El avión es uno de los medios de transporte más utilizados y seguros. Sin embargo, muchas personas experimentan cierto temor y ansiedad al volar, en algunos casos hasta el punto de manifestar un miedo tan intenso a volar que se conoce como aerofobia o fobia a volar.
Pero, ¿cuál es el significado psicológico del miedo a volar? ¿Cuáles son los síntomas más comunes y las posibles causas de la fobia a volar? ¿Qué hacer si se tiene aerofobia? Abordamos el tema en detalle en este artículo.
Miedo a volar: definición y significado de aerofobia
El miedo a volar, como mencionamos al inicio, también se llama areofobia o aviofobia. La aerofobia se refiere a una respuesta de miedo intenso que puede surgir ante la idea o la experiencia de volar.
La fobia a los aviones puede incluirse en los tipos de fobias llamadas específicas, que se caracterizan por un miedo persistente, intenso, excesivo e irracional provocado por la presencia, expectativa o representación mental de objetos, situaciones no peligrosas o potencialmente peligrosas. En el caso de la aviofobia, el objeto del miedo es volar.
La persona que padece aviofobia reconoce su miedo a volar (y el consiguiente miedo a los aviones) como excesivo y desproporcionado. Suele evitar volar y puede sentir ansiedad, incluso antes del viaje. Una persona con aerofobia suele tener cierta necesidad de control, probablemente ligada al hecho de que volar despierta la sensación de estar "en una jaula" y de no poder actuar activamente para cambiar la situación.

Miedo a volar y otros miedos o situaciones específicas
En el caso de la aerofobia, el miedo a volar en avión puede no estar relacionado únicamente con la situación específica de volar. De hecho, puede ser una expresión de otras fobias no relacionadas con situaciones específicas y/o ser secundario a otras formas de ansiedad, como:
- El miedo a las alturas (acrofobia).
- La agorafobia, por miedo a no poder abandonar el avión y no ser rescatado.
- La claustrofobia en los aviones; en este caso el objeto del miedo es permanecer inmóvil en un espacio reducido con las ventanillas cerradas.
- La ansiedad social, en la que se teme sentirse mal ante los demás y causar una "mala impresión".
- La enoclofobia o miedo a las multitudes, cuando la persona siente pavor al estar en un aeropuerto lleno de gente antes de tener que coger un avión.
Una persona con aerofobia también puede experimentar miedo a volar como consecuencia de ataques de pánico.
Los síntomas más comunes de la aerofobia
Estar a grandes alturas y en un medio de transporte sobre el que no tenemos control puede provocar una estimulación del aparato vestibular, visual y propioceptivo, por lo que el cuerpo puede tener dificultades para adaptarse a los estímulos y al movimiento, provocando una combinación de síntomas desagradables como mareos, vómitos y náuseas.
Los vómitos, la sensación de desorientación y las náuseas son los síntomas más comunes del "mareo del avión", que también se observan en la acrofobia y el mareo por movimiento ("mareo del viajero"). Sin embargo, en este último caso, no son la expresión de una afección neurológica particular, sino una consecuencia de la exposición al vuelo y a la altitud.
El malestar y la ansiedad en relación con la situación de vuelo se manifiestan a través de diferentes formas e intensidades, que pueden ir desde una tensión leve hasta una sensación de ansiedad profunda e incontrolable, capaz de desencadenar ataques de pánico en el avión o incluso antes del viaje.
Asimismo, se ha documentado que, en algunos casos extremos, la aerofobia puede asociarse con condiciones médicas graves, como la miocardiopatía de Takotsubo y el síndrome de encefalopatía posterior reversible (PRES), lo que resalta la complejidad y el impacto potencial de este trastorno en la salud física y mental de las personas afectadas (Çetin et al., 2023).
Los síntomas físicos de la aerofobia incluyen:
- dificultad para respirar y respiración sibilante;
- aumento del ritmo cardíaco y de la tensión arterial;
- hormigueo, rubor, sensación de entumecimiento;
- tensión muscular y posibles temblores de ansiedad;
- mareos, confusión y visión borrosa;
- trastornos gastrointestinales, náuseas.
Estos síntomas físicos pueden asociarse a síntomas psicológicos como:
- sentimientos de ansiedad,
- fantasías de tipo catastrófico,
- miedo a perder el control.
Como hemos comentado, los síntomas psicosomáticos pueden aparecer no solo durante el vuelo, sino también al pensar en el viaje o al empezar a planificarlo.

“¿Por qué tengo miedo a volar?” Posibles causas de la aerofobia
La aerofobia puede desarrollarse no solo a través de la experiencia directa de episodios negativos durante un vuelo, sino también de forma indirecta, por ejemplo, tras leer o escuchar sobre episodios negativos relacionados con los viajes en avión. Pero entonces, ¿por qué se tiene fobia a volar?
En general, el miedo a volar puede estar relacionado con un estado de ansiedad que subyace a la necesidad de tenerlo todo bajo control y que, cuando se intensifica, provoca un gran estrés.
Desde la perspectiva de la neurobiología, esta reacción suele estar mediada principalmente por la amígdala, una estructura cerebral fundamental para detectar y procesar posibles amenazas. Cuando una persona experimenta aerofobia y se encuentra ante estímulos relacionados con el vuelo, la amígdala puede generar una respuesta de alarma desproporcionada, lo que puede dar lugar a síntomas físicos y emocionales asociados con la ansiedad.
Además, el hipocampo participa en el recuerdo de experiencias negativas previas, lo que puede aumentar el miedo si la persona ha tenido situaciones desagradables vinculadas a volar.
Recientemente, se han observado hallazgos que sugieren una posible reducción de la actividad serotoninérgica y un aumento relativo de la actividad frontal derecha en personas con aerofobia, diferenciándose de los trastornos depresivos y de ansiedad (Flasbeck et al., 2023).
El sistema endocrino también cumple una función relevante: la liberación de cortisol y otras hormonas relacionadas con el estrés puede contribuir a la sensación de alerta y malestar. Esta combinación de factores neurobiológicos ayuda a comprender por qué, en muchas ocasiones, la aerofobia persiste aunque la persona sepa que volar es seguro y que la probabilidad de accidentes es muy baja.
Asimismo, la ansiedad por volar también puede aparecer cuando una persona coge un avión sola por primera vez.
Factores de riesgo y consecuencias funcionales de la aerofobia
La aerofobia puede surgir a partir de una combinación de factores individuales y ambientales. La investigación clínica ha identificado varios factores que pueden influir en su desarrollo, entre ellos:
- Experiencias traumáticas previas: vivir o presenciar situaciones relacionadas con vuelos puede aumentar la posibilidad de experimentar aerofobia.
- Historia familiar de fobias o trastornos de ansiedad: la predisposición genética y el aprendizaje a través de la observación pueden favorecer la aparición del miedo a volar.
- Rasgos de personalidad: las personas que tienden al perfeccionismo, buscan el control o son especialmente sensibles a la ansiedad pueden tener mayor probabilidad de experimentar aerofobia.
- Exposición a información negativa: estar expuesto con frecuencia a noticias sobre accidentes aéreos o a películas que muestran vuelos peligrosos puede reforzar este miedo.
Las consecuencias funcionales de la aerofobia pueden ser importantes. Además de limitar la posibilidad de viajar, esta fobia puede influir en la vida profesional, dificultando la asistencia a reuniones o eventos internacionales, y en la vida personal, restringiendo oportunidades de ocio y el contacto con seres queridos que viven lejos. Cuando la evitación es persistente, pueden aparecer sentimientos de frustración, aislamiento y disminución de la autoestima.
Cómo superar el miedo a volar
Para el tratamiento de la fobia a volar, la psicoterapia puede ser muy útil. Un psicólogo puede analizar el miedo a volar junto con la persona, investigando sus síntomas y posibles causas, con el objetivo de reducir, mediante técnicas expositivas dirigidas, la asociación entre la situación de "volar" y la respuesta de ansiedad resultante.
En los casos en los que el malestar relacionado con el vuelo no es incapacitante ni demasiado intenso, técnicas de relajación pueden contrarrestar el miedo a volar:
- respiración diafragmática
- técnica de atención plena
- meditación.
Estas técnicas pueden llevarse a cabo de forma autónoma, o el propio psicólogo puede enseñárselas al paciente, para ofrecerle una herramienta más "inmediata" de gestión de la ansiedad.
Tratamientos psicológicos validados para la aerofobia
El abordaje de la aerofobia ha experimentado avances significativos en los últimos años, impulsados por la investigación clínica. La terapia cognitivo-conductual (TCC) cuenta con el mayor respaldo científico como tratamiento psicológico para las fobias específicas, incluida la aerofobia.
Además, investigaciones recientes han demostrado que el tratamiento grupal de una sola sesión (LG-OST) para la aerofobia puede producir una reducción sustancial del miedo a volar desde el pretratamiento hasta el postratamiento y que estos beneficios se mantienen estables a los 6 meses (Wannemueller et al., 2020).
La TCC integra diferentes estrategias:
- La exposición gradual, que invita a enfrentar de forma progresiva y segura las situaciones que generan temor, como observar imágenes de aviones, visitar un aeropuerto o simular un vuelo, hasta llegar a volar. Este proceso puede contribuir a disminuir la ansiedad relacionada con el vuelo y a transformar las creencias poco realistas sobre el peligro.
- La reestructuración cognitiva, que ayuda a identificar y cuestionar pensamientos catastróficos o poco ajustados sobre volar, para sustituirlos por interpretaciones más realistas y útiles.
- El entrenamiento en técnicas de relajación, como la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva y la atención plena (mindfulness), puede ser útil para gestionar los síntomas físicos de la ansiedad antes y durante el vuelo.
En algunas situaciones, la TCC puede complementarse con herramientas tecnológicas, como la realidad virtual, que facilita simular la experiencia de volar en un entorno seguro y controlado. En cualquier caso, el acompañamiento de un profesional, como un psicólogo o psicóloga con experiencia en fobias, resulta esencial para adaptar el tratamiento a cada persona y favorecer una recuperación sostenida.
Trucos para aliviar el miedo a volar
Asimismo, es posible adoptar algunas estrategias sencillas para mitigar la ansiedad y las preocupaciones relacionadas con los vuelos, como:
- Asistir a un curso para controlar el miedo a volar.
- Informarse sobre el vuelo y llegar al aeropuerto con tiempo para poder realizar las operaciones de facturación y seguridad sin prisas.
- Elegir el asiento en el avión y, si es posible, evitar los asientos de ventanilla que podrían provocar mareos o ansiedad adicional.
- Eliminar las bebidas estimulantes y vestirse cómodamente.
- Escuchar las instrucciones de seguridad y hablar con el personal de vuelo (la tripulación está preparada para diversas emergencias, como ataques de pánico).
- Hablar con otros pasajeros, leer o escuchar música para mantener la mente distraída.

Miedo a volar: otros remedios
Hay quienes buscan otro tipo de remedios para su fobia a volar. Por ejemplo, algunas personas confían en las flores de Bach, recurren al alcohol o medicamentos. Sin embargo, estas "estrategias", aunque permiten afrontar el viaje en el momento, no ayudan a superar y tratar el miedo a volar de una vez por todas, además de que algunas de ellas pueden acarrear consecuencias graves. Los medicamentos solo deben tomarse por indicación médica; es importante evitar la autoprescripción.
Medicamentos para la aerofobia
Para saber con seguridad qué tomar para controlar el miedo a volar, es fundamental consultar a un médico y seguir sus instrucciones. Mientras que algunos fármacos actúan sobre síntomas específicos, como en el caso de los remedios para el mareo y el malestar en el avión, otros son más útiles para controlar los ataques de pánico o la "ansiedad del avión".
En el ámbito clínico, el uso de psicofármacos como las benzodiacepinas y ciertos tipos de antidepresivos o ansiolíticos se asocia a la terapia psicológica en los casos en que la fobia a volar limita gravemente a la persona y es necesario apoyar la adquisición de estrategias de gestión de la ansiedad.
Si, antes de un viaje, nos encontramos pensando "sufro ansiedad cuando tengo que coger el avión", es recomendable ponerse en contacto con un médico o psicólogo. Como profesionales de la salud, podrán indicar los remedios más eficaces tanto a corto como a largo plazo, y ayudar a gestionar y superar la aerofobia.
Miedo a volar: experiencias y testimonios
Aunque los riesgos de que algo vaya mal durante un vuelo son limitados y las compañías dedican la máxima atención a la seguridad de los vuelos y sus pasajeros, algunas personas no consiguen superar esta fobia.
Si sientes curiosidad, puedes leer la historia de famosos como Ben Affleck o Sandra Bullock que tienen miedo a volar y los motivos que les llevaron a sufrir aviofobia.
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