Una de cal y otra de arena, dice el refrán. Aunque en la vida la proporción no sea tan par, lo que es seguro es que entre momentos de armonía, alegría y felicidad, los obstáculos, las adversidades y el dolor también se cruzarán en nuestro camino, y a veces sentiremos que nos hacen tambalear.
Cada experiencia, éxito, fracaso, momento especial y dificultad personal nos desafía, nos moldea y nos sirve para construir y reconstruir. No podemos evitar los momentos difíciles, pero sí podemos elegir cómo enfrentarlos, y de eso hablamos en este artículo: de la resiliencia, una aliada para superar las contrariedades y seguir adelante.
A lo largo del artículo, explicamos qué significa resiliencia, cuáles son las características de una persona resiliente, los beneficios de la resiliencia, algunos ejemplos de resiliencia y cómo se puede aprender a ser resiliente.
Qué es la resiliencia
La etimología y el origen de la palabra resiliencia nos conduce al latín, al verbo resilio, resilire, que significa saltar hacia atrás, rebotar, es decir, volver a la normalidad. El significado de la palabra resiliencia está muy relacionado con la física, donde se denomina así a la capacidad de los materiales para recuperar su estado inicial tras haber sido sometidos a altas presiones.
La resiliencia no es una cualidad exclusiva de algunas personas, sino una habilidad que muchas personas pueden desarrollar y fortalecer con el acompañamiento adecuado.
La resiliencia en psicología
La capacidad de resiliencia en psicología hace referencia a la habilidad del ser humano ante situaciones adversas y situaciones críticas para superarlas integrándolas de forma correcta. En este sentido, la resiliencia es una habilidad social que implica no solo la capacidad de adaptarse individualmente, sino también de interactuar de manera positiva con los demás, apoyándose en redes sociales y utilizando recursos comunitarios para afrontar y superar las dificultades (lo que también se conoce como coping o afrontamiento).
Originalmente, la definición de resiliencia en psicología se atribuye al psiquiatra británico Michel Rutter. Pero diferentes autores como Bowlby, Werner y Garmezy, entre otros, han aportado nuevas perspectivas a la definición de resiliencia. Así como Boris Cyrulnik, neuropsiquiatra que ha dedicado parte de su vida a estudiar cómo las personas pueden recomponerse después de un trauma, en especial de un trauma de la infancia, y la relación entre apego y resiliencia.
Con todo, mientras hay quienes superan las peores situaciones, otras personas quedan atrapadas en el dolor. Hay investigaciones que muestran que las personas responden de manera diversa ante la adversidad: mientras algunas logran mantener o incluso mejorar su salud psicológica gracias a la resiliencia, otras experimentan un deterioro mayor al esperado (Troy et al., 2023). Ser resiliente no es solo caerse y levantarse; resiliencia significa caerse y levantarse con fortaleza, con una transformación.
Significado de la resiliencia a través del kintsugi
El kintsugi, una técnica centenaria japonesa, también nos puede ayudar a entender mejor en qué consiste la resiliencia. Según esta técnica ancestral, cuando una pieza de cerámica se rompe, sus trozos se encajan y unen con un barniz espolvoreado de oro para volver a tener la pieza entera.
El ser humano, como la cerámica, también es frágil y vulnerable, y es la resiliencia la que, como el barniz dorado, nos ayuda a reconstruirnos. Sin embargo, esto no significa que haya que romantizar el dolor.
El kintsugi es una técnica que requiere paciencia; el secado del barniz es lento y determinante para garantizar la cohesión de las piezas. Del mismo modo, las personas también necesitaremos de tiempo, autocuidado y, a veces también ayuda, para recomponernos y sanar nuestras heridas.
Tipos de resiliencia
Aunque no existe una clasificación oficial de los tipos de resiliencia, existen investigaciones que hablan de 4 tipos de resiliencia:
- resiliencia psicológica (Fletcher & Sarkar, 2013),
- resiliencia emocional (Conway & McDonough, 2006),
- resiliencia física (Whitson et al., 2018),
- resiliencia comunitaria (Alzugaray et al., 2021).
En este artículo, no obstante, nos referimos indistintamente y de forma equivalente a los conceptos de resiliencia psicológica, emocional y comunitaria.

Diferencia entre resiliencia y resistencia
“No es la especie más fuerte la que sobrevive ni la más inteligente, sino la más receptiva al cambio”.
Esta frase de Leon Megginson que se basa en desarrollos de Charles Darwin nos da la clave para entender la diferencia entre ambos conceptos. La resistencia hace referencia a un aguante estoico y a una fortaleza, podríamos decir, pasiva, mientras que la resiliencia es la capacidad de asumir con flexibilidad las adversidades.
Cómo saber si soy resiliente: comportamientos resilientes
Puede que te preguntes: ¿realmente soy una persona resiliente? ¿Cómo saber si una persona es resiliente? Para responder a estas dudas, a continuación veremos cómo es una persona resiliente y qué características tiene:
- Busca o detecta las causas.
- Aprende de la adversidad en lugar de hundirse. Con ese propósito, hace los cambios necesarios para poder afrontar la situación.
- Ve los cambios como metas a superar en lugar de como problemas.
- Tiene capacidad de adaptación y flexibilidad.
- No se centra ni entra en el bucle de pensamientos de “¿por qué?, ¿por qué a mí?, ¡qué injusto!”, sino que se enfoca en el cómo, en la manera de hacer frente a la situación.
- Tiene una visión realista.
- Tiene inteligencia emocional y empatía.
- Posee un buen nivel de autoestima y de autoconocimiento.
- Regulación emocional y gestión del estrés.
- Red de apoyo social.
Ejemplos de resiliencia
A veces, cuando pensamos en un ejemplo de personas resilientes nos pueden venir a la cabeza casos heroicos como el de Nelson Mandela, el de Stephen Hawking o el de millones de personas anónimas como son los refugiados. Sin embargo, ejemplos de resiliencia en la vida cotidiana también podemos encontrar muchos:
- La resiliencia en el trabajo es fundamental, pero ¿y afrontar un despido laboral a los 50 años con el serio problema de edadismo que existe en nuestro mercado de trabajo? Desde luego que requiere de una actitud resiliente.
- Enfrentarse a una enfermedad grave con un tratamiento duro es una situación donde adversidad y superación van de la mano, por lo que es un buen ejemplo de resiliencia.
- La vida nos da, pero también nos quita, y las etapas del duelo de un ser querido requieren de una alta capacidad de resiliencia.
- Superar una crisis de pareja o un divorcio también son momentos que exigen una conducta resiliente. Incluso sobreponerse a un amor no correspondido puede ser posible gracias al poder de la resiliencia.
La resiliencia y su relación con otros conceptos
Cuando hablamos de resiliencia en personas aparecen otros conceptos que a veces se usan como sinónimos y en otras ocasiones se entrelazan. Veamos los más comunes:
- Empatía y resiliencia, como ya hemos visto, van de la mano y es que la empatía es una de las características de la resiliencia. Desarrollar la capacidad de comprender las emociones del resto y empatizar con ellos es una habilidad que forma parte de nuestra resiliencia personal, y nos ayuda a construir y mantener relaciones sólidas y una red de apoyo social.
- Adaptabilidad y resiliencia son dos conceptos que también están estrechamente relacionados y se complementan entre sí. La adaptabilidad nos permite aprender nuevas habilidades, adquirir nuevos conocimientos y adecuar nuestra forma de pensar y actuar para hacer frente a las situaciones cambiantes. Por lo tanto, adaptación y resiliencia son conceptos que van unidos, ya que permiten evolucionar activamente y encontrar formas sostenibles de afrontar desafíos.
- Apego y resiliencia pueden ir de la mano en el sentido de que el apego, especialmente en la infancia, juega un papel importante en el desarrollo de la resiliencia. Un apego seguro, caracterizado por relaciones estables y afectuosas con los cuidadores, proporciona una base sólida desde la cual los individuos pueden tener un comportamiento resiliente, con mayores recursos emocionales y sociales.
- La relación entre la asertividad y la resiliencia radica en que ambas son habilidades sociales que nos ayudan a enfrentar y superar situaciones difíciles. La asertividad nos permite expresar nuestras necesidades, pensamientos, emociones y defender nuestros derechos y los de los demás de manera adecuada. Implica comunicar con firmeza, poner límites y gestionar conflictos sin agresividad.
- La autoestima y la resiliencia se refuerzan mutuamente, ya que una buena autoestima nos hace creer y confiar en nuestras capacidades para salir hacia delante ante los desafíos, y esto puede fortalecer la resiliencia. Al mismo tiempo, ser resilientes y ver cómo hemos podido superar obstáculos y adaptarnos a las dificultades hace que se refuerce nuestra autoestima.
- Empoderamiento y resiliencia son dos conceptos relacionados, ya que el empoderamiento hace referencia a esa sensación de control sobre la propia vida, lo cual se manifiesta en una actitud más proactiva a la hora de buscar soluciones, y a su vez, contribuye a potenciar la resiliencia. Ambas son dos fuerzas transformadoras para la superación personal y colectiva.
- Optimismo y resiliencia. El optimismo, entendido como la propensión para ver y juzgar las cosas desde su aspecto más favorable, es un factor que aumenta la capacidad de buscar estrategias de superación de manera proactiva; por lo tanto, es un elemento positivo frente a situaciones dolorosas.
- Perseverancia y resiliencia: La perseverancia es una cualidad fundamental en la resiliencia. Las personas resilientes no se rinden fácilmente; mantienen el enfoque en sus metas y persisten a pesar de los obstáculos. Esta tenacidad les permite superar las dificultades y continuar avanzando, lo que refuerza su capacidad de recuperación y adaptación.
- Ansiedad y resiliencia. La resiliencia puede ser una herramienta potente para manejar la ansiedad, ya que nos ayuda a enfrentar y superar situaciones estresantes con mayor confianza y calma. Desarrollar resiliencia permite a las personas reinterpretar las experiencias estresantes como oportunidades de crecimiento, reduciendo así el impacto negativo de la ansiedad.

Cómo trabajar la resiliencia
La resiliencia se aprende y se desarrolla a lo largo de la vida, de hecho, debería entrenarse desde la infancia. De todas formas, si ese no ha sido tu caso, no pasa nada, hay actividades para fomentar la resiliencia. Veamos cómo aprender a ser resiliente:
- No te olvides de que la vida está hecha de luces y sombras. Hay que entender que el dolor forma parte de la vida y que nadie está exento.
- Acepta que el cambio también es parte de la vida. A veces, habrá acontecimientos que te desviarán del camino por el que ibas y tendrás que cambiar la perspectiva.
- Recuerda qué habilidades y estrategias usaste en el pasado y te ayudaron en los momentos más complicados. De esta forma puedes identificar tus patrones de comportamiento y que todo te resulte más llevadero.
- No te aísles, busca apoyo en tu entorno y soporte emocional. Cuando una persona no se siente bien, tiende a buscar la soledad y es mucho más saludable buscar una red de apoyo.
- Establece objetivos realistas y alcanzables: trabajar hacia ellos fortalece la sensación de logro y autoeficacia.
- Cultiva una actitud de gratitud y autocompasión. Mantener un diario de gratitud te puede ayudar a enfocarte en los aspectos positivos de tu vida, y promueve una perspectiva más optimista y resiliente.
Ser resiliente no solo te ayuda a superar adversidades, sino que también mejora tu bienestar general. Entre los beneficios de ser resiliente podemos mencionar, entre otros:
- una mayor capacidad para manejar el estrés,
- una mejor salud mental y emocional,
- una actitud más positiva frente a los desafíos.
Asimismo, las personas resilientes suelen tener relaciones más fuertes y una mayor satisfacción con la vida.
Por otra parte, si deseas entrenar la resiliencia y no tienes claro cómo hacerlo, recuerda que no tienes por qué hacerlo solo/a. Consultar a un psicólogo no solo es para quienes padecen trastornos mentales, sino que también sirve para adquirir herramientas y trabajar en tu crecimiento personal. Un psicólogo o una psicóloga puede ayudarte a mejorar tu capacidad para hacer frente a las adversidades con actividades para mejorar la resiliencia, así como a gestionar mejor los conflictos y vivir una vida más acorde con tus motivaciones y valores.
Consejos prácticos para fortalecer la resiliencia psicológica
Desarrollar la resiliencia psicológica suele ser un proceso gradual que implica tiempo, autoconocimiento y práctica. Algunos consejos prácticos que pueden ayudar a fortalecerla son:
- Fomentar relaciones de apoyo: mantener vínculos cercanos con familiares, amistades o grupos de apoyo ofrece una red emocional que puede ayudarte a afrontar momentos difíciles.
- Reconocer que el cambio forma parte de la vida: entender que las circunstancias pueden cambiar y aprender a adaptarse resulta fundamental para desarrollar resiliencia.
- Establecer metas realistas: dividir los desafíos en objetivos pequeños y alcanzables facilita avanzar poco a poco y celebrar cada logro.
- Cuidar tu bienestar físico y emocional: dormir bien, mantener una alimentación equilibrada y realizar actividad física contribuyen a gestionar el estrés y a fortalecer tu salud mental.
- Desarrollar una visión positiva de ti mismo: identificar tus fortalezas y confiar en tus capacidades puede aumentar la confianza para afrontar obstáculos.
- Practicar la autorreflexión y la autocompasión: dedica tiempo a reconocer tus emociones, validar lo que sientes y tratarte con amabilidad en los momentos complejos.
- Buscar el sentido y el aprendizaje en la adversidad: preguntarte qué puedes aprender de cada experiencia difícil puede ayudarte a transformar el malestar en crecimiento personal.
Aplicar estas estrategias de manera constante puede ayudarte a fortalecer tu resiliencia psicológica y a afrontar los retos de la vida con mayor equilibrio y confianza.
Cómo aumentar la resiliencia: la casita de Vanistendael y el programa de resiliencia PENN
Existen también diferentes modelos que abordan cómo se trabaja la resiliencia. Uno de los más populares es el de la casita de la resiliencia de Vanistendael: cada parte de la casa hace referencia a un campo de intervención posible para construir resiliencia o mantenerla. Por ejemplo:
- El suelo representa las necesidades básicas ( alimentación, sueño, ropa, vivienda) que deben estar cubiertas.
- Los cimientos son las redes de apoyo y vínculos afectivos, tanto familiares como sociales. La confianza, el apego seguro y el apoyo social son fundamentales para la construcción de la resiliencia.
- En la primera planta, la capacidad para buscarle sentido a la vida, lo que implica también lograr un crecimiento personal a partir de las dificultades.
- En la segunda planta, hay varias habitaciones: la autoestima, las aptitudes personales y sociales, la capacidad para relativizar las experiencias y el humor.
- En la buhardilla, hay una habitación para las nuevas experiencias que llegarán.
- Los muebles, simbolizan los recursos personales propios de cada uno, aquello que aporta diferencia y valor individual a la resiliencia.
El programa de resiliencia PENN tiene el objetivo de educar en la resiliencia para aumentar la capacidad de enfrentarse a las situaciones incómodas de la vida diaria. Se trata de identificar las fortalezas de la persona, encontrar el sentido de la vida y la finalidad, así como desarrollar las emociones positivas, entre otras cosas.
Algunos de los ejercicios para trabajar la resiliencia que se llevan a cabo durante las sesiones consisten en escribir cada día las cosas buenas que han ocurrido y preguntarse por qué es significativo, y qué está en mi mano para que puedan repetirse cosas similares.

Libros para desarrollar tu resiliencia y superar la adversidad
Por último, si estás emprendiendo tu camino a la resiliencia, también existen algunas lecturas que pueden resultar útiles e interesantes, como:
- La Resiliencia. Vivir feliz a pesar de… de Sylvie Rousseau. La autora explica las características familiares, ambientales e individuales que hacen fomentar la resiliencia y su estimulación. Se trata de un libro que ofrece estrategias para sobreponerse a circunstancias inesperadas.
- Los patitos feos de Boris Cyrulnik. El autor expone cómo una persona que ha vivido situaciones de fuerte impacto personal durante la infancia no está condenada a repetirlos y puede evitar reproducir dichos comportamientos. En el libro se plantean casos de resiliencia con personas famosas que vencieron una experiencia traumática.
- Resiliencia o la adversidad como oportunidad de Rosario Linares. Un libro que plantea, a modo de guía, consejos que permiten entender el concepto de resiliencia y llevarlo a la práctica. Si buscas cómo ser resiliente en la vida, sin duda esta lectura te será de utilidad.
- El murmullo de los fantasmas: volver a la vida después del trauma de Boris Cyrulnik. Si buscas información sobre resiliencia para adolescentes, este libro trata sobre este tema concreto y permite entender cómo afecta esta etapa a la persona y cómo trabajar la resiliencia.
- Superar la adversidad: el poder de la resiliencia de Luis Rojas Marcos. En este libro, el autor explora las claves para desarrollar una actitud de resiliencia frente a las adversidades de la vida, con un enfoque práctico y accesible.
Resiliencia psicológica y salud mental: un factor de protección
La resiliencia psicológica cumple un papel esencial en el cuidado de la salud mental. Las personas que desarrollan mayor resiliencia suelen afrontar de manera más adaptativa situaciones de estrés, pérdidas o cambios inesperados. Esto puede disminuir la probabilidad de experimentar dificultades como la depresión o la ansiedad.
De acuerdo con la American Psychological Association (APA), la resiliencia no implica evitar el malestar o el sufrimiento, sino la capacidad de adaptarse y recuperarse después de atravesar experiencias difíciles. Esta habilidad favorece que el impacto emocional de los eventos adversos sea menor y facilita una recuperación más saludable y rápida.
Diversos estudios señalan que la resiliencia psicológica funciona como un factor de protección frente a desafíos en la salud mental. Por ejemplo, las personas con altos niveles de resiliencia manifiestan menos síntomas relacionados con la depresión y la ansiedad después de situaciones estresantes (Hu, Zhang & Wang, 2015).
Además, la resiliencia puede favorecer una percepción positiva de la autoeficacia y la capacidad de buscar apoyo social, dos aspectos fundamentales para el bienestar psicológico. Por este motivo, fortalecer la resiliencia no solo ayuda a afrontar momentos difíciles, sino que también contribuye a mejorar la calidad de vida y aumentar la satisfacción personal.
¿Cuándo es recomendable buscar ayuda profesional para fortalecer la resiliencia?
Aunque la resiliencia psicológica puede desarrollarse a lo largo de la vida, hay momentos en los que el apoyo profesional puede ser especialmente importante. Si notas que las dificultades parecen sobrepasarte, que el malestar emocional se mantiene o que recuperar el equilibrio después de una adversidad se vuelve complicado, contar con la orientación de una persona profesional de la salud mental puede aportar un gran apoyo.
La terapia psicológica brinda un espacio seguro donde puedes explorar tus emociones, identificar patrones de pensamiento y comportamiento que pueden dificultar la recuperación, y aprender herramientas concretas para fortalecer la resiliencia. Además, el acompañamiento profesional puede ayudarte a reconocer recursos internos que quizás no habías notado y a desarrollar nuevas estrategias de afrontamiento adaptadas a tu situación personal.
Recuerda que pedir ayuda no significa debilidad, sino que representa un paso valiente hacia el autocuidado y el crecimiento personal. La resiliencia no consiste en afrontar todo en soledad, sino en saber cuándo apoyarse en otras personas y buscar los recursos necesarios para avanzar.
Si deseas encontrar nuevas formas de afrontar los desafíos, gestionar tus emociones o descubrir tus propios recursos para avanzar, la terapia psicológica puede ofrecerte el apoyo que buscas. Si deseas trabajar en tu desarrollo personal pero no tienes claro por dónde empezar, en Unobravo, te ayudamos a encontrar tu psicólogo o psicóloga online.




