Las personas LGBTQIA+ corren un mayor riesgo de desarrollar malestar psicológico precisamente por su pertenencia a grupos sexuales minoritarios. ¿La razón? Los prejuicios y discriminaciones culturalmente arraigados en nuestra sociedad que afectan negativamente a su calidad de vida y pueden provocar minority stress.
El minority stress o estrés de minorías es un fenómeno que afecta a las minorías —sexuales, religiosas, lingüísticas o étnicas— y presenta algunas similitudes con el trastorno de estrés postraumático.
En este artículo, profundizamos en qué consiste el estrés de las minorías de género, es decir, el fenómeno que sufren las personas LGBTQIA+; algunos fenómenos discriminatorios perpetrados contra la comunidad LGBTQIA+, la minority stress theory y por qué es importante hablar de ella.
LGBTQIA+: significado del acrónimo
El acrónimo LGBTQIA+ engloba toda la diversidad de orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género que existen a día de hoy, y como el colectivo sigue en crecimiento se le añade el +. Estas siglas designan al colectivo compuesto por lesbianas, gays, transgéneros, transexuales, bisexuales, intersexuales, queer, asexual y el resto de identidades y orientaciones incluidas, como decíamos, en el +.
Desde el inicio de las reivindicaciones, la palabra LGTB ha estado en evolución y se han añadido nuevas letras para dar cabida a más colectivos y orientaciones sexuales. Se pasó de LGTB a LGTBI y de forma más reciente fueron añadidas la Q y el +. Aunque también es posible encontrar el acrónimo LGBTQIAPK (las iniciales de los grupos de minorías sexuales lesbiana, gay, bisexual, transexual, queer, intersexual, asexual, pansexual y kink).
El informe Society at glance de la OCDE de 2019 incluyó un capítulo sobre las minorías de género y sexuales en el que se estima que, en los 14 países tenidos en cuenta, aproximadamente el 2,7 % de la población adulta se identifica como LGB. Aunque este porcentaje es significativo y relevante dentro de nuestro escenario social, todavía hay muchas personas que están desinformadas al respecto.
Esto es especialmente relevante, ya que el desconocimiento está en la base de comportamientos y actitudes discriminatorias hacia este sector de la población. Las consecuencias pueden minar la salud mental individual, lo que predispone a la posible aparición de malestar psicológico y síntomas psicofísicos.

El fenómeno de la homo-lesbo-bi-trans-fobia
La discriminación y los actos violentos perpetrados contra las personas LGBTQIA+ son el resultado de un sistema de creencias basado en el odio. Este fenómeno se denomina homo-lesbo-bi-trans-fobia.
El término homofobia se uiliza ampliamente para describir la hostilidad hacia quienes se sienten atraídos por personas de su mismo sexo. Del mismo modo, la lesbofobia, la bifobia y la transfobia se refieren a la aversión hacia lesbianas, bisexuales y transexuales.
El minority stress y la psicología social están estrechamente relacionados porque el constructo se basa en fenómenos sociales como las ideas erróneas y los comportamientos discriminatorios, a veces violentos, hacia quienes se perciben como "diferentes de uno mismo". Estos fenómenos surgen y se extienden a nivel cultural y no siempre son el resultado de actitudes conscientes: nadie nace siendo homo-lesbo-bi-trans-fóbico.
LGBTQIA+: violencia abierta y encubierta
Mientras que en el pasado se discriminaba abiertamente a las personas LGBTQIA+, en la actualidad la hostilidad tiende a adoptar formas más sutiles. Por un lado, la violencia explícita (definida como abierta) se lleva a cabo mediante acciones agresivas físicas o verbales directas. Estas son más frecuentes en entornos sociales y laborales, pero también se dan en contextos educativos y sanitarios.
Este tipo de discriminación aumenta cuando la persona declara abiertamente su pertenencia a un grupo minoritario. En particular, son las personas T (trans), en comparación con las LGB, las que están más expuestas a comportamientos discriminatorios.
Por otro lado, la violencia menos visible (denominada encubierta) adopta la forma de microagresiones —frases y gestos dirigidos a herir a la otra persona—, por ejemplo:
- Microinsultos: comentarios que humillan y estereotipan la identidad del individuo en relación con el grupo social.
- Microinvalidaciones: aquellos mensajes que niegan o excluyen las emociones y pensamientos de la persona con respecto a una situación de opresión.
Las microagresiones se producen con mucha frecuencia porque no las comete tanto el individuo, sino diversos niveles de la sociedad, ya que se basan en prejuicios y estereotipos arraigados culturalmente.
La exposición crónica a estas fuentes de estrés se correlaciona con una condición de mayor malestar y conflicto con respecto a la propia identidad, que se ve constantemente cuestionada por el entorno externo. El complejo de inferioridad y la vergüenza son los sentimientos más comúnmente asociados a esta condición.
El minority stress model
Para dar una definición del minority stress, recurrimos a un estudio sobre el estado de salud de la población de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (Institute of Medicine of the National Academies, 2011).
El minority stress model llama la atención sobre el estrés crónico que pueden experimentar las minorías sexuales y de género como consecuencia de la estigmatización que sufren. Para la investigación, el equipo empareja el modelo del estrés de minorías aplicado a la población LGBTQIA+ con otras tres perspectivas conceptuales:
- La perspectiva del curso vital, es decir, cómo influye cada acontecimiento de cada etapa vital y en las proyecciones de vida a futuro.
- La perspectiva de la interseccionalidad, que tiene en cuenta las múltiples formas de discriminación y estrés relacionados con diferentes dimensiones de la identidad y cómo actúan conjuntamente.
- La perspectiva de la ecología social, que hace hincapié en cómo los individuos están condicionados por diferentes esferas de influencia, como la familia o la comunidad.
Minority stress theory
¿Quién trabajó en el desarrollo de la minority stress theory? Las etapas del estrés teorizadas por H. Selye fueron probablemente un punto de partida común para los dos estudiosos más conocidos que se han ocupado del tema estrés de minorías: Virginia Brooks e Ilan H. Meyer. Este último desarrolló la minority stress theory para explicar el menor nivel de salud percibido entre la población LGBTQIA+:
"el estigma, los prejuicios y la discriminación crean un entorno social hostil y estresante que provoca problemas de salud mental".
Según el minority stress model de Meyer, las personas LGBTQIA+ se enfrentan a una mayor cantidad de estrés que el resto porque, además de las fuentes comunes de estrés, experimentan estrés por la discriminación cultural. El estrés se produce en dos niveles:
- Cultural: generado por los prejuicios y los comportamientos discriminatorios perpetrados por el contexto social. Se trata de un estrés objetivamente presente que se sitúa en el trasfondo de la vida de una persona y sobre el que ésta no tiene ningún control.
- Subjetivo: la cantidad de estrés percibida por el individuo y vinculada a su experiencia personal. Es el resultado del estigma percibido y de los sucesos de discriminación de los que uno ha sido víctima.
Por lo tanto, el estrés de minorías puede tener diferentes manifestaciones que se producen en varios niveles, como por ejemplo:
- las experiencias de violencia sufridas,
- el estigma percibido,
- la homofobia interiorizada,
- la victimización,
- la ocultación de la propia orientación sexual.

Minority stress scale, ¿es posible medir la magnitud del minority stress?
Una visión interesante sobre la medición de la magnitud del estrés de minorías la proporciona el estudio de la Directora del Center for LGBTQ Evidence-Based Applied Research (Balsam et al., 2013), en el que afirma que:
"En suma, existen medidas que abordan tipos particulares de estrés LGBT o múltiples componentes del estrés de las minorías LGBT, pero no necesariamente en las muestras diversas en identidad sexual, identidad de género y raza / etnia. Además, muchas medidas no incluyen la evaluación de la angustia subjetiva asociada a la experiencia de los factores estresantes. Dadas estas limitaciones, se justifica el desarrollo de un instrumento más completo".
K. Balsam y su grupo de investigación desarrollaron y validaron, dentro del proyecto “Rainbow”, una escala para medir el minority stress que se creó precisamente con el objetivo de superar estas limitaciones: el Daily Heterosexist Experiences Questionnaire.
Estresores distales y proximales en el estrés de minorías
El modelo de minority stress diferencia entre estresores distales y estresores proximales, dos aspectos clave para comprender cómo puede surgir y mantenerse el malestar psicológico en personas LGBTQIA+.
- Estresores distales: son factores externos y observables, como la discriminación, el rechazo social, la violencia o las microagresiones. Estos eventos ocurren en el entorno y afectan a la persona, independientemente de su percepción. Por ejemplo, recibir insultos homofóbicos o experimentar exclusión laboral debido a la orientación sexual.
- Estresores proximales: son procesos internos y personales que pueden aparecer como respuesta a los estresores distales. Incluyen la internalización del estigma (cuando la persona adopta los prejuicios sociales como propios), la expectativa de rechazo (anticipar discriminación o rechazo en diferentes situaciones) y el ocultamiento de la identidad (esconder la orientación sexual o la identidad de género para evitar posibles consecuencias negativas).
Según el psicólogo y profesor en la Universidad de Columbia Ilan H. Meyer, estos estresores proximales pueden, en algunas situaciones, afectar la salud mental de manera más profunda que los distales, ya que pueden mantener un estado de alerta constante y dificultar la autoaceptación.
Las posibles consecuencias del minority stress
Las personas LGBTQIA+, como hemos visto, son más propensas a la aparición de malestar psicológico porque experimentan, además de la cantidad habitual de estrés diario, el derivado de su pertenencia a grupos minoritarios.
Tales acontecimientos estresantes pueden predisponer a las personas a desarrollar la expectativa de que tales situaciones volverán a producirse en el futuro. Por este motivo, el estrés subjetivo induce una actitud de hipervigilancia para reconocer posibles signos de homo-lesbo-bi-trans-fobia dentro del contexto. Lo cual suele traducirse en:
- una ansiedad constante,
- comportamientos para verificar la intención de los demás,
- la elección de revelar la propia identidad sexual solo en determinados contextos y a determinadas personas.
Además, la vigilancia constante ante amenazas, provocada por la falta de seguridad social, afecta negativamente el funcionamiento cognitivo, emocional e inmunológico a largo plazo, incluso cuando la exposición directa al estrés de minorías es baja (Diamond & Alley, 2022).
También es importante destacar que el estrés crónico derivado de la discriminación y la marginalización puede llevar a comportamientos y condiciones que afectan la salud mental y física de las personas LGBTQIA+, por ejemplo:
- La hipersexualidad, el comportamiento sexual compulsivo, puede surgir como mecanismo de afrontamiento o como resultado de la internalización del estigma y la discriminación.
- La homofobia interiorizada, ya que las personas tienden a hacer suyas las expectativas homo-lesbo-bi-trans-fóbicas de la sociedad, asimilando los prejuicios y las expectativas de rechazo hacia sí mismas.
Asimismo, el estrés de minorías se ha identificado como un predictor importante de los trastornos alimentarios, lo que incrementa el riesgo para la salud de las personas pertenecientes a minorías sexuales y de género (Santoniccolo & Rollè, 2024).
Esto afecta negativamente a la autoestima y al estado de ánimo, generando sentimientos de inferioridad y autodesprecio, además de activar un proceso de identificación con esos mismos estereotipos de género.
El marco de mediación psicológica (también investigado por el psicólogo y profesor de ciencias sociales de Harvard M.L. Hatzenbuehler en su estudio sobre el minority stress de 2009), por su parte, examina los procesos psicológicos intra e interpersonales a través de los cuales el estrés relacionado con el estigma conduce a la psicopatología.
En concreto, hablando de estrés de minorías y de personas transexuales, varios estudios (Schulman & Erickson-Schroth, 2019) demuestran que las personas transexuales corren un mayor riesgo de sufrir trastornos psicológicos como adicciones, depresión, trastornos de ansiedad y distorsión de su imagen corporal debido en parte al minority stress. La discriminación por motivos de género también conlleva un mayor riesgo de suicidio para las personas transgénero.
Minority stress model: algunos aspectos positivos
El minority stress model también hace hincapié en los recursos a los que pueden recurrir las personas LGBTQIA+ para salvaguardar su bienestar psicológico. De hecho, es bien sabido que pertenecer a un grupo minoritario proporciona acceso a sentimientos de solidaridad y cohesión que pueden reducir los efectos negativos del estrés percibido.
Hay dos factores de protección principales que contrarrestan el impacto del estrés de minorías:
- El apoyo familiar y social, es decir, la aceptación y el apoyo de amigos y parientes, así como la percepción de respeto dentro de la sociedad.
- La resiliencia individual, dada por el conjunto de características individuales (especialmente el temperamento y las estrategias de afrontamiento) que hacen que una persona sea capaz de hacer frente a las dificultades de la vida.
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Minority stress y psicología: ¿qué intervenciones?
Las personas LGBTQIA+, especialmente las T, a veces se enfrentan a obstáculos incluso en el ámbito clínico para el tratamiento del minority stress, ya que los prejuicios y estereotipos sobre los grupos minoritarios pueden estar inconscientemente extendidos incluso entre los profesionales sanitarios.
Esto a menudo interfiere en el acceso a la atención y reduce su calidad, debido a la patologización en el pasado de las identidades sexuales no heteronormativas y a la falta de formación específica sobre cuestiones LGBT. Un ejemplo de ello son los datos facilitados por Lambda Legal (2014) sobre la discriminación sanitaria que sufren las personas LGBTQIA+:
"[...] denegación de la atención necesaria; trabajadores sanitarios que se niegan a tocar a los pacientes o utilizan precauciones excesivas; trabajadores sanitarios que utilizan un lenguaje duro o abusivo; ser culpado por el propio estado de salud; o trabajadores sanitarios que son físicamente abusivos".
Según los resultados, casi el 56 % de los encuestados lesbianas, gays o bisexuales (LGB) han sufrido al menos uno de estos tipos de discriminación; el 70 % de los encuestados transgénero y de género no conforme han sufrido uno o más de estos tipos de discriminación; y casi el 63 % de los encuestados seropositivos han sufrido uno o más de estos tipos de discriminación en la atención sanitaria.
Es crucial que las intervenciones psicológicas a personas LGBTQIA+ sean llevadas a cabo por profesionales expertos en la materia, como psicólogos y psicólogas con experiencia en temas LGBTQIA+, con el fin de proporcionar un apoyo adecuado y específico que satisfaga las necesidades de este segmento de la población.
En la terapia se valida la identidad individual trabajando la toma de conciencia del malestar y la construcción de estrategias útiles para gestionarlo. Todo ello desde una perspectiva GSRD (gender, sexual and relationship diversity therapy), en la que el entorno terapéutico, libre de microagresiones, permite la autoexploración y la reducción del malestar percibido.
Mecanismos psicológicos y estrategias de afrontamiento
El minority stress puede influir en la salud mental a través de diferentes mecanismos psicológicos identificados en investigaciones recientes. Entre los más destacados se encuentran:
- Internalización del estigma: cuando la persona integra los prejuicios sociales y los dirige hacia sí misma, lo que puede favorecer sentimientos de culpa, vergüenza y una menor autoestima.
- Expectativa de rechazo: la anticipación frecuente de ser discriminada o rechazada puede generar hipervigilancia y favorecer el aislamiento social.
- Ocultamiento de la identidad: adoptar estrategias para no compartir la orientación sexual o identidad de género puede contribuir a un estrés persistente y dificultar las relaciones interpersonales.
Frente a estos mecanismos, la literatura científica señala la importancia de desarrollar estrategias de afrontamiento centradas en la resiliencia, el apoyo social y la autoaceptación. Además, la atención plena (mindfulness) y la autocompasión han demostrado ser factores protectores en la etapa inicial del modelo, especialmente al disminuir el impacto de la discriminación heterosexista sobre la homonegatividad internalizada (Sun et al., 2024).
Asimismo, la terapia afirmativa y el acompañamiento psicológico especializado pueden acompañar a las personas LGBTQIA+ en la identificación y el abordaje de pensamientos internalizados, promoviendo el bienestar emocional y favoreciendo una identidad positiva.
El estrés de minorías puede influir de manera significativa en la salud mental y en la calidad de vida, y es comprensible que a veces resulte difícil afrontarlo sin apoyo. En Unobravo, encontrarás psicólogos y psicólogas con experiencia en el acompañamiento a personas LGBTQIA+, desde una perspectiva inclusiva, respetuosa y sin juicios.
Si experimentas el impacto de la discriminación, la ansiedad o el malestar, buscar ayuda puede ser una muestra de valentía y autocuidado. Puedes dar el primer paso iniciando nuestro cuestionario para encontrar tu psicólogo online.




