Por lo general, la relación entre hermanos es sinónimo de un vínculo profundo, arraigado en la infancia y que crece a lo largo de la vida. Sin embargo, a veces, al crecer se produce una ruptura entre ellos y es necesaria la gestión del conflicto entre ambos.
En este artículo exploramos los conflictos entre hermanos adultos, cuáles pueden ser las causas que llevan a terminar una relación con un hermano o hermana, y cómo la terapia psicológica puede apoyar a la persona a tomar la decisión más adecuada para su bienestar emocional y psicológico, ya sea trabajar para restablecer una relación hasta ahora conflictiva con un hermano o hermana, o terminar la relación.
¿Por qué surgen los conflictos entre hermanos en la edad adulta?
Es frecuente que, en el origen de una relación conflictiva entre hermanos ya adultos, haya cuestiones no resueltas de la infancia que resurgen ante situaciones en las que, por ejemplo, aún siendo adultos, los padres comparan continuamente a los hermanos (quizá prefiriendo a uno y considerando al otro la oveja negra de la familia, minando así su autoestima).
El trato desigual percibido en la infancia o adolescencia por parte de los padres es precisamente una de las razones por las que puede surgir una relación de celos entre hermanos adultos o un mayor distanciamiento emocional entre hermanos.
En otras ocasiones, los hermanos que no se hablan pueden haber decidido adoptar ese comportamiento cuando se encuentran atrapados en rígidos guiones familiares o cuando son los padres los que están en conflicto entre sí y los que, incluso inconscientemente, operan una triangulación familiar exigiendo a sus hijos que se pongan de su parte, colocándolos en una difícil posición de elección.
Los celos y conflictos entre hermanos adultos, para la psicología, encuentran por tanto explicación en el papel de los padres y su forma de gestionar la relación con sus hijos, que puede influir en el vínculo entre hermanos aunque sean adultos. Pero también hay otros factores que pueden entrar en juego, como la competencia por los recursos.
Posibles causas del rencor entre hermanos ya adultos pueden ser también la gestión de una herencia, o cómo se decide afrontar una posible enfermedad del progenitor, o incluso el hecho de no compartir ciertas opciones de vida personal.
Otro factor que puede entrar en juego es la edad. Según un estudio (Salmon & Shackelford, 2011), cuanto menor es la diferencia de edad, mayor es la probabilidad de tensiones entre hermanos y de competencia por los recursos familiares. Tener una gran diferencia de edad también es un factor que reduce las posibilidades de conflicto entre hermanos en la edad adulta.
Las causas de los conflictos entre hermanos adultos
En resumen, los conflictos entre hermanos en la edad adulta a menudo tienen raíces profundas que se remontan a la infancia, pero también pueden ser desencadenados por circunstancias de la vida adulta. Comprender estas causas es el primer paso para abordarlas.
- Rivalidad y celos no resueltos: la competencia por la atención y el afecto de los padres en la niñez puede persistir, manifestándose como envidia por el éxito profesional, personal o familiar del otro.
- Trato desigual por parte de los padres: la percepción de favoritismo, ya sea real o imaginaria, puede dejar heridas duraderas que alimentan el resentimiento en la edad adulta.
- Diferencias de valores y estilos de vida: a medida que cada hermano forma su propia identidad, pueden surgir desacuerdos fundamentales sobre política, religión, crianza de los hijos o decisiones vitales.
- Conflictos por dinero y herencias: las disputas sobre bienes familiares, herencias o el cuidado de padres mayores son una de las fuentes más comunes y divisivas de conflicto.
- Problemas de comunicación: la falta de una comunicación abierta y honesta puede llevar a malentendidos, suposiciones y a la acumulación de rencores.
La relación entre hermanos: de la infancia a la edad adulta
Los hermanos son, querámoslo o no, presencias que tienen un profundo impacto en la vida de una persona. La relación que se establece entre ellos es la primera experiencia de "relaciones entre iguales" en la familia y suele caracterizarse por una fuerte ambivalencia.
La psicología infantil nos habla de ello cuando investiga las reacciones del primogénito ante la llegada de un hermanito: no es raro que el hijo mayor, hasta ahora hijo único, sienta celos, ansiedad o regresión a conductas más infantiles hacia el recién llegado por miedo a no recibir más atención de los padres.
Puede tratarse del llamado complejo de Caín, también llamado "síndrome del hermano mayor". La rivalidad percibida con el hermano o hermana puede llevar al niño (no sólo al mayor, sino también al pequeño) a experimentar un malestar que suele expresarse en síntomas psicosomáticos, comportamientos agresivos o propios de una etapa anterior del desarrollo (por ejemplo, puede volver a mojar la cama- enuresis- aunque ya haya conseguido controlar los esfínteres), además de provocar conflictos familiares.
Estos sentimientos pueden cambiar a medida que evoluciona la relación, lo que, además de la competencia, permite a los hermanos experimentar la colaboración alimentando sentimientos de complicidad y afecto mutuo hasta llegar a una relación equilibrada en la que se reconocen como individuos autónomos, que ya no compiten por el afecto exclusivo de sus padres ni están en simbiosis entre sí.
Asimismo, cuanto más pacíficas y cooperativas son las relaciones entre hermanos en la infancia, más probabilidades hay de que lo sean en la edad adulta y menos frecuentes son las peleas entre hermanos (Salmon & Shackelford, 2011).

Hermanos que se pelean y hermanas que no se llevan bien
Entre los problemas familiares más comunes pueden estar los que surgen con los padres. Toda la adolescencia está llena de peleas, malentendidos y desacuerdos que a veces continúan incluso cuando el niño ha crecido, alimentando el conflicto entre padres e hijos adultos.
Pero, ¿qué ocurre cuando ya no se trata de una relación conflictiva entre madre-hija o padre-hijo, sino de peleas entre hermanos?
La relación entre hermanos, al crecer, puede cambiar radicalmente por muchos motivos: puede tratarse de formas de entender ciertos aspectos de la vida que no se comparten o de elecciones personales que, en determinadas circunstancias, pueden desembocar en relaciones difíciles entre hermanos.
El enfado y la envidia entre hermanos pueden surgir por diversos motivos y, cuando no se pueden superar, pueden llevar a tal indiferencia entre hermanos que se pueden pronunciar frases como:
- "ya no quiero tratar con mi hermano",
- "ya no hablo con mi hermana",
- "tengo una hermana tóxica, no quiero que forme parte de mi vida".
La relación entre hermanas: ¿una psicología diferente?
¿La dinámica psicológica de la que hemos hablado se aplica por igual cuando se trata de competencia, celos y envidia entre hermanas adultas o entre hermanos adultos?
En un estudio sueco (Tanskanen et al., 2016) en el que se analizaron dos generaciones (2.278 encuestados de la primera y 1.753 de la segunda) y se recogieron diferentes experiencias históricas, se observó que había más probabilidades de conflicto entre hermanas adultas que entre hermanos adultos.
Además, en la generación mayor, las familias con dos hermanos tenían menos probabilidades de conflicto que las que tenían dos hermanas. Un estudio más reciente (Salmon & Hehman, 2021) confirmó estas conclusiones al observar que había más conflictos entre hermanas, sobre todo si eran de edades próximas y vivían juntas durante mucho tiempo, que entre hermanos varones.
Las hipótesis sugieren que la mayor similitud de roles y recursos entre hermanas genera más rivalidad comparativa, aunque cada caso debe analizarse dentro de un contexto familiar específico.
¿Cómo puede explicarse esta mayor frecuencia de conflictos entre hermanas adultas?
Hay que decir que ambos estudios no examinaron la violencia física, que, al contrario de lo que ocurre entre hermanas, podría estar más presente entre varones. Otra hipótesis es la presencia de mayores celos entre hermanas adultas, ligados a que compiten por recursos más similares que sus hermanos.
Sea cual sea la causa, ¿es posible mitigar o resolver los celos y la envidia entre hermanas adultas o entre hermanos mayores? ¿Cómo resolver los conflictos entre hermanos adultos o arreglar una relación cuando un hermano te decepciona?

Conflictos entre hermanos adultos: cómo puede ayudar la psicología
Hemos visto, a grandes rasgos, cómo se desarrolla la relación entre hermanos para la psicología y cómo, al crecer, ciertos acontecimientos pueden causar conflictos entre hermanos adultos.
Para afrontarlos, primero hay que tener la voluntad de abrir un diálogo y escuchar al otro y, si es necesario, perdonar, aunque es importante saber cómo aprender a pedir perdón de una forma eficaz.
Cuando escuchamos en nuestro interior las preguntas "¿qué hacer si tu hermano te odia?" o "¿cómo lidiar con una hermana mala?", puede que nos estemos contando una historia en la que la maldad de una hermana se enfrenta a la bondad de la otra, o en la que el odio de un hermano choca con el amor de otro.
Con la ayuda de la terapia psicológica, es posible revisar los guiones familiares obsoletos y construir una narrativa que promueva el bienestar de las relaciones. Por supuesto, no siempre es fácil, pero es posible si ponemos en práctica una serie de estrategias que pueden ayudarnos.
Por ejemplo, si nos enfrentamos a una relación que nos hace decir "odio a mi hermana", "odio a mi hermano" podría ser útil:
- Fomentar la confrontación: ¿qué ocurre entre hermanos y hermanas que no se hablan? ¿Somos capaces de superar el resentimiento que nos llevó al silencio y ser asertivos en la comunicación?
- Acoger al otro con empatía: ¿cuáles son las razones del comportamiento de un hermano o hermana que ha provocado el conflicto? ¿Es posible que un "hermano que te arruina la vida" tenga razones para su comportamiento? ¿Hemos tenido en cuenta sus emociones?
- Reconocer el tipo de relación: ¿siempre ha habido conflicto o, en otros momentos de la vida, la relación entre hermano y hermana ha sido diferente?
Para sanar la relación entre hermanos comprometida por peleas y conflictos, pueden acudir al rescate diversos tipos de psicoterapia. Podemos encontrar una valiosa ayuda, por ejemplo, en:
- La terapia sistémico-relacional, que a través de la terapia familiar puede llevar a las partes implicadas a investigar sus propios conflictos dentro del sistema de relaciones en el que viven.
- La psicoterapia Gestalt también puede ser un enfoque válido que permita una confrontación sincera entre los distintos miembros de la familia, con el fin de identificar las dinámicas que condujeron al conflicto e intentar resolverlas.
Cómo gestionar y resolver los conflictos entre hermanos
Resolver una relación conflictiva requiere esfuerzo y voluntad por ambas partes. Sin embargo, incluso si solo una persona está dispuesta a cambiar la dinámica, es posible mejorar la situación. Aquí hay algunas estrategias:
- Fomentar la comunicación asertiva: expresar tus sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa, sin culpar ni atacar. Utiliza frases como 'Yo siento que...' en lugar de 'Tú siempre...'.
- Practicar la empatía: intenta ponerte en el lugar de tu hermano/a para comprender su perspectiva, aunque no estés de acuerdo. Reconocer sus sentimientos puede reducir la tensión.
- Establecer límites saludables: es fundamental definir qué comportamientos son aceptables y cuáles no. Comunicar estos límites de forma calmada pero firme es clave para proteger tu bienestar.
- Dejar el pasado atrás: si bien es importante entender las raíces del conflicto, aferrarse a agravios pasados impide avanzar. A veces, perdonar (que no es lo mismo que olvidar) es necesario para sanar.
- Buscar ayuda profesional: si los conflictos son muy profundos o no lográis comunicaros de forma constructiva, la terapia familiar o individual puede proporcionar un espacio seguro y herramientas para mediar en la relación.
Las relaciones entre hermanos son complejas y están cargadas de historia. A veces, a pesar de los mejores esfuerzos, la reconciliación no es posible o saludable. En estos casos, aprender a gestionar la distancia emocional puede ser un acto de autocuidado. No hay una única respuesta correcta y el camino adecuado es aquel que te conduce a una mayor paz interior.
En algunos casos, hablar con un profesional puede ofrecer claridad y herramientas útiles para tomar la mejor decisión para ti. Si sientes que necesitas el acompañamiento de un experto, en Unobravo, te ayudamos a encontrar tu psicólogo o psicóloga online entre una amplia red de profesionales que pueden acompañarte en este proceso.




