, por ejemplo, puede ser importante:
- Disipar falsos mitos sobre por qué se masturban las mujeres.
- Explicar los beneficios de la masturbación femenina.
- Corregir ciertas ideas erróneas, como que masturbarse demasiado puede provocar infertilidad femenina o que masturbarse demasiado es perjudicial para las mujeres.
En los casos en que el autoerotismo pierde su característica de placer o, a pesar de practicarlo, se produce la anorgasmia femenina, conviene preguntarse qué es lo que falla, qué tipo de insatisfacción se experimenta y qué se necesita para sentirse en armonía con una misma.
Recurrir a un especialista, como un psicólogo o psicóloga para trastornos sexuales, capaz de proporcionar estrategias eficaces que permitan a la persona volver a conectar con sus necesidades, su cuerpo y su dimensión sexual, será útil tanto desde el punto de vista del placer como del bienestar físico y psicológico.
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Conectar con tu sexualidad es una parte fundamental del bienestar integral. A veces, la culpa, la ansiedad o las dudas pueden impedirnos disfrutar de una vida sexual plena y satisfactoria. Hablar con un profesional de la psicología en un entorno seguro y sin juicios puede ayudarte a explorar tus inquietudes, superar barreras y fortalecer la relación contigo misma.
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