Ansiedad y trastornos de ansiedad

La definición de ansiedad del DSM-5 es la de “respuesta anticipatoria a una amenaza futura”. Esta respuesta constituye un estado de alerta natural que desencadena sentimientos de miedo, inquietud y preocupación excesiva en la persona que la produce.

Cuando este tipo de tensión no desaparece sino que se repite con frecuencia, la sensación de ansiedad deja de ser una respuesta eficaz para el organismo y se transforma en un trastorno psicosomático conocido como trastorno de ansiedad.

¿Qué síntomas tiene la ansiedad? La forma patológica de la ansiedad, en psicología, se caracteriza por tener síntomas físicos, psicológicos, cognitivos y conductuales.

Algunos de los síntomas físicos de la ansiedad más comunes son: sudoración, palpitaciones, temblores, dificultad al respirar (falta de aire), náuseas y problemas gastrointestinales.

Es muy frecuente tener síntomas de ansiedad en el estómago y en la garganta (tos psicógena), el aparato digestivo es, junto al sistema neurológico, uno de los más afectados por la sintomatología ansiosa.

Los dolores musculares por ansiedad y el hormigueo en manos y pies también son signos de ansiedad característicos. Taquicardias, dolor en el pecho y problemas cardiovasculares son típicos de los cuadros más graves.

Los síntomas psicológicos y conductuales de la ansiedad son más característicos del trastorno y varían su intensidad de persona a persona: preocupación excesiva, pánico, miedo a perder el control, inquietud, desasosiego, y conductas de evitación.

La pérdida de memoria y otros síntomas neurológicos como la dificultad de concentración, el insomnio o la desrealización, pueden aparecer también en asociación a los síntomas físicos y psicológicos.

Para poder evaluar la presencia de sintomatología es recomendable realizar un test para la ansiedad bajo supervisión de un profesional de la salud mental.

La causa de la ansiedad es multifactorial. Los trastornos ansiosos pueden tener causas de tipo biológico (enfermedades subyacentes), químico, genético o social. No se puede hablar de qué causa la ansiedad sin tener en cuenta los factores contextuales y el grado de tolerancia al estrés de cada persona. 

De hecho, la diferencia entre angustia y ansiedad radica en el tipo de evento que desencadena la emoción. En la primera, el estado angustioso es provocado por un acontecimiento incierto acompañado de otros sentimientos como la tristeza y la frustración, siendo esta más breve y específica que la segunda.

Lo que provoca la ansiedad, en cambio, es algo que sí conocemos y por lo que reaccionamos entrando en un estado de alerta transitorio. Esta amenaza puede ser inminente y real (ansiedad normal o adaptativa) o futura y poco realista (ansiedad severa o trastorno de ansiedad).

Los tipos de trastornos de ansiedad más comunes son:

• Trastorno de ansiedad social (fobia social): En este trastorno lo que provoca la ansiedad grave y el miedo intenso es la exposición social. La persona que lo padece, evita las situaciones sociales, como las reuniones u otros momentos de interacción, en las que pueda estar expuesta al juicio o examen de los demás.  
• Mutismo selectivo o ante ciertas situaciones específicas en las que existe expectativa de habla (p.ej. en la escuela o en ambientes de trabajo).
• Fobia específica: tipos de fobias  que se definen como el miedo extremo e irracional a objetos o situaciones bien determinadas que provocan ansiedad inmediata y persistente. Son fobias específicas: el miedo a las alturas, la aerofobia, el miedo hacia algunos animales como la aracnofobia, etc.
• Trastorno de ansiedad por separación.
• Trastorno de angustia: ataques de pánico que se producen de forma imprevista  y repetitiva.
• Agorafobia o miedo a los espacios abiertos.
• Trastorno de ansiedad inducido por sustancias o medicamentos.‍
• Trastorno de ansiedad generalizada (ansiedad extrema): la ansiedad y el miedo son extremos y generalizados, las situaciones que desencadenan los síntomas son múltiples e interfieren de forma grave en la vida de la persona. El individuo pasa la mayor parte de su tiempo en un estado de preocupación excesiva (anticipación aprensiva).

Hay diferentes remedios contra la ansiedad. Algunos de ellos se basan en el aprendizaje de técnicas de relajación, como el mindfulness o la meditación. Estos ejercicios, si bien pueden ser útiles para lidiar con las formas más leves del trastorno, pueden no ser suficientes cuando los efectos de la ansiedad se hacen más graves y abrumadores.

La psicoterapia para la ansiedad cuenta con técnicas psicológicas específicas para aliviar el estado de ansiedad recurrente y su tratamiento profesional. El psicoterapeuta te ayudará a comprender por qué te sientes de esa manera, qué puedes hacer y cómo calmar la ansiedad. 

La terapia cognitivo-conductual es una de las terapias más indicadas para la ansiedad. Este conjunto de técnicas e intervenciones se basan en la toma de conciencia y modificación de los pensamientos y comportamientos que contribuyen a la ansiedad para sustituirlos por otros más saludables/positivos con los que afrontar la realidad.